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 Resumen 
                                                                        En  este artículo se pretende analizar las relaciones interpersonales en el lugar  de trabajo y más en concreto, recopilar datos sobre el estado actual del  estudio del síndrome conocido como Mobbing (o acoso psicológico en el trabajo).  Para ello se ha realizado una búsqueda de información bibliográfica, así como  de publicaciones de carácter electrónico, congresos, foros, prensa, y televisión,  fundamentalmente. Los resultados muestran un análisis del concepto ‘puesto en perspectiva’,  esto es, cómo el trabajador experimenta esta situación y cómo responde a ella,  así como algunas propuestas de evaluación e intervención en estas situaciones.  Además, se ha analizado el impacto científico de los autores especializados en  Mobbing en el ámbito nacional e internacional en los últimos años. Finalmente  se propone un análisis crítico sobre la forma en que el Mobbing está afectando  a las organizaciones y a la sociedad hoy día. 
                                    Palabras Clave: Mobbing, Bullying, acoso  psicológico, relaciones interpersonales. 
                                    1) Introducción 
                                                                          La  primera prueba de que se “pone de moda” un tema es que todo el mundo empieza a  hablar de ello como experto. Llegados a ese punto se piensa; o bien se trata de  algo apenas relevante (ya que si lo fuese no estaría al alcance de la crítica  de todo el mundo) o bien es importante pero la ignorancia sobre el tema está  tan generalizada que se es tan experto como cualquiera para hablar y teorizar sobre  ello sin apenas fundamento. Este trabajo intenta seguir unas directrices  basadas en la objetividad, rigor y fundamentación teórica empíricamente  contrastada con la mayor firmeza y veracidad posible teniendo como objeto  abordar un tema que en opinión de quienes escriben, está siendo social y  popularmente contaminado. 
                                                                          Las  relaciones sociales son parte esencial del comportamiento del ser humano. El  ser humano es social por naturaleza (necesitamos relacionarnos socialmente para  desarrollarnos como personas).  
                                                                          Pero  la necesidad de éstas no hace que las relaciones sociales sean simples. Las  relaciones sociales son procesos complejos de interacción interpersonal en las  que se entremezclan muchos aspectos, a saber: intereses, motivaciones,  expectativas, aptitudes, etc. En este punto y a partir de esta perspectiva, las  organizaciones como tales están expuestas a la complejidad que supone mantener  un entramado de relaciones sociales formales e informales entre sus componentes  trabajadores).La investigación de la Psicología del Trabajo, las Organizaciones  y los Recursos Humanos; y disciplinas como el Marketing, la Publicidad o la  Teoría de la Comunicación dedican gran parte de sus investigaciones al estudio  de todas aquellas variables que influyen en las relaciones sociales dentro de  una organización. Así pues, en los últimos años, términos como burnout, estrés  laboral, absentismo, implicación, etc. han invadido revistas de carácter  científico, de divulgación y opinión. 
                                                                          El  mobbing parece ser la última de estas tendencias investigadoras y divulgativas.  Este concepto está siendo utilizado en infinidad de medios de información que  van desde revistas científicas hasta debates televisivos, pasando por Internet  programas de radio, y medios escritos de todo tipo. Debemos cerciorarnos, en  primer lugar, de saber exactamente cual es el problema para encontrar una  solución. 
                                                                          Con  este propósito nace la idea de realizar esta discusión teórica sobre el  mobbing, un síndrome del que sin duda y por desgracia no dejaremos de oír en  boca de cada vez más gente. Del mismo modo que las relaciones interpersonales  son imprescindibles para la vida del ser humano y cualquier fallo en la vía de  comunicación entorpece la convivencia, el asegurarnos que toda la comunidad científica  habla de lo mismo cuando menciona la palabra Mobbing resulta primordial para  que el esfuerzo conjunto de todos nos lleve a encontrar una posible solución. 
                                    2) El concepto  de ‘Mobbing’ 
                                                                          El  término mobbing como tal proviene del verbo “to mob” (atestar), pero llama  poderosamente la atención que no se haya acuñado simplemente con el término  acoso y se opte por utilizar un término no-español. Lejos de la polémica sobre  territorios o méritos científicos, etc. encontramos una de las razones de este  hecho en la idea de matiz, es decir, la palabra acoso puede ser entendida de  muchas formas y hace referencia a una batería de conductas muy amplia (poco  homogénea e ilimitada), en cambio cuando se habla de mobbing se está haciendo  referencia un síndrome concreto, más o menos estandarizado y con unas  características propias que lo diferencian de Mobbing, Trabajo y otros muchos  conceptos. Existen algunas referencias bibliográficas que apelan a otros  conceptos (en español) como: Hostigamiento psicológico, Psicoterror que podrían  sustituir el de mobbing (Martínez 2000;(Piñuel, 2000), pero realmente no  parecen haber demostrado un mejor uso que el propuesto. 
                                                                          Al  hablar de “mobbing” resulta inevitable el hablar de Heinz Leyman así como de  sus colaboradores. 
                                                                          El  profesor Heinz Leymann nace en Wolfenbüttel (Alemania) el 17 de Julio de 1932  pero ha desarrollado su carrera y pasado la mayor parte de su vida en Suecia.  Es doctor en Psicología y en Psiquiatría. Además de trabajar como psicólogo,  ejerce como profesor de ciencias del trabajo en la universidad de Umea. El  término mobbing proviene de las investigaciones realizadas en Suiza durante la  década de los 60 dentro del ámbito escolar y definía un comportamiento hostil  mostrado por los niños en el colegio frente a sus iguales. La experiencia de  Leyman como científico así como terapeuta se ha centrado durante las últimas  dos décadas al tratamiento de más de 1.300 casos del llamado mobbing. Además de  un tratamiento propio, el profesor Leymann cuenta con una clínica especializada  en el tratamiento de estos casos donde ha realizado alrededor de 300 programas  de intervención. Así pues, el origen del Mobbing lo encontramos en el ámbito  escolar y, resulta relevante resaltar que se trataba de un acoso entre iguales.  Hoy en día se tiende a pensar que el mobbing implica necesariamente  desigualdades laborales (distintos puestos) entre las partes  (jefe-subordinado). Esta concepción no es más que otro producto cultural que  poco tiene que ver con el origen del mobbing. En la actualidad se opta por  acuñar con el término de bullying aquellos casos en los que acosado y acosador  pertenecen a un mismo nivel jerárquico en el organigrama de la organización y  mobbing para el resto de los casos. Es decir podríamos clasificar como bullying  al acoso horizontal y mobbing al vertical. Además, algunos autores resaltan la  distinción entre mobbing- bullying achacando a este último características  referentes al acoso, agresión y amenaza física; en cambio el mobbing tiene más connotaciones  de carácter psicológico. (Zapf y Leymann, 1996) 
                                                                          A  partir de la bibliografía consultada podemos considerar como mobbing en el  ámbito de las relaciones laborales a un patrón de conducta caracterizado por la  comunicación hostil y no ética dirigida de forma sistemática por uno o más  individuos hacia otro individuo que, debido al acoso, se ve empujado al una  situación de indefensión sostenida. Además estas conductas deben cumplir  criterios temporales y de frecuencia (al menos una vez por semana y durante un  tiempo igual o superior a seis meses). En la figura 1 se muestra una  clasificación factorial de las conductas de acoso dentro de una organización.  Este cuadro muestra algunos resultados de una investigación de Zapf, Knoz y  Kulla en 1996 originada a partir del cuestionario LIPT (Leymann Inventory of  Psychological Terror) 
                                    Cuadro 1. Conductas de Mobbing (adapt. De Zaptf y  cols.) 
                                    Ataques a las  relaciones sociales de la víctima con aislamiento social 
                                                                          -  El superior restringe a la persona las posibilidades de hablar 
                                                                          -  Cambiar la ubicación de una persona separándola de sus compañeros 
                                                                          -  Prohibir a los compañeros que hablen a una persona determinada 
                                                                          -  Obligar a alguien a ejecutar tareas en contra de su conciencia 
                                                                          -  Juzgar el desempeño de una persona de manera ofensiva 
                                                                          -  Cuestionar las decisiones de una persona 
                                                                          -  No asignar tareas a una persona 
                                                                          -  Asignar tareas sin sentido 
                                                                          -  Asignar a una persona tareas muy por debajo de sus capacidades 
                                                                          -  Asignar tareas degradantes 
                                    Ataques a la  víctima con medidas organizacionales 
                                                                          -  Restringir a los compañeros la posibilidad de hablar con una persona 
                                                                          -  Rehusar la comunicación con una persona a través de miradas y gestos 
                                                                          -  Rehusar la comunicación con una persona: no comunicarse directamente con ella 
                                                                          -  No dirigir la palabra a una persona 
                                                                          -  Tratar a una persona como si no existiera 
                                    Ataques a la  vida privada de la víctima 
                                                                          -  Críticas permanentes a la vida privada de una persona 
                                                                          -  Terror telefónico 
                                                                          -  Hacer parecer estúpida a una persona 
                                                                          -  Dar a entender que una persona tiene problemas psicológicos 
                                                                          -  Mofarse de las discapacidades de una persona 
                                                                          -  Imitar los gestos, voces... de una persona 
                                                                          -  Mofarse de la vida privada de una persona 
                                    Violencia física 
                                                                          -  Ofertas sexuales, violencia sexual 
                                                                          -  Amenazas de violencia física 
                                                                          -  Uso de violencia menor 
                                                                          -  Maltrato físico 
                                    Ataques a las  actitudes de la víctima 
                                                                          -  Ataques a las actitudes y creencias políticas 
                                                                          -  Ataques a las actitudes y creencias religiosas 
                                                                          -  Mofarse de la nacionalidad de la víctima 
                                    Agresiones  verbales 
                                                                          -  Gritar o insultar 
                                                                          -  Críticas permanentes del trabajo de la persona 
                                                                          -  Amenazas verbales 
                                    Rumores 
                                                                          -  Hablar mal de la persona a su espalda 
                                                                          -  Difusión de rumores 
                                    3) Origen del  Mobbing 
                                                                          Las  causas de la aparición del mobbing, como riesgo laboral, hay que buscarlas en  factores de riesgo psicosocial y debidos a la organización del trabajo. En  cuanto a los primeros, hacen referencia a factores del entorno relacional en el  lugar de trabajo y en una inadecuada gestión de los conflictos interpersonales por  parte de los superiores. (Supervisión y trato recibido, relación con el jefe,  con los subordinados y/o compañeros, clima del grupo, etc.). Los factores de  riesgo debido a la organización del trabajo se refiere a presiones y carga de  trabajo, sistemas y procedimientos de trabajo, contenidos de las tareas, etc.  Además favorece la aparición del mobbing ciertas creencias de la dirección de  que un estilo de mando autoritario que presiona sistemáticamente a los  subordinados permite una rentabilidad máxima. 
                                                                          También  lo propician nuevas formas de trabajo que persiguen optimizar los resultados  sin tener en cuenta el factor humano, generan tensión y crean así las  condiciones favorables para que emerja.  
                                                                          Asi  pues, el mobbing hoy día es un tema que, desafortunadamente, empieza a ser  popular en el mundo de las organizaciones. Además de eso, no resulta nada  extraño encontrar cantidad de noticias sobre situaciones relacionadas con el  acoso laboral. En términos generales, este hecho no resulta especialmente  preocupante, sino más bien todo lo contrario. Que mejor apoyo para erradicar un  “terrorista organizacional” que el hacer de su terrorismo psicológico algo  conocido y criticado a todos los niveles. No obstante, este hecho no termina de  ser así ya que la magnificación y “publicidad” que el término mobbing está  teniendo en nuestra sociedad esta consiguiendo que veamos publicado en prensa o  circulando por la red y/o televisión casos que bajo el titular de “Mobbing”  esconden otras situaciones laborales que para nada se ajustan a lo que  realmente se conoce como mobbing (a saber: despidos improcedentes, abuso  sexual, etc). 
                                                                          Cualquier  circunstancia de conflicto laboral debe ser analizada antes de emitir un juicio  sobre su identidad o catalogarlo dentro de un grupo determinado. El hecho de  confundir contingencias laborales dispares con situaciones de mobbing hace un  flaco favor a magistrados, autoridades laborales, gerencias y demás figuras  relacionadas con el ámbito a la hora de intervenir ante este problema. La  confusión no puede llevar en ningún caso a la justa y adecuada intervención. Se  debe actuar de forma firme pero también con la máxima seguridad de estar  interviniendo en la dirección adecuada y el modo oportuno.  
                                                                          Así  pues, hoy en día dentro del ámbito del mobbing, se cuenta con unos criterios ya  mencionados a la hora de diagnosticar situaciones de mobbing, cierto es que no  se cuenta con un instrumento estandarizado fiable y aceptado por toda la  comunidad científica. Pero en líneas generales, en nuestro país se establece  esta clasificación a partir de los criterios expuestos por Iñaki Piñuel y con  unos varemos temporales y de frecuencia (al menos una vez por semana y durante  seis meses como mínimo). 
                                    4) El proceso de  ‘Mobbing’ 
                                                                          El  Mobbing puede afectar sin distinciones todos los niveles jerárquicos, tanto a  hombres como mujeres, jóvenes y veteranos, y en general a cualquier trabajador,  llegando a causar una condición de extrema incomodidad, e incluso llegar al  desmoronamiento del equilibrio psicológico de la víctima. Al ser un fenómeno  degenerativo es decir que a medida que transcurre el tiempo se va acentuando,  se pueden definir algunas 4 fases de su desarrollo: 
                                                                          -  La primera fase durante la cual se evidencian las señales premonitorias del  Mobbing, es muy breve y presenta como primer síntoma, el cambio repentino de  una relación que hasta el momento se consideraba neutra o positiva entre los colegas  y superiores. Este cambio motivado por la envidia, los celos, la  competición...,etc o tal vez debido a la ascensión de un empleado o la  inclusión de una nueva persona dentro del grupo, puede llevar a que la víctima  sea criticada por la forma de hacer su trabajo que hasta el momento era bien  visto. 
