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                                La agresividad es  ante todo una energía, una fuerza ni buena ni mala pero indispensable para el  desarrollo del niño. Pero hay que comprender cómo canalizarla de forma positiva  y convertirla en un atributo. Del nacimiento a la adolescencia, Edwige Antier  nos ayuda a reconocer sus manifestaciones específicas y las respuestas que hay  que dar. 
                                                                  Lleno de retratos y  testimonios, este libro desculpabiliza a los padres y los invita a construir  con sus hijos un futuro más sereno. 
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