Tras cuatro años de tratamiento, Tamara Sturtz consiguió al fin tener una hija por reproducción asistida. Aunque se siente afortunada con el nacimiento de Daisy, ahora de dos años, reconoce que le podía haber costado su matrimonio y pinta en The Daily Telegraph un panorama nada idílico de aquellos años.
The Daily Telegraph
7-XII-2011
“Llegué equilibrada y llena de esperanza a la montaña rusa de la FIV. Pero a medida que pasaron los meses y los tratamientos fueron fallando, me fui convirtiendo en alguien completamente diferente. Mi marido Mike y yo teníamos grandes expectativas, pero cuando fracasa el primer ciclo de FIV se te parte el corazón. Al segundo ciclo fallido, me derrumbé”.
“Me quedaba llorando durante horas en el suelo del baño, con una angustiosa sensación de desesperanza. ¿Por qué me había fallado el cuerpo? ¿Por qué yo? ¿Por qué nosotros? Mike no sabía qué más podía hacer para ayudarme. Aunque recurras a la FIV como pareja, cada cual reacciona de forma diferente; la FIV fue cargando de tensión nuestro matrimonio”.
“Mike pensó que su papel consistía en mantenerse optimista, pero yo me fui desmoronando. Empecé a volcar sobre él mi ira, mis frustraciones, mi dolor. Con el tiempo, él reaccionó echando la culpa a los tratamientos. Por entonces, no había demasiado amor en nuestro matrimonio. Y aunque se esforzaba lo que podía por apoyarme, no era suficiente. Sé que había veces en que lo único que quería era tirar la toalla y marcharse”.
En esos cuatro años, la FIV pasó a ocupar el centro de la vida de Tamara y de su marido. Incluso las raras ocasiones en que salían a comer a algún restaurante terminaban por recordarles los dichosos ciclos, cuando se cruzaban con carritos de bebés.
“Al fin, logramos tener lo que queríamos. Pero no podemos negar que llegó a un gran precio, tanto económico como –más importante– emocional. Casi nos cuesta el matrimonio. E incluso dos años después de todo aquello, todavía estamos luchando para recuperar nuestra relación en el estado en que estaba antes de que nuestra vidas fueran consumidas por la FIV”.
[Tomado de Aceprensa] |