                                                                          -  En la segunda fase se desarrolla propiamente el Mobbing. La víctima aguanta  ataques de superiores y/o colegas. Las agresiones de casi cada día tienen el  objetivo de dañar a la persona en cuestión y en este momento los ataques tienen  la función de: ofender la reputación de la víctima mediante calumnias,  exponiéndola al ridículo, impidiéndole un medio de comunicación, evitando al  máximo que se exprese de manera que se excluye y aparta socialmente al individuo  al impedirle el desarrollo normal del trabajo o hacerlo insatisfactorio  asignándole tareas insignificantes o humillantes; e incluso con intención  amenazadora. 
                                                                          -  La tercera fase ocurre cuando la situación es reconocida y manejada por el  departamento de recursos humanos, es decir cuando el caso pasa a ser “oficial”.  Muy a menudo cuando se indagan a sus colegas y jefes para solicitarles  información al respecto, estos penalizan a la víctima y aducen que la causa  principal del problema es su personalidad y carácter, descalificando cualquier  opinión o juicio que ésta pueda haber generado. 
                                                                          -  Por último, en la cuarta fase, se llega el punto en el cual se “aísla a la  víctima” totalmente del ambiente laboral y de lo que ocurre a su alrededor. La  víctima va inexorablemente a un periodo de malestar general debido a la  alteración del equilibrio socio emotivo y psicofisiológico. 
                                                                          Si  el Mobbing no se reconoce a tiempo, mas allá de un decaimiento del  funcionamiento del trabajo, puede llevar incluso al despido, al abandono voluntario  del trabajo y en los casos más serios incluso al suicidio. También la  organización sufre los efectos que se derivan del Mobbing, ya que estos  problemas llegan a afectar directamente la productividad, se incrementa el  absentismo, hay una disminución en la calidad del trabajo, se presenta perdida  de profesionalismo y deteriora la calidad de vida laboral. 
                                                                          Desde  un punto de vista psico-social, dos elementos resultan claves a la hora de  desencadenarse una situación de mobbing, a saber: (González de Rivera y  Revuelta, 2000) 
                                                                          1.-  La presencia de una persona que asuma el papel de perseguidor principal,  investida de la suficiente autoridad o carisma como para movilizar las  dinámicas grupales de acoso. Su personalidad presenta una peculiar combinación  de rasgos narcisistas y paranoides, que le permiten autoconvencerse de la razón  y justicia de su actividad destructiva. Hirigoyen considera que se trata de una  forma asexual de perversión, Field la clasifica como una modalidad de  sociopatía agresiva, y Gonzalez de Rivera la describe como “Mediocridad  inoperante activa”, un trastorno de la personalidad caracterizado por  exacerbación de tendencias repetitivas e imitativas, apropiación de los signos  externos de la creatividad y el mérito, ansia de notoriedad que puede llegar  hasta la impostura, y, sobre todo, intensa envidia hacia la excelencia ajena,  que procura destruir por todos los medios a su alcance. 
                                      Las  maniobras principales que el mediocre inoperante activo utiliza para el acoso  psicológico de su victima son las siguientes:  
                                                                          a)  Someterle a acusaciones o insinuaciones malévolas, sin permitirle defenderse o  expresarse;  
                                                                          b)  Aislarle de sus compañeros, privarle de información; interrumpir o bloquear sus  líneas de comunicación;  
                                                                          c)  Desconsiderar e invalidar su trabajo, distorsionar o tergiversar sus  actividades y comentarios;  
                                                                          d)  Desacreditar su rendimiento, dificultar el ejercicio de sus funciones, ocultar  sus logros y éxitos, exagerar y difundir, fuera de contexto, todos sus fallos,  tanto reales como aparentes; 
                                                                          e)  Comprometer su salud, física y psíquica, mediante una constante presión  estresante que favorece las alteraciones depresivas, psicosomáticas, y actos de  huida que pueden llegar hasta la renuncia brusca al puesto laboral o el  suicidio. 
                                                                          2.-  La colaboración y permisividad del resto del personal de la organización. La  persecución psicológica se desarrolla en medio de un sorprendente silencio e  inhibición de los observadores, que, aunque plenamente conscientes del abuso e  injusticia de la situación, se abstienen de intervenir, sea por complicidad  implícita con el plan de eliminación del acosado, sea para evitar convertirse ellos  mismos en objeto de represalia. No es del todo infrecuente que individuos  ambiciosos de escasa valía profesional aprovechen conscientemente la situación,  que les favorece al entorpecer o eliminar a un competidor más cualificado. 
                                    5) Tipos de  Mobbing: La figura del Hostigado Vs. Hostigador 
                                                                          A  partir de qué persona sea hostigador y hostigado, podemos diferenciar  situaciones de hostigamiento psicológico entre: Jefe-Empleado,  Empleado-Empleado (compañeros). En la primera encuesta de “violencia en el  entorno laboral” realizada por la universidad de Alcalá de Henares sobre una  muestra de casi mil personas en activo apuntan que el hostigador es el jefe en  un porcentaje aproximado del 46%, frente al 44% de los casos en los que es un  compañero. Además podemos hacer una distinción del mobbing en cuanto a la  conducta del hostigador, así distinguimos entre mobbing activo (es el más  habitual y define aquella situación en la que el hostigador maltrata al  hostigado de forma activa, es decir, insultos, humillaciones, falsas  acusaciones, intromisiones, obstaculizaciones en el trabajo, etc.); o bien  mobbing pasivo (menos común, tratándose de acosar por medio de omisiones de  conducta, prohibiciones, restricciones en el uso de materiales, ignorar al acosado,  negación de la comunicación, negación de la formación, etc. 
