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Qué es la hiponatremia y cómo prevenirla: el peligro de ciertas dietas
Tomar agua en exceso puede ser fatal

Una mujer inglesa de 40 años murió tras beber cuatro litros en dos horas como parte de un régimen que no superaba las 500 calorías diarias. Qué pasa con los maratonistas. Cómo se interpreta lo que el cuerpo necesita.

El agua, por definición, es buena. Siempre se nos enseñó que era inodora, incolora, insípida y la mejor manera de hidratar el cuerpo. Pero existen situaciones en las que tomarla en exceso se puede volver nocivo o, incluso, mortal. Como en el caso de Jacqueline Henson, una inglesa de 40 años que murió tras beber cuatro litros de agua en dos horas como parte de una dieta que no superaba las 500 calorías diarias. ¿La consecuencia? La hiponatremia: la acumulación de líquido en las células por falta de sodio en el cuerpo.

Sebastián Sevilla, médico clínico del Hospital Universitario Austral, aclara que en general el cuerpo se encarga de eliminar todo tipo de exceso de líquido a través del sudor o del vapor de la respiración, y que el órgano que mantiene el equilibrio de agua es principalmente el riñón. “El problema se presenta para aquellas personas que sufren algún inconveniente orgánico de base que les impida manejar bien los líquidos, como los problemas cardiológicos o renales. En estos casos, si uno hace una sobrecarga de líquidos en un lapso tan corto, como lo hizo la inglesa, puede tener consecuencias muy graves.”

La mitad del cuerpo humano es agua, como bien lo señalan todas las propagandas que estimulan a tomarla diariamente. Pero, a su vez, existe un equilibrio entre los minerales y el agua dentro del organismo que puede alterarse ante un ingreso masivo y repentino de líquido. Sevilla pone un ejemplo para explicar cómo se comporta el líquido en relación a los minerales: “En el colegio se suele hacer un experimento con un recipiente y una membrana en el medio. De un lado se pone agua y, del otro, agua salada, y uno ve cómo los niveles de agua salada empiezan a subir y la de la otra a bajar. ¿Por qué? Porque el agua busca juntarse con los minerales”. Eso es precisamente lo que sucede con la hiponatremia, que es la reducción de concentración de sodio y la consecuente inflamación de las células. Cuando los niveles de sodio –que se diluye con el agua que se ingiere– bajan de manera excesiva, el agua que circula por el cuerpo busca minerales para suplir esta falta. ¿Dónde los busca? En las propias células, porque éstas encierran sodio y potasio. Entonces al meterse en ellas, se forman edemas, es decir, se inflaman. “Esto es muy comprometido en las células cerebrales porque dentro del cráneo las células no tienen hacia dónde expandirse, entonces aumenta la presión, hace que llegue menos sangre y puede ser mortal.”

En el caso de Jacqueline Henson, además, se combinó el factor de la dieta hipocalórica: con 500 calorías por día lo más probable es que el cuerpo se quede sin minerales en un lapso muy breve. “Para empezar, cualquier dieta tiene que ser balanceada, porque si uno no consume las calorías que necesita para funcionar, las empieza a sacar de otros lugares que no están preparados para eso, como los músculos. Entonces en vez de adelgazar, la persona se desnutre –explica Sevilla–. Y sin bien la hiponatremia es excepcional, habría que analizar si esta mujer no tenía problemas renales o cardiológicos que favorecieron este desenlace.”

Alerta a los maratonistas.

Para evitar la deshidratación, a los corredores de larga distancia se les aconseja beber líquido constantemente. Sin embargo, una investigación reciente de la Universidad de Columbia descubrió que de los 488 maratonistas estudiados, 62 habían sufrido desequilibrios de fluidos y sales después de la competencia. Y tres de ellos estuvieron en peligro de muerte.

¿Cuál es la medida correcta de hidratación? “En el caso de los deportistas de alto rendimiento, deberán estar controlados por profesionales –dice Sevilla–. Para los demás, hay que tener en cuenta que el organismo no puede generar agua cuando no la hay y que el líquido en exceso se elimina, excepto que se beban cantidades excesivas por un lapso sostenido y que el riñón no sea capaz de regularlo. En general, el mismo cuerpo avisa cuándo necesita agua y hay que dársela.”

Crítica de la Argentina
06.01.2009