En 1980 el investigador alemán Heinz Leynman acuña el término mobbing, aplicado para el acoso moral en el trabajo, acoso psicológico, hostigamiento laboral y psicoterror, entre otros.
El nombre proviene del inglés mob y significa acosar, atropellar o atacar en masa; este término fue fijado por Konrad Lorenz “para describir los ataques de animales débiles contra otros más fuertes de la misma especie o de otra.
El mobbing ha sido reconocido ya como flagelo en organizaciones de Europa, Australia, Canadá, los Estados Unidos y algunos países sudamericanos, por la toxicidad laboral que genera; sin embargo, en México apenas comienza a ser observado.
Los antropólogos Florencia Peña Saint-Martín, Arturo Luis Alonso Padilla y Rolando Javier González Arias, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH); y Sergio Sánchez Díaz, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), han abordado el tema; explican que el estudio del mobbing tiene por lo menos seis vertientes desde el punto de vista de la investigación antropológica, entendido éste como una forma de violencia y una nueva expresión del comportamiento humano en las sociedades complejas.
En el contexto laboral –dicen no implica violencia física, sino un hostigamiento psicológico extremo, que dos o más personas ejercen prolongada y recurrentemente sobre otra, con el objetivo de lograr el derrumbamiento y la destrucción moral de la víctima. Por tanto, cumple la segunda condición para que se produzca el acoso moral, es decir, la complicidad o el consentimiento indiferente del resto del grupo, que, o bien colabora con los acosadores de distintas maneras, o cuando menos es testigo silencioso y apático de las acciones que atestigua; a este fenómeno se le denomina desamparo aprendido.
Es muy común que en las organizaciones y como consecuencia del desprestigio que el mismo mobbing promueve y conlleva, se culpe a la víctima del conflicto, lo que hace más sencillo eliminarla real o simbólicamente. Pues se basa principalmente en una estrategia específica: perseguirlo incansablemente con críticas recurrentes y constantes, amenaza injurias, calumnias, chismes y otras acciones que ponen un cerco al rededor de la víctima con los propósitos de aislarla del resto del grupo y socavar su seguridad y autoestima creando en su mente la culpabilidad de su propia situación.
Los antropólogos explican que el mobbing es característico de espacios laborales sin estructura, con una organización del trabajo pobre, altamente burocratizadas, donde priva la ausencia de interés y la falta de apoyo por parte de los superiores, la existencia de múltiples jerarquías poco claras, cargas excesivas de trabajo debido a escasez de personal, existencia de líderes espontáneos no oficiales que detentan y luchan por mantener el poder informal, así como de ausencia de normatividad y de instancias efectivas para dirimir los conflictos.
De acuerdo con los investigadores, desde la Antropología Social puede analizarse como una subcultura que se desarrolla en algunas organizaciones; desde la Antropología Física, como expresión de la variabilidad humana para conocer los perfiles de los acosados y el acosador, así como el impacto que conlleva en la salud de sujetos específicos.
Mientras que por el lado de la Etnografía, se considera necesario caracterizar al o los grupos de acosadores y sus redes, relaciones y estrategias de operación; así también desde la Lingüística, es posible dar cuenta del lenguaje paradójico que caracteriza este fenómeno; y desde la Historia, explicar el problema en el contexto de qué es lo que permite la manifestación de este hecho, puesto que se hipotetiza y produce por el establecimiento de la competencia entre los individuos de las sociedades industriales.
Es necesario –a decir de los investigadores contribuir a alertar a las colectividades a llevar a cabo acciones que eliminen el acoso psicológico de los contextos laborales, ya que el mobbing tiene el potencial de infringir un daño emocional extremo y conducir a cuadros patológicos psíquicos y físicos severos e incapacitantes hasta la muerte, incluyendo el suicidio.
De forma tal que el mobbing deteriora todo el entramado de las relaciones laborales, las de solidaridad y cooperación de las organizaciones donde prevalece, enrareciendo el ambiente global y sus posibilidades de desarrollo; es producto y productor de toxicidad laboral.
La única medida realmente correctiva del mobbing en las instituciones es descubrirlo, documentarlo y oponerse a él denunciándolo y reconociéndolo como una forma de violencia, finalizan.
Fuente Conaculta |