Estamos ante una nueva patología. La vigorexia se define de momento como la situación creada a partir de una excesiva práctica del deporte y de una obsesiva persecución de la belleza física.
Los afectados son en su mayoría hombres entre 18 y 35 años que comienzan a dedicar demasiado tiempo, entre tres y cuatro horas diarias, a esa actividad y lo restan de sus labores u ocupaciones cotidianas.
Fernando Fernández, psicólogo adjunto del servicio de psiquiatría del Hospital Bellvitge de Barcelona, apunta que todavía hay pocos estudios elaborados en España y que el problema cuando existe no es fácil de detectar.
"La persona que la padece persigue estar bien y lo está mientras puede compaginar ese tiempo excesivo de culto al cuerpo con su trabajo o estudios", afirma Fernández. "Lo que ocurre es que al médico no se acude hasta que el problema ya es más importante. Nosotros en el hospital lo que tratamos son casos extremos que han acabado en anorexias o bulimias de varones".
Aproximadamente el 10 por ciento de los 700,000 casos de anorexia que, según el Ministerio de Sanidad, se dan en España afectan a hombres o niños y de ellos una tercera parte, según Fernández, correspondería a un desencadenamiento a partir de lo que conocemos como vigorexia.
La persecución de un cuerpo perfecto les lleva a cambiar significativamente la forma de alimentarse y a dar excesiva importancia a alimentos ricos en proteínas o en hidratos de carbono, en muchos casos artificiales, lo que provoca trastornos metabólicos importantes. Si la situación se agrava, este aspecto orgánico es el que los especialistas abordan primero para después trabajar conjuntamente en el plano psiquiátrico y psicológico.
En lo que se refiere al tratamiento, no hay prácticamente diferencias entre hombres y mujeres con anorexia o bulimia. La diferencia estriba en que mientras la mujer desarrolla la enfermedad por querer adelgazar, el hombre lo hace por desear ser más musculoso.
La preocupación de los médicos va en aumento, pero el trastorno es demasiado nuevo todavía.
"Es lo que ocurre con otras actividades relativamente novedosas, como la adicción a Internet", afirma Fernández. "Siempre que hay una realización excesiva de una determinada actividad puede ser patológico, cuando ello interfiere en nuestra vida laboral y social y en nuestra situación individual. Cuando nuestra autoestima sólo depende de esa actividad se podría hablar de enfermedad".
El principal riesgo para los potenciales afectados por vigorexia es la falta de control con la que muchas personas hacen deporte, según Alberto Modrego, doctor en medicina del deporte. Esta es la razón de que no afecte prácticamente a los deportistas profesionales.
"La persona que decida hacer deporte ha de tener una programación antes de entrar en el gimnasio, saber cuáles son los objetivos primordiales, el nivel con el que arranca la actividad", explica Modrego.
Este doctor en medicina del deporte recomienda que cualquiera que inicie una actividad deportiva intensa se ponga en manos de un monitor.
"Si esto no es posible, la actividad ha de realizarse de forma muy progresiva, en un periodo de 6 meses, dos o tres días a la semana con trabajos de intensidad media y cuando hay un síntoma de alarma como fatiga o cansancio o algún dolor muscular consultarlo con alguien que tenga la preparación adecuada, no con cualquier amigo o compañero de gimnasio", agrega Modrego.
Fuente: TRAINERMED |