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Sin nombres ni líderes. Así funciona Alcohólicos Anónimos

El viaje de regreso
Testimonios de los que escaparon
Hay personas que dejaron de beber desde el primer día en que recurrieron a Alcohólicos Anónimos. Pudieron dejar atrás
“Sólo aquellos que los padecimos, sabemos los dramas que conlleva la enfermedad del alcoholismo”, dijo Juan.

Cuando Lucía se acercó a ese grupo de personas -otrora extrañas, pero ahora amigas- lo hizo por iniciativa propia. O, en rigor de verdad, empujada por los padecimientos de los que no lograba escapar.

Atrapada en las telarañas del alcoholismo, discutía permanentemente con sus seres queridos. Se creía dueña de la verdad absoluta, pero, al mismo tiempo, veía sombras que no existían, escuchaba voces que no le hablaban y hasta pensaba que ya no podría seguir adelante.

Esa profunda depresión de la que sólo pueden dar testimonio aquellos que estuvieron cerca del abismo, la acosaba permanentemente, hasta que recurrió a una de las sedes platenses de Alcohólicos Anónimos. Créase o no, ese mismo día dejó de tomar, por lo que considera “un milagro”.

Cómo hizo para juntar las fuerzas necesarias, es algo que sólo ella y aquellos que pasaron por una experiencia similar lo saben.

“Me escucharon con atención y me sentí comprendida, luego los veteranos -aquellos que se siguen reuniendo aunque están apartados de las bebidas- me dijeron que las primeras 24 horas eran fundamentales (...) No se cómo ocurrió pero ese mismo día llegué a casa y tiré todas las botellas para no volver a tocarlas nunca más”.
Esto ocurrió hace pocos días. Para ser precisos, a fines de enero último.
A Juan le pasó algo muy similar, sólo que mucho antes. De hecho, es uno de los veteranos que no quieren volver a tentarse, y que asisten con sus relatos personales a quienes acuden en busca de ayuda.

“Las primeras 24 horas son tan importantes como las que le siguen y así sucesivamente”, cuenta este profesional que llegó a comprar una damajuana de vino por día, y que acudía al alcohol “para mitigar los temblores” que sentía en sus manos.
En Alcohólicos Anónimos no hay jefes, ni médicos. Funciona, básicamente como un grupo de autoayuda -por supuesto, gratuito- formado por quienes intentan o han logrado salir del infierno.

“Lo primero que ganan aquellos que se alejan de la bebida es tiempo y dinero. Hay que ser fuerte para no volver a tentarse”

El anonimato es fundamental

El Comité de información pública de Alcohólicos Anónimos explicó, en un escrito difundido el último año, que “el principio de anonimato es de fundamental importancia para nuestra comunidad”.

“Los que dudan en buscar nuestra ayuda pueden superar sus temores si están seguros de que se respetará su anonimato. Además, y tal vez menos comprendido, nuestra tradición de anonimato sirve para recordar a nuestros miembros que el nuestro es un programa de principios y no de personalidades, y que ningún miembro puede pretender ser líder”.
Juan, integrante de uno de los grupos, explicó por otra parte que los hombres y mujeres que se consideran miembros de la institución son y seguirán siendo alcohólicos, aunque hayan tenido la fortuna de dejar de beber. Es por eso que no deben volver a probar ni una sola gota.

“Llegaron a la conclusión de que ya no les era posible controlar de ningún modo al alcohol, pero ahora se abstienen por completo”, agregó.

Los integrantes de los grupos subrayan el hecho de que no tratan de luchar solos, sino que conversan abiertamente e intercambian puntos de vista con personas que sufren los mismos padecimientos. “El hecho de compartir las experiencias parece ser el elemento básico que nos permite vivir sin el alcohol y en la mayoría de los casos sin ni siquiera sentir deseos de beber”.

Juan asegura que es capaz de estar en una fiesta o sentado frente a un amigo que toma vino, sin sentir deseo alguno.”Sé lo que he sufrido por no poder controlarme y no quiero volver a eso”, dijo al ser consultado por Hoy.

“Ahora veo las cosas de otra manera”

“Me siento contenta, alegre y con ganas de vivir. Ahora veo las cosas de otra manera, y los demás me ven distinta a mí”.

El testimonio de Lucía es similar al de muchos de los que concurren a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Juan explica que, “quizá es difícil de entender para aquellos que tienen la suerte de no haber caído en la adicción, pero el que deja la bebida siente que inicia una vida feliz y fundamentalmente útil”. Explicó que, “como ven que las charlas dan resultado, aquellos que participan de las reuniones realizan esfuerzos para acomodar sus horarios y no faltar”. Es más, aseguran que el trato -que en muchos casos es diario- y el problema que los afecta hace que terminen siendo muy buenos amigos.

Un problema que preocupa a la OMS

Allá por 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a los gobiernos de los distintos países que adopten “estrategias y programas para reducir las consecuencias negativas para la salud y la sociedad del consumo perjudicial de alcohol”. Les pidió, entonces, que fomenten la movilización entre la población y la industria para luchar contra el alcoholismo.
Un informe de esa organización consideró que el consumo de alcohol fue “la causa de 1,8 millones de muertes” en todo el mundo en 2000, el equivalente al 3,2 por ciento del total de fallecimientos de ese año.
La resolución, fue una iniciativa de los países nórdicos patrocinada por otras naciones.

Fuente: Diario Hoy. La Plata, jueves 15 de marzo de 2007