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El deseo de perder kilos estimula la potomanía
Llegan los adictos al agua

Nana De Juan

La potomanía es un deseo frecuente de beber gran cantidad de agua de manera compulsiva  

Ya hay quien ingiere de seis a siete litros diarios, superando los dos reglamentarios
Efe/El Universal

Los médicos aconsejan un consumo diario de agua de litro y medio para llevar una vida saludable pero cada vez se están dando más casos de adictos/as al agua capaces de consumir entre seis o siete litros por jornada.

La potomanía o el consumo excesivo de agua por placer puede llegar a impedir el funcionamiento normal del cerebro, provocar cefaleas, náuseas, letargo, convulsiones y coma. Los psicólogos dan la alerta ante este problema inusual que comienza a hacerse notar.

El deseo de perder kilos o de abandonar el hábito de fumar lleva a muchas personas a pasearse diariamente con una botella de agua bajo el brazo hasta que, sin saberlo, se pueden convertir en adictos al agua, del mismo modo que la bulimia supone una adicción a la comida, sin que los propios interesados se den cuenta.

Tendencia irresistible

La potomanía es un deseo frecuente de beber gran cantidad de agua, de manera compulsiva y sin sentir especial sed, acompañado de una sensación placentera, define un informe del departamento de psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid sobre esta adicción, que aún se encuentra sin registrar en ningún apartado de las clasificaciones de psiquiatría actuales.

Sin embargo, este desequilibrio psicológico tiene aspectos en común con otros trastornos del control de los impulsos, ya que al individuo le cuesta trabajo resistirse a la tentación, percibe una sensación de tensión antes de cometer el acto, y luego siente placer, gratificación o liberación.
Tras el acto puede haber o no arrepentimiento o sentimiento de culpabilidad, asegura el informe reseñado.

Estudios epidemiológicos indican que los pacientes con este trastorno de los impulsos tienen un alto riesgo de desarrollar otras patologías psicológicas, como el abuso de sustancias, el trastorno compulsivo u otros trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios o afectivos.

Riesgos físicos

Los riñones regulan el metabolismo del agua y de los minerales y filtran sus impurezas, para lograr el equilibrio de los fluidos internos, pero tienen un límite, y un exceso de líquido en el cuerpo puede provocar su colapso, mientras que en los músculos disminuye el número de impulsos nerviosos que les llegan, y el bajo tono de las fibras provoca fatiga.

En otros casos, se produce la pérdida de magnesio en el cerebro, lo que provoca la falta de memoria y acelera el envejecimiento y, el corazón, ante la falta de potasio, pierde su ritmo y el músculo cardíaco puede llegar a pararse.

La hiponatremia o niveles muy bajos de sodio en sangre es la situación más delicada que puede sufrir un paciente adicto al agua. En este caso, el funcionamiento del cerebro se ve seriamente dañado, se altera además el metabolismo y pueden atrofiarse los músculos o los órganos internos, por lo que se producen náuseas, dolores de cabeza muy intensos o aletargamiento y, en casos extremos, convulsiones, parálisis e incluso la muerte.


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