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Cafeína en la dieta

La cafeína es una sustancia que existe naturalmente en ciertas plantas o se produce sintéticamente y se usa como aditivo en ciertos productos alimenticios. Es igualmente diurética y estimulante del sistema nervioso central.

La cafeína se absorbe y distribuye muy rápidamente. Después de la absorción, pasa al cerebro.

La cafeína no se acumula en el torrente sanguíneo, ni el organismo la almacena, sino que es excretada en la orina, muchas horas después de consumida.

La cafeína no disminuye los efectos del alcohol, aunque muchas personas todavía creen que una taza de café "le devuelve la sobriedad" a una persona intoxicada.
La cafeína puede emplearse como tratamiento de las jaquecas y para aliviar, durante poco tiempo, la fatiga o la somnolencia.

La cafeína se consume ampliamente y se encuentra en forma natural en las hojas, semillas y frutos de más de 60 plantas, entre las que se pueden mencionar, hojas de té, nueces de cola, café y granos de cacao. También se encuentra en el café, té, chocolate, cacao y algunas colas.

A menudo, se añade la cafeína a medicamentos que no necesitan receta médica, como analgésicos, supresores del apetito y medicamentos para el resfriado. La cafeína no tiene sabor y puede separarse de un alimento por medio de un proceso químico llamado descafeinización.

El consumo excesivo de cafeína puede llevar a que se presenten frecuencia cardíaca rápida, micción excesiva, náuseas, vómitos, inquietud, ansiedad, depresión, temblores y dificultad para dormir.

El efecto de la cafeína en la salud se ha estudiado ampliamente. En particular, se han examinado cuidadosamente los efectos de la cafeína en la enfermedad fibroquística de las mamas, la enfermedad cardiovascular, los defectos congénitos, la función reproductora y el comportamiento de los niños. Sin embargo, en 1984, en una declaración del Concejo de la Asociación Médica Estadounidense sobre Asuntos Científicos (American Medical Association Council on Scientific Affairs ), se afirmó que los "bebedores moderados de té o café probablemente no tienen que preocuparse por su salud en relación con el consumo de cafeína, con tal de que otros hábitos de su estilos de vida (dieta, consumo de alcohol) sean también moderados". Esta declaración hace énfasis en el uso moderado de la cafeína.

Dejar la cafeína en forma abrupta puede causar dolores de cabeza, somnolencia, irritabilidad, náuseas, vómitos y otros síntomas, por lo que se recomienda reducir gradualmente su consumo para prevenir cualquier síntoma a causa del síndrome de abstinencia.

El ser humano no requiere del consumo de cafeína en la dieta; sin embargo, su consumo moderado no está asociado con ningún riesgo para la salud. Tres tazas de café de 235 ml -8 onzas- (aproximadamente 250 miligramos de cafeína) por día se consideran una cantidad moderada o promedio de cafeína, mientras que 10 tazas de 235 ml (8 onzas) de café por día se consideran un consumo excesivo.

Se debe vigilar muy de cerca el consumo de cafeína en un niño, ya que aunque la cafeína no reviste peligro si se la consume con moderación, sí puede afectar negativamente la nutrición del niño. Las bebidas cafeinadas pueden estar reemplazando alimentos altamente nutritivos, tales como la leche. Además, un niño puede comer menos debido a que la cafeína actúa como un supresor del apetito. La cafeína puede restringirse por completo en la dieta del niño, ya que no existen requerimientos nutricionales de la misma. La restricción podría ser necesaria en un niño hiperactivo, debido a que la cafeína es un estimulante.

El médico debe aconsejar a las mujeres embarazadas y a las personas con cardiopatía coronaria o úlceras pépticas para que disminuyan o eviten el consumo de cafeína.
Muchos medicamentos interactúan con la cafeína, por lo que la persona debe consultar con el médico o el farmaceuta acerca de las posibles interacciones con la cafeína en cualquier momento que tome medicamentos.

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