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La lucha de Chen Guangcheng: Contra los abortos forzados

La mediática huida del activista chino ha dado a conocer la causa por la que lleva luchando los últimos 20 años: denunciar la práctica de abortos forzados y esterilizaciones en China, inducida por la controvertida política del 'hijo único'.

Raquel Céspedes

“Me introdujeron unas tijeras y decidieron cortar en pedazos a mi bebé en el interior del vientre, y luego aspirar los trozos con una máquina especial, ¿qué he hecho para merecer este tipo de castigo?”. Este es el relato desgarrador de Wujian, ¿su delito? tener un hijo por segunda vez, contraviniendo la polémica política del hijo único establecida en China desde hace más de tres décadas.

Wujian no sólo fue sometida a esta atroz tortura, sino que además los funcionarios de planificación familiar del gobierno, encargados del control de la natalidad, amenazaron y golpearon a sus familiares para obligarle a someterse a un aborto. “Detuvieron a mi padre y lo golpearon todos los días. Era mi padre o mi bebé, uno de los dos tenía que morir”, narra Wujian en uno de los informes publicados por la organización Women's Rights Without Frontiers, con sede en California, que se define como “una amplia coalición internacional que se opone al aborto forzado y la esclavitud sexual en China”.

Chen fue condenado por denunciar abortos forzados a 7.000 mujeres en la provincia de Shandong. El activista chino Chen Guangcheng, que saltó a los medios esta semana por burlar el arresto domiciliario al que estaba sometido, lleva desde 1990 denunciando numerosos casos de esterilizaciones y abortos forzados a madres de hasta ocho meses de embarazo. Fue detenido en 2005 y condenado en 2006 a cuatro años y tres meses de prisión tras denunciar abortos forzados a 7.000 mujeres en la provincia de Shandong, una zona rural al este de China, especialmente castigada por estas draconianas prácticas de control poblacional. El abogado ciego salió en libertad en 2010 pero desde entonces ha sufrido junto a su familia un severo arresto domiciliario en su casa de Dongshigu, en Shandong, del que escapó el pasado 22 de abril para buscar refugio en la Embajada estadounidense.

“Chen puede estar a salvo por el momento, pero hay mujeres que corren el riesgo de no estarlo” dijo a CNN Reggie Littlejohn, presidente de la Organización Women’s Rights Without Frontiers.

Como fue el caso hace un mes de una mujer embarazada de nueve meses procedente de la ciudad de Moshan, provincia de Shandong. Al tratarse de su segundo hijo las autoridades persiguieron y torturaron a los padres. Tras retener a la madre, le inyectaron un fármaco oxitócico para inducirle el aborto. Como el bebé aún estaba vivo, los sollozos le delataban, los médicos demostraron un despiadado encono por la vida y le arrojaron en un cubo lleno de agua hasta que dejó de llorar.

La fotografía de esta atroz práctica fue distribuida por Weibo, la versión china de Twitter, provocando una honda indignación en el país. Poniendo de relieve que la causa defendida por Chen en los últimos 20 años es una práctica normalizada por las autoridades chinas para evitar la superpoblación.

China es el país más poblado de la tierra, con 1.334 millones de habitantes. Desde la implantación en 1978, la política del hijo único ha evitado más de 400 millones de nacimientos, según un informe de la Comisión Nacional para la Población en China.

Sin embargo, la inhumana política de planificación familiar ha sido criticada recientemente por los efectos contraproducentes para la economía y la demografía chinas. Un informe presentado en agosto de 2011 por el ministerio de Salud alertaba de que la diferencia entre el número de mujeres y de hombres había crecido desde 1982, situándose en la actualidad en 118 hombres por cada 100 mujeres. Esto supone que al menos diez millones de hombres no podrán casarse durante la próxima década como consecuencia del desequilibrio demográfico. La política del hijo único ha evitado más de 400 millones de nacimientos en China Un desajuste poblacional inducido en gran parte por la práctica de abortos selectivos de mujeres por diagnóstico prenatal del sexo (ambas prácticas ilegales en China), debido a una tradición arraigada en buena parte de Asia de preferir un varón como único descendiente. Además, la caída de la natalidad está provocando un envejecimiento de la población y, a medio y largo plazo, amenaza con tener un impacto negativo en la economía del país.

Otra de las tragedias colaterales de la severa política del hijo único es la elevada tasa de suicidios de mujeres. China es el único país del mundo donde la tasa de suicidio femenino es más alta que la de los hombres El 56% de las mujeres que se suicidan en el mundo son chinas. Una media de 280.000 personas se quitan la vida cada año en el país, de las que más de 150.000 son mujeres, según datos del Ministerio de la Salud chino.

Un informe de 2009 del Departamento de Estado de EEUU señaló que “la violencia contra las mujeres y las niñas, la discriminación en la educación y el empleo, la preferencia tradicional por los hijos varones, las políticas de limitación de la natalidad y otros factores sociales han contribuido a una alta tasa de suicidios de mujeres, principalmente en las zonas rurales, donde los índices son cuatro veces mayor que la de los hombres”.


El 56% de las mujeres que se suicidan en el mundo son chinas. La controvertida política de un niño por pareja establece que los padres que no cumplan la norma se les sancionarán con castigos que van desde elevadas multas económicas o pérdida de trabajo hasta la negación de la ciudadanía al nuevo hijo. La denominación de bebé ‘ilegal’ conlleva la pérdida de derechos básicos, como la educación y los servicios médicos gratuitos.

La presión de las autoridades chinas por cumplir estrictamente dicha política llevó a algunos gobiernos locales, principalmente zonas rurales, a enfatizar los lemas del gobierno central y utilizaron avisos amenazadores como: “si no te haces la ligadura puedes ser detenida” o “si no te la haces te quitaremos la vaca y derruiremos tu casa”. Incluso había otros aún más directos y desafiantes: “Mataremos a tu familia si no cumples con la ley”.

El presidente chino, Hu Jintao, durante su visita en enero del año pasado a EEUU, negó que en su país se practicaran abortos forzados. Pero casos como los de Wujian y los años de lucha del activista Chen Guangcheng por dar a conocer millones de voces femeninas silenciadas por el temor y la tortura, ponen de manifiesto que en China se está perpetrando uno de los mayores crímenes contra la humanidad.

Cerco a la expansión demográfica

Las autoridades reformistas del Partido Comunista de China decidieron aplicar en 1978 una “planificación familiar” a escala nacional que imponía a todas las parejas casadas del país que tuvieran únicamente un solo hijo, con algunas excepciones entre las minorías étnicas y sectores del campo, cuyo primer hijo es una niña y parejas en las cuales ambos no tienen hermanos.

Pekín daba así un giro copernicano a las políticas de la era de Mao Zedong, que percibía la expansión demográfica como un medio para aumentar la productividad en el campo y en las industrias, y fomentó una expansión demográfica en un país que a su llegada al poder en 1949 tenía unos 550 millones de habitantes y a su muerte, en 1976, contaba con 937 millones.

En los últimos años, esta iniciativa ha sido cada vez más cuestionada entre las clases altas, que están presionando a las autoridades para que la modifiquen. Famosos y ricos tienen a menudo un segundo hijo y pagan la correspondiente multa, lo que ha provocado fuertes críticas al considerar que el sistema es discriminatorio.

Una comisión de expertos participantes en el plenario de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino de 2011 debatió posibles cambios en la política del hijo único, como la posibilidad de que en las ciudades se aplique una excepción a la regla como la ya existente en el campo.

06 de mayo de 2012
intereconomia.com

 

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China esconde historias dramáticas de violencia contra la mujer

La activista Reggie Littlejohn detalla el día a día de la planificación familiar forzosa en el país comunista y las tragedias que produce. 

"La política china del hijo único provoca más violencia contra las mujeres y las niñas que cualquier otra política del mundo”: así lo ha explicado a la Agencia Zenit la fiscal norteamericana Reggie Littlejohn, fundadora del Women´s Rights Without Frontiers, una coalición internacional en contra del aborto forzoso y la esclavitud sexual en China y ex colaboradora de la Madre Teresa en Calcuta.

En entrevista concedida a Edward Pentin, la activista californiana relata cómo la obligatoriedad del hijo único se traduce en abortos de hasta nueve meses de embarazo, en muchos de los cuales muere también la madre.

Esta política de planificación familiar se suma a la tradicional preferencia china por los niños, con lo cual las niñas son el principal objeto de aborto, infanticidio y abandono. Y un efecto añadido. Según recoge la Agencia Zenit, la Organización Mundial de la Salud ha apuntado que China es el país con mayor índice de suicidios femeninos, hasta 500 al día: “No creo que no esté relacionado con el aborto forzoso, con la esterilización forzosa y con el infanticidio”, afirma Littlejohn.

Acusa además a las autoridades chinas de permitir a los funcionarios de planificación familiar impunidad para todo tipo de violencias, incluido el asesinato, cuando se trata de imponer la esterilización forzosa. En marzo pasado fue apuñalado el padre de una mujer a quien se quería producir la esterilización. “Las tácticas usadas son absolutamente aterradoras”, señala Reggie.

Según estadísticas del Gobierno, se realizan 13 millones de abortos cada año. Esto son 1.458 abortos realizados cada 60 minutos o, como resume Littlejohn, “una masacre como la de la plaza de Tiananmen cada hora”.

La estrategia de control de la natalidad decidida por el partido comunista en 1979 ha creado además un superávit de 37 millones de hombres que ha disparado en toda la zona asiática la prostitución y la esclavitud sexual desde los países fronterizos. En torno a 2030 se producirá un problema añadido por el envejecimiento de la población, aunque las autoridades chinas han afirmado que esta política cambiará en 2015 y se permitirán dos hijos.

En cuanto a los Gobiernos occidentales, señala Littlejohn a Zenit, "han sido decepcionantemente débiles” en su presión sobre China en este asunto, que se resume en un dato: uno de cada cinco seres humanos sobre la tierra padece este régimen de terror, y sus principales víctimas son mujeres.

Actualizado 7 junio 2011  
religionenlibertad.com