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                                     Casos registrados  principalmente en los barrios de Lavapiés (Madrid), Ciutat Vella (Barcelona) y  Triana (Sevilla) han puesto al descubierto la situación- Las víctimas del acoso  son vecinos de edades avanzadas, que se ven desbordados 
                                      
                                    Carlos Mínguez .  Efe. Madrid Domingo, 29 de junio de 2008 - Lavapiés en Madrid. Ciutat Vella en  Barcelona. Triana en Sevilla. Tres ejemplos, tres escenarios urbanos de ese  drama silencioso que es el "mobbing" inmobiliario, un acoso que  soportan sobre todo personas mayores con escasos recursos económicos y al que la Justicia y los  ayuntamientos empiezan a plantar cara. 
                                    El problema es de  tal magnitud que hasta Naciones Unidas ha puesto el grito en el cielo a través  de Miloon Kothari, relator especial para asuntos de vivienda de la  organización, quien tras un reciente viaje a España calificaba la situación de  "muy grave".  
                                      Kothari, que estuvo  en San Sebastián, Barcelona, Bilbao, Sevilla y Zaragoza, entre otras ciudades,  alertaba en un informe sobre la "vulnerabilidad" de las víctimas  -ancianos, discapacitados, mujeres, jóvenes- ante la falta de escrúpulos de los  especuladores inmobiliarios, los "asustaviejas" como son conocidos  popularmente, y se sorprendía por la "tímida" actuación de los jueces  en estos casos.  
                                    La semana pasada  uno de Barcelona condenaba a una inmobiliaria a rehabilitar "a fondo"  un edificio en el que viven, en condiciones muy precarias, con ratas  correteando a sus anchas por el inmueble, ocho vecinos, en su mayoría ancianos,  que habían denunciado a su casero por usar "métodos de extorsión y presión  psicológica" en un intento por hacerles abandonar sus pisos de renta  antigua.  
                                      Este de Barcelona  es uno de los miles de casos de "mobbing" inmobiliario registrados en  España en los últimos años, con un escenario casi siempre común: los cascos  antiguos de las ciudades.  
                                    En ellos proliferan  edificios mal conservados, infraviviendas muchas veces, que son presa suculenta  para los especuladores, además de, una vez rehabilitados, objetos de deseo para  una clase económicamente pudiente que ahora quiere vivir en esos centros  urbanos característicos.  
                                    Mirada municipal 
                                    "El problema  es más grave de lo que a primera vista pudiera parecer", asegura Marina  Parés, presidenta de la   ONG Servicio Europeo de Información sobre Mobbing, para quien  la solución está en los ayuntamientos, "porque tienen la competencia y la  obligación de evitar la degradación de barrios y edificios"  
                                    Más de 200 casos en  Barcelona en 2007; 137 posibles en Madrid desde 2003, según Juan José de  Gracia, responsable de la   Empresa Municipal de la Vivienda; 160 edificios sevillanos con  "patologías graves de deterioro de la edificación" y unos  propietarios que no garantizan las debidas condiciones de habitabilidad,  salubridad y ornato.  
                                      Son cifras que  ponen al descubierto una realidad que el Ministerio de la Vivienda y la Federación Española  de Municipios y Provincias (FEMP) se han propuesto combatir con un teléfono  gratuito que desde comienzos de año está a disposición de quienes se sienten víctimas  de acoso inmobiliario.  
                                    A esta iniciativa  se han acogido, de momento, diez municipios -La Coruña, Fuenlabrada y  Getafe en Madrid, Gijón, Hospitalet de Llobregat, Denia y Elche en Alicante,  Vitoria, Córdoba y Las Palmas de Gran Canaria- y hay otros interesados en  sumarse.  
                                      Esos ayuntamientos  tomarán en cuenta las denuncias telefónicas -hasta el momento unas quinientas,  y procedentes de toda España, según Vivienda- y recabarán la intervención de  los servicios sociales municipales cuando el caso de acoso lo requiera, además  de dirigir a los ciudadanos hacia servicios de orientación y asistencia  jurídica gratuita.  
                                    De momento, en el  Código Penal no está tipificado como delito el "mobbing"  inmobiliario, si bien estas conductas de violencia psicológica y presión pueden  calificarse como constitutivas de un delito o falta de coacciones recogidas y  castigadas con multas y hasta prisión.  
                                    En Sevilla, la  lucha a cara de perro de su Ayuntamiento contra los acosadores es más efectiva  desde que en 2004 se creara la oficina de asesoramiento a inquilinos en  situación de abuso, que desde entonces ha mantenido reuniones con inquilinos de  más de 350 edificios del casco histórico.  
                                    Estado de  desasosiego 
                                    "Las  condiciones de inhabitabilidad de los edificios provocan en sus moradores un  estado grave de desesperanza y desasosiego" que obliga a intervenir con  carácter de urgencia a la autoridad urbanística, dice Antonio Rodrigo Torrijos,  delegado de la oficina.  
                                    El primer objetivo  es exigir a los propietarios el cumplimiento "escrupuloso" del deber  de conservación de los edificios. Si no es así puede llegarse a la expropiación  o a la sustitución del propietario incumplidor. Actualmente hay abiertos 25  expedientes.  
                                      En Barcelona, el  ayuntamiento proponen la creación de una Físcalía específica. 
                                    Diario de Navarra                                    |