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Los ejércitos del siglo XXI deberán ser más pequeños y flexibles
Pablo Pardo


El Precio de la Paz

¿Que hacer con todas las armas que sobran? La industria armamentista tiene el horizonte muy negro a corto plazo y las reventas de material usado inundan los pequeños países del Tercer Mundo

La paz duradera es poco deseable. La guerra es un estabilizador económico esencial en la sociedad moderna. Esta frase apareció en un estudio del Pentágono realizado hace ya varios años, cuando la Guerra Fría aún era una realidad. Pero hoy, con la progresiva disminución de las tensiones Este- Oeste y tras las enseñanzas de la Guerra del Golfo, las opiniones parecen estar cambiando. En Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, los parados de las industrias de armamento se cuentan por miles, mientras que en la Unión Soviética se intenta transformar las fábricas de tanques en productoras de tractores.

El “complejo militar- industrial (termino acuñado por Eisenhowe en 1961 para designar a los grupos de presión formados por militares y empresarios de industrias de armamento) debe readaptarse a las nuevas condiciones de trabajo. Ellos son quienes van a pagar el precio de la paz.

Los dos grandes

Las principales potencias industriales militares son, evidentemente, la Unión Soviética y los Estados Unidos. Pero en ambos países esta rama industrial atraviesa una profunda crisis. El Pentágono vivió unos años dorados al principio de la década pasada, cuando Ronald Reagan aumento espectacularmente el presupuesto militar. Pero pasada la mitad del decenio, el Congreso controlado por los demócratas- comenzó a recortar poco a poco el gasto de defensa. Así los presupuestos del Pentágono se están reduciendo desde 1986 y en la actualidad se sitúan en 278.000 millones de dólares, lo que supone la misma cifra de hace una década. Y en los próximos cinco años, la Administración Bush, agobiada por un déficit presupuestario incontrolