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Media sanción para la ley integral de los trastornos de la alimentación

Obras sociales y prepagas, a un paso de cubrir gastos por bulimia, anorexia y obesidad
Prohíbe, además, la venta de alimentos no nutritivos en los kioscos escolares.
Por: Armando Vidal

Razones. Los obesos son vulnerables a las enfermedades del corazon.

Con reclamos de los distintos bloques políticos en cuanto a que las leyes deben ser cumplidas, ayer el Senado dio media sanción y remitió a Diputados la norma que compromete al Estado en la lucha contra las enfermedades derivadas de los trastornos alimentarios. Son ellas la anorexia, bulimia y la obesidad mórbida.

La ley en trámite, surgida del propio Senado, declara de interés nacional el combate contra esas enfermedades, crea un programa específico de acción, así como un registro estadístico y un mapa epidemiológico. Y prohíbe, además, la venta en quioscos escolares de alimentos no nutritivos.

Diputados considerarán esta sanción con la nueva composición de la Cámara a partir del 10 de diciembre. "Espero que llegue el momento en que las cuestiones economicistas queden de lado en materia de salud", dijo la senadora kirchnerista Haydeé Giri, presidenta de la Comisión de Salud.

Aludía a las grasas llamadas "trans" que, señaló, generan derrames cerebrales. "Hay estadísticas para acreditarlo", fundamentó esta médica de Córdoba.
El discurso incluyó algunas cifras. En el caso de la obesidad, dijo que el 70% de las enfermedades cardiovasculares recae en los obesos, así como también el 45% de los cáncer de colon y el 26% de los hipertensos. Explicó que es necesario educar a niños y jóvenes en alimentación: "Es un tema cultural".

La radical fueguina Liliana Capos añadió que el tratamiento de esas enfermedades exige un abordaje multidisciplinario que, remarcó, no existe en el caso de las obras sociales y prepagas.

La formoseña, también oficialista, Adriana Bortolozzi de Bogado, sobresalió por el enfoque crítico: "En Formosa, la única obesa soy yo", arrancó para luego caracterizar a la ley como propia de Dinamarca. Contra todo lo dicho hasta allí, ella aseguró que como gorda no se sentía discriminada. "Me gustan los ñoquis y tallarines", confesó para luego completar "que no sea la sociedad la que nos pague la adicción".
Para ella, con ese criterio la sociedad debería socorrer "a los adictos al alcohol, al tabaco, sexo y hasta el trabajo". Lo que más le molestaba, sin embargo, era la inclusión de operaciones quirúrgicas. "Los gordos sabemos que somos un negocio", dijo.

El Clarín