                                                                          No  se puede afirmar que existan características que definan de forma infalible a  hostigado y hostigador pero, si es cierto que concurren algunos rasgos que  pueden ayudar a identificar a unos y otros. Por un lado, el hostigado suele ser  una persona competente y que cumple con creces con las expectativas (hecho que  puede resultar desencadenante de recelos y envidias entre sus superiores y compañeros,  sobre todo los más veteranos). Por otro lado, el hostigador suele ser una  persona poco adecuada a los requerimientos de su puesto (desajuste:  capacidades-requerimientos) la cual ocupa un puesto que en la mayoría de los  casos le “viene grande”. Este hecho es interpretado en muchas ocasiones como  posible explicación de la conducta hostigadora, ya que el no sentirse  competente, unido a la posibilidad de ejercer cierto poder, puede ser la causa  de que se perciba al hostigado como una “amenaza” (ver cuadro 2) 
                                    Cuadro 2. Características del hostigado. (Leyman,  Schuster y Adams) 
                                    1) Son  diferentes, en aspecto, conducta, valores, actitudes, etc, con respecto al  grupo general. 
                                    2) Su mera  presencia provoca un cuestionamiento implícito sobre los símbolos, características  y valores que dan homogeneidad al grupo. 
                                    Aplicando estos  dos criterios, podemos clasificar a los sujetos en riesgo de padecer “mobbing”  en tres grandes grupos: 
                                    1) Los  envidiables, personas brillantes y atractivas, pero consideradas como  peligrosas o competitivas por los lideres implícitos del grupo, que se sienten  cuestionados por su mera presencia. 
                                    2) Los  vulnerables, individuos con alguna peculiaridad o defecto, o, simplemente, con  ánimo depresivo, necesitados de afecto y aprobación, que dan la impresión de  ser inofensivos e indefensos. 
                                    3) Los  amenazantes, activos, eficaces y trabajadores, que ponen en evidencia lo establecido  y pretenden imponer reformas o implantar una nueva cultura.  
                                    6) Consecuencias  del Mobbing 
                                                                          Resulta  evidente el hecho de que el mobbing sea totalmente contraproducente para el  empresario (el cual es en muchas ocasiones el propio hostigador). El objetivo  básico y prioritario de cualquier organización empresarial es el beneficio  económico, es decir “ganar dinero” y desde luego el mobbing no contribuye de  forma alguna al mencionado objetivo. Un trabajador que es víctima de mobbing se  convierte un sujeto “no productivo” y teniendo como consecuencia el abandono de  la organización en la mayoría de los casos. Las consecuencias negativas del  mobbing afectan tanto al trabajador como a la organización y a la comunidad del  individuo. Las consecuencias en la persona son daños en la salud física y  psíquica: insomnio, ansiedad, estrés, depresión, etc. Las consecuencias para la  empresa son importantes: Una disminución del rendimiento, el enrarecimiento del  clima laboral y mayor siniestralidad laboral. Muchas veces el mobbing provoca  que el trabajador acabe marchándose de la empresa. 
                                                                          Si  vamos a la casuística podemos encontrarnos con todo tipo desagradables  consecuencias. Las diferencias individuales hacen que hallemos casos en los que  el mobbing provoque una desidia por su trabajo que le lleve a abandonarlo;  también es posible que la situación de hostigamiento psicológico pueda  desencadenar en una patología de tipo ansioso-depresiva; e incluso existen  casos en los que el hostigado desarrolla una indefensión de carácter crónico  que provoca un desaliento que, a su vez acabe por inducir al suicidio. 
                                                                          En  términos generales, el sufrir una u otra consecuencia suele estar en función de  características predisposicionales del propio sujeto (edad, estatus laboral y  social, características de personalidad, apoyo social-familiar, etc.) pero, que  duda cabe que como en todos los procesos de interacción social (tanto positivos  como negativos) la responsabilidad de los resultados recae sobre todas las  partes implicadas. Así al analizar una situación susceptible de ser considerada  de mobbing debemos tener en cuenta también las características del hostigador y  de la propia agresión (conducta de acoso) 
                                                                          Algunos  datos expuestos por el profesor Iñaki Piñuel en las I Jornadas sobre el Acoso  Psicológico en el trabajo que se celebraron el pasado 5 de Mayo de 2002 en  Madrid revelan algunas reseñas realmente preocupantes. Estas conclusiones  subyacen de las investigaciones realizadas por el profesor Piñuel en los  últimos años y que sirvieron de base para la publicación de su conocido libro.  Mobbing 
                                    ¿Cómo  sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo? (ver cuadro 3) 
                                    Cuadro 3. (Piñuel, 2001) 
                                    - El acoso  psicológico en el trabajo o “mobbing” se ha convertido en el primer riesgo laboral  para los trabajadores, ya que en la actualidad es la primera causa de baja laboral  por encima de los dolores de espalda y articulares, y se calcula que afecta al  15 por ciento de la población activa. 
                                    - La mitad de  quienes sufren acoso psicológico en el trabajo manifiestan secuelas físicas o  psicológicas como insomnio, ansiedad, cambios en la personalidad e incluso uno  de cada 20 piensan a diario en suicidarse y se calcula que uno de cada cinco suicidios  en Europa está relacionado con este fenómeno. 
                                    - En cuanto a  las profesiones donde el “mobbing” se da en mayor medida son en la administración  pública, sanidad, enseñanza, medios de comunicación, el sector turístico y en  las organizaciones no gubernamentales y las ideológicas como los partidos  políticos. 
                                    7) La prevención  y la intervención en el Mobbing 
                                                                          No  es fácil, pero sí posible, salir de una situación de psicoterror laboral con  éxito. (I. Piñuel y Zabala, 2001). 
                                                                          Ante  una situación de mobbing (al igual que cualquier riesgo laboral) podemos  diferenciar dos tipos de acciones:  
                                                                          1. Acción Correctiva: Intento de aliviar  los efectos negativos cuando ya han aparecido los síntomas de mobbing  (Tratamiento); y  
                                                                          2. Acción preventiva: Actuar antes de  que aparezca, mitigar los factores que incitan al mobbing. (prevención). Una  alternativa es la formación. Formar a los directivos y mandos de las empresas  (a través de formación específica en las carreras universitarias, en los cursos  de Técnico de Prevención de Riesgos Laborales, cursos de formación continua,  etc.) para que sepan mediar efectivamente en los conflictos entre el personal,  los cuales pueden llevar al mobbing con el objeto de minimizar estas  situaciones. 
                                                                          En  cuanto a la intervención, cabría distinguir tres áreas bien dispares como son:  
                                    -Intervención en  el ámbito legal (procesos y estrategias de reforma legislativa que persiguen la supresión de  este fenómeno),  
                                    -Intervención en  el ámbito de las relaciones laborales (estrategias organizativas de carácter 
                                      preventivo  así como paliativo) y por último  
                                    -Intervención en  el ámbito clínico (programas de intervención psicológica en casos de ser objeto de mobbing). 
                                      Respecto  a la primera de las áreas (ámbito legal) el tema central se centra en estos  momentos, además de en ajustar las contingencias legales, informar a las  víctimas (o posibles víctimas) de mobbing de la vía legal y procedimiento más  adecuado a la hora de enfrentarse a sus presuntos hostigadores. 
                                                                          Algunos  países como Suecia cuentan con legislaciones que garantizan que en las  compañías existan planes y controles antimobbing, o figuras como el  “responsable de emergencia” con la función de garantizar la protección moral  del trabajador. El ámbito de las relaciones laborales es un campo hoy por hoy  complicado y poco se lleva haciendo al respecto. La formación en prevención de  riesgos laborales en las empresas de nuestro país sigue a día de hoy  distanciando a un lejano segundo plano los riesgos psicosociales y el mobbing  es todavía una incógnita (y en algunos casos una amenaza) para la mayor parte  de la gerencia y dirección de las instituciones públicas o privadas. El único  precedente conocido se ubica en Alemania donde la marca Wolkswagen está  aplicando un programa de concienciación, prevención y penalización de todo tipo  de actividades que sean susceptibles de ser consideradas como hostigadoras  entre sus empleados. Por último el ámbito de la intervención clínica se ve  necesitado de investigación al respecto (debido a la necesidad imperiosa de  responder a la demanda de la sociedad) algunos datos apuntan la posibilidad de  tratar el mobbing desde una perspectiva relacionada con la indefensión  aprendida pero no hay nada concluyente al respecto. Así pues autores como  Piñuel o Gonzalez de Rivera y Revuelta, 2002 proponen modos de afrontar la  intervención pero escasamente consistentes. 
                                                                          El  cuadro clínico reviste dos formas principales, la depresiva y la de estrés  ansiedad. En su vertiente depresiva, la clínica es muy parecida a la del  síndrome de “burnout”, aunque con mayores dudas sobre la auto identidad, y con  tendencia a la idealización de las mismas estructuras o personas responsables de  la persecución. Recordemos que el síndrome de estrés profesional o burnout se  caracteriza por sensación de estar desbordado, con agotamiento de la capacidad  adaptativa. Los síntomas principales del “burnout” se agrupan en tres  categorías:  
                                                                          1) Cansancio emocional, que se traduce  por agotamiento físico y psíquico, abatimiento, sentimientos de impotencia y  desesperanza, desarrollo de un autoconcepto negativo y actitudes negativas  hacia el trabajo y la vida en general.  
                                                                          2) Distancia Mental: evitación y aislamiento,  traducido en su conducta a través de absentismo laboral, ausencia de reuniones,  resistencia a enfrentarse con personal o atender al público, o en su actitud  emocional, que se vuelve fría, distante y despectiva.  
                                                                          3) Sentimiento complejo de inadecuación  personal y profesional, con deterioro progresivo de su capacidad laboral y  pérdida de todo sentimiento de gratificación personal en el trabajo. Este tercer  elemento suele presentarse de manera directa, aunque puede manifestarse también  de manera paradójica, encubriéndose con una actitud aparente de entusiasmo e  hiperdedicación. 
                                                                          La  segunda presentación clínica, la de estrés-ansiedad, reviste características comunes  con el Trastorno de Estrés Postraumático, con intrusiones obsesivas y sueños  repetitivos relacionados con la situación de acoso, hiperactividad simpática,  irritabilidad y desarrollo progresivo de conductas de evitación. La repercusión  familiar del síndrome puede ser importante, con aumento de la tensión entre los  cónyuges y mayor morbilidad general tanto en ellos como en sus hijos. Desde el  punto de vista laboral, se acompaña con frecuencia de absentismo, bajas  prolongadas y cambios bruscos de entorno laboral. 
                                                                          A  nivel psicológico puede ser útil, en ambos casos una terapia de rehabilitación  con el fin de reconstruir la autoestima de la persona y ponerla en una posición  adecuada para poder responder al problema con eficacia, también es recomendable  participar en grupo de autoayuda donde es posible intercambiar experiencias y  testimonios. Hoy en día el tratamiento de este tipo de situación en el ámbito laboral  suele incidir sobre algún compañero del afectado/a o sobre el médico de  empresa, que debe realizar tareas de confesor, asesor o psicólogo, procurándole  apoyo social (sobre todo, de carácter evaluativo y emocional).Sin embargo, el  principal problema consecuente del mobbing se encuentra en ámbitos no laborales  (familia, relaciones sociales, etc.) es aquí donde la intervención tendrá más sentido.  Es decir: la intervención debe centrar sus objetivos también en el ámbito  extra-laboral del sujeto, en cambio el ámbito laboral debería tener su núcleo  de actuación en la prevención. 
                                                                          Es  prácticamente imposible pretender que una organización, haya previsto y  solucionado todas las posibles fuentes de conflictos de todo tipo que se pueden  dar. Un paso previo para que una empresa se enfrente con éxito a la resolución  de conflictos es el considerar que éstos son una circunstancia normal y no  excepcional en una organización. Las relaciones laborales son muy complejas y  la existencia de conflictos laborales forma parte de la actividad de una  organización. El buen control de estas relaciones/conflictos es la variable más  relevante en el ámbito de los Riesgos Laborales psico-sociales. 
                                      Existen  distintos medios más o menos adecuados para evitar, prevenir y resolver problemas  a nivel laboral, y la falta de existencia de una sistematización adecuada de  estos medios puede llevar a consecuencias de magnitud similar a las del  fenómeno que aquí se trata. Es recomendable planificar las relaciones sociales  en la empresa, aún teniendo en cuenta que es un ámbito con un gran margen de indeterminación.  Este diseño tiene que versar además de en las relaciones formales  (exclusivamente laborales) también en las relaciones informales  (extra-laborales) independientes del trabajo. Así, por ejemplo el entrenamiento  de los trabajadores en relaciones interpersonales o los sistemas de regulación de  conflictos tienen que estar dirigidos a todas las dimensiones sociales posibles  en una empresa. Otro de los medios consiste en articular sistemas de  presentación, acogida e integración de las personas recién incorporadas, sin  olvidar la consideración de la cultura de la empresa en la selección de  personal. 
                                                                          Por  otra parte la labor del psicólogo dentro de la empresa puede resultar también  recomendable en la prevención de posibles conflictos así como el tratamiento  subsiguiente en el caso de que sea necesario. El psicólogo tiene un papel  central y en tareas tales como el tratamiento de problemas de carácter personal  y apoyo psicológico a los trabajadores, así como el desarrollo de acciones  preventivas para evitar la aparición de problemática psicosocial. El carácter  interno y permanente de estos servicios permite un mayor conocimiento y  especificación del origen de las problemáticas, la realización de intervenciones  continuadas y personalizadas sobre los trabajadores y el seguimiento de las evoluciones  de los mismos. 
                                    8) Conclusiones 
                                                                          La  divulgación que a todos los niveles esta teniendo el concepto de mobbing ha  hecho que sea conocido en infinidad de ámbitos incluso antes de haber  conseguido una delimitación y consenso sobre el significado de la propia  palabra. No obstante, existen algunos parámetros que pueden ayudar para delimitar  y detectar este tipo de conductas. Así mismo no existe tampoco un instrumento  validado y estandarizado para la detección de los acosadores y/o acosados. 
                                                                          No  existe una tipología que defina a acosador y acosado de forma incuestionable  pero determinados comportamientos y características de personalidad hacen a  “algunos tipos de personas” más proclives que otras a desarrollar este síndrome  (ya sea en un extremo: acosador, o en el otro: acosado). 
                                                                          La  existencia de mobbing resulta un hecho contraproducente para cualquier  organización en todos sus niveles jerárquicos. La prevención así como el  fomento de una cultura empresarial que rechace y condene acciones de acoso  psicológico es fundamental para acabar con estas situaciones. 
                                                                          El  tratamiento que los riesgos psicosociales dentro del contexto de la prevención  de riesgos laborales sigue siendo hoy en día insuficiente y el caso del mobbing  es uno más que pone de manifiesto la importancia de estos riesgos en el mundo  de las relaciones laborales. 
                                                                          Por  último, la necesidad de la sociedad hace del estudio del mobbing una obligación  para aquellas personas dedicadas al estudio de las relaciones laborales, la  psicología del trabajo y los recursos humanos. 
                                    9) Referencias Bibliográficas 
                                                                          - Einarsen, S.  And Skogstad, A: “Bulling at work: Epidemiological findings in Public and  Private organizations”. European Journal of Work and Organizational Psychology.  1996,  5 (2), 185-201. 
                                      -  Gonzalez De Ribera, J.L: “El síndrome de acoso institucional”. Diario Médico. Madrid, 18 de Julio de 2000. 
                                      - Groeblinghoff,  D. and Becker, M: “A case of Mobbing and the clinical Treatment of Mobbing victims”.  European Journal of Work and Organizational Psychology. 1996, 5 (2),  277-294. “La prevención debería atender a las deficiencias del diseño del  trabajo (proporcionar un trabajo con bajo nivel de estrés, alto control del  trabajo, alta capacidad de decisión, suficiente autonomía temporal,...), al  comportamiento de los líderes (deberían desarrollar habilidades para reconocer  conflictos y manejarlos adecuadamente, conocer los síntomas del mobbing para su  reconocimiento temprano), y a la protección de la posición social de la persona  (desarrollando reglas claras, explícitas, escritas y públicas sobre resolución  de conflictos personales, que garantice el derecho a la queja y el anonimato y  que prevea sistemas de mediación y/o arbitraje)” Martín Daza y Pérez Bilbao,  2002 
                                      -  Hirigoyen, M.F: El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana.  Barcelona: Paidos, 1999. 
                                      -  Jornada sobre “Mobbing: violencia psicológica en el trabajo”. Barcelona, 28 de septiembre de 2000. 
                                      - Leymann, H:  “The Content and development of Mobbing at Work”. European Journal of Work and  Organizational Psychology. 1996, 5 (2), 165-184. 
                                      -  Lorenz, K.: El comportamiento animal. Madrid: Siglo XXI, 1979. 
                                      -  Martín Daza, F. y Pérez Bilbao, J: NTP476: “El hostigamiento Psicológico en el  trabajo”. Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Madrid, 2002.  (www.inst.es) 
                                      -  Martinez, I.M: “Hostigamiento psicológico en el trabajo”. Archivos Prevención  de Riesgos Laborales. 2000;  3(4):166-169. 
                                      - Niedl, K:  “Mobbing and Well-being: Economic and Personnel development implications”. European Journal  of Work and Organizational Psychology. 1996, 5 (2), 239-249. 
                                      -  Piñuel Y Zabala, I: Mobbing: Cómo sobrevivir al acoso Psicológico en el  trabajo. Madrid: Sal térrea, 2001. 
                                      -  Sáez Navarro, Mª. C. y García Izquierdo, M: “El Mobbing: ¿Una nueva forma de  viplencia en el trabajo?. 
                                      -  Sánchez Carazo, C: “El <Psicoterrorista> de oficina”. El Mundo. Madrid,  20 de enero de 2002. 
                                      -  Úriz Iglesias, J.L: “Mobbing: inmoralidad o delito”. Diario de Navarra.  Pamplona, 29 de enero 
                                      de 2002. 
                                      - Vartia, M:  “The sources of Bulling-Psichological Work Enviroment and Organizational  Climate” European Journal of Work and Organizational Psychology. 1996, 5 (2),  203-214. 
                                      -  Vázquez Valverde, C y Polaino Lorente, A: “La indefension aprendida en el  hombre: Revision critica y búsqueda de un algoritmo explicativo”. U  Complutense, Madrid, Estudios-de-Psicologia. 1982; Vol 11: 70-89 
                                    Universitat  Jaume I 
                                      Jornadas  de Fomento a la Investigación                                    |