El autor del libro analiza los estereotipos existentes sobre la masculinidad y esboza los cambios de mentalidad que se aprecian en el hombre de hoy; uno de los más importantes, a su juicio, es el deseo de la vida familiar y de los espacios de ocio. En su opinión, hay rasgos de masculinidad muy apreciados por la mujer, como el valor, el espíritu de lucha y la superación ante el fracaso, que pueden inclinar al hombre a ocultar su ansiedad, debilidad o temor. El hombre, dice el autor, siente la soledad, necesita afecto, teme al fracaso, le cuesta pedir ayuda. Hoy día esto está cambiando. Se describe una tipología de patologías de la afectividad, sin duda, extraídas de su consulta. Trata también de la importancia que tiene la presencia educadora del padre para la correcta identidad sexual de los hijos. Anima a los padres a disfrutar de sus hijos y de la vida familiar. Reafirma que el hombre está hecho para amar. Sin embargo, el apartado dedicado a la sexualidad está escrito en un tono vulgar. Aunque algunas ideas son positivas, están sólo esbozadas superficialmente, lo que rebaja su posible utilidad.
|