  
                                    Michael J. Sandel,  profesor de filosofía política en Harvard, se ha ocupado a lo largo de su  trayectoria de temas como la justicia, la moral y la bioética. Es conocida su  crítica al liberalismo de J. Rawls y, en general, a toda postura filosófica que  proponga el abandono de criterios morales en el ámbito público. Precisamente el  motivo que animó a Sandel a recopilar en Filosofía pública artículos de las  tres últimas décadas fue el peso que, según las encuestas, el electorado  concedió a los problemas morales –por encima de la economía o el terrorismo– en  la reelección de Bush, en 2004. 
                                    Hay una idea común  que late en todos los artículos, en los que se plantean diferentes problemas.  Todos ellos son una puesta en práctica –por medio de una rica casuística– de la  aportación principal de Sandel: la recuperación de un activismo cívico que le  convierte en heredero de esa rica tradición que se remonta hasta Aristóteles.  
                                    En la primera parte  del libro, dedicada a analizar el planteamiento de los problemas cívicos en la  sociedad americana, se destaca que los grupos progresistas han ido perdiendo  terreno en la defensa del civismo, justamente como consecuencia de la admisión  de la neutralidad moral de la esfera pública. De ahí que Sandel pregunte si los  políticos están en condiciones de asegurar o promover una sociedad  políticamente madura y responsable.  
                                    También se abordan  en el ensayo los asuntos más polémicos: el aborto, el suicidio asistido, la  discriminación positiva, los nuevos retos de la bioética y el papel de la  religión en la vida pública.  
                                    Sandel recuerda una  pregunta inquietante: ¿en qué medida la libertad individual e ilimitada,  idolatrada en nuestras sociedades, puede resolver cuestiones que afectan al  colectivo social? Ninguna de las cuestiones referidas puede quedar limitada a  decisiones individuales, tomadas en la esfera privada, porque son relevantes  para el conjunto de la sociedad. Por ello mismo, no pueden sustraerse al debate  público. 
                                    Por último, en el  libro se examinan las teorías políticas liberales, con el fin de ver su  compatibilidad con discursos políticos sustantivos que defiendan ideales  morales. Para Sandel hay que tratar de no desnaturalizar la filosofía política;  en este sentido, se ha de admitir el juego de la controversia y la polémica, la  discusión, sin excluir a nadie puesto que a todos afecta y todos han de contar  con la posibilidad de ofrecer su opinión y punto de vista.  
                                    Filosofía Pública  es, en definitiva, una buena aproximación –accesible también para no  especialistas– tanto a la trayectoria del autor como a los grandes problemas de  toda comunidad social, que permite entender y recuperar la idea de lo político  a la manera en que lo entendían los clásicos. 
                                    Marbot ediciones.  Barcelona (2008). 366 págs. 
                                    Traducción: Albino  Santos Mosquera.                                      |