Se dice por ahí que Mel Gybson se mide los brazos constantemente, tiene la manía compulsiva de mirarse al espejo y si no puede ir al gimnasio una semana se enfurece y enfada. También se rumorea que Brad Pitt se pesa con mucha frecuencia y ha convertido el gimnasio en su segunda casa, llegando a significar una obsesión para él.
Pues bien, me siento muy identificado con esto. Más que nada porque lo he vivido en mis carnes; o más bien lo estoy viviendo. En efecto: soy vigoréxico. Sé lo que es quererse poco y aferrarse a algo (los músculos) para "demostrar" que vales. Es algo así como que si pierdes los músculos ya no vales un pito. La cara opuesta de la anorexia.
La semilla de mi enfermedad y su germinación
Los que me conocen ya sabrán que aparte del deporte, una de mis aficiones siempre han sido los videojuegos.
Pues bien, tenía yo 14 añitos, corría el año 1995, una auténtica fiebre de los videojuegos. Y más concretamente de los videojuegos de peleas. Y ahí es donde empecé a sentir admiración por los físicos músculos... veía los luchadores de los videojuegos y "necesitaba" ser como ellos.
Esas piernas... Esas piernas de los luchadores de los juegos de lucha siempre se me quedarían grabadas en la retina... Piernas como troncos, gigantescas y musculosas, capaces de reventar el Pepe Jeans más ancho. Y esos torsos... hombros como pelotas de baloncesto, abdominales como una tableta de Milka, espaldas donde aparcar un coche... Esos físicos me fascinaron. Sentí autocompasión hacia mí mismo. Autocompasión por ser un "maldito flaco"... Me puse manos a la obra. ..
Entonces, ya con 14 tacos, pillé unos extensores de musculación de mí tío. Empecé con ejercicios básicos (sentadilla, press de banca, curl de bíceps) que él me enseñaba y gané mucho músculo... No obstante, eso sólo hizo plantar la semilla de la vigorexia...
... la cual ha crecido mucho hasta hace unos 2 años, cuando convertí del deporte una obsesión compulsiva.
Anorexia y vigorexia, ¿¿¿diferentes???
No, ni mucho menos. Al menos es lo que creo. De hecho, sólo se diferencian en que el anoréxico quiere ser delgado y el vigoréxico musculoso. Las dos enfermedades residen de lo mismo: la falta de autoestima, en obsesionarse con el cuerpo bien para intentar gustar a los demás, gustarse a uno mismo, demostrarse auto-valía, etc.
En efecto, yo meto la anorexia y la vigorexia dentro de un mismo saco. Yo conozco a anoréxicas que no quieren ser esqueletos vivientes, sino estar delgadas pero también atléticas; y vigoréxicos que no desean ser monstruos musculosos de 130 kg, sino poseer un físico delgado pero a la vez musculoso. ¿¿Conclusión?? Pues que la anorexia y la vigorexia a veces se chocan.
Sin embargo, me parece bastante mal que los vigoréxicos, al contrario que los anoréxicos, dispongamos de poca ayuda en la sociedad y en los medios de comunicación... cuando la vigorexia es, psicológicamente, tan destructiva como la anorexia. Me parece vergonzoso.
Para colmo, si salimos alguna vez por TV, revistas o internet es para llamarnos locos, colgaos y mil gilipolleces más.
Pero, ¿qué leches es un vigoréxico?
Pues cada vigoréxico es un mundo. He conocido a gente que no sale de fiesta los fines de semana por miedo a perder músculo, otros hacen deporte a diario como obligación, otros utilizan fármacos (esteroides anabolizantes, anti-estrógenos, insulina, laxantes y diuréticos, etc).
No obstante, yo soy vigoréxico. Bueno, me considero una persona normal. Con poca autoestima, quizás, pero normal. Nunca he tomado fármacos como el Winstrol, el Dianabol o esas cosas... Cuando no voy al gimnasio (sobretodo durante periodos largos) me deprimo, me entristezco, dejo de realizar cualquier actividad de lo mal que me siento. Me miro de vez en cuando al espejo, pero apenas cuando voy a las duchas del gimnasio: nada obsesivo. Eso sí, a veces sí he salido del gimnasio algo cabreado por no haber levantado el mismo peso que la semana anterior; y en ocasiones me ha sabido mal salir con los amigos "por miedo a perder músculo". Como veis, tampoco es una vigorexia muy grave, pero sí algo que me hace sentirme mal en ocasiones.
Cuando el ejercicio físico deja de ser sano y se convierte en un infierno
Por mucho que digan que el deporte es salud y cosas así, yo no me lo trago. A mí se me ha adentrado en el cerebro como algo obsesivo, que no quiere escapar. ¿Cómo voy a hablar bien de algo que me hace sentir mal y que ha estado cerca de acabarme la vida?
Mi situación / mi epílogo –
Ahora mismo no me encuentro mal del todo. Pero claro, es por épocas... Soy una persona inestable en cuanto a ánimos... igual mañana me afecta más la vigorexia y me entristezco. Pero supongo que es un largo camino...
Pero como conclusión quería mandar un grandísimo apoyo a anoréxicos, bulímicos, comedores compulsivos y vigoréxicos. Un abrazo a todos vosotros, y no dejemos que nuestras enfermedades echen a perder nuestra vida. Son 4 días, a disfrutarlos.
Ciao.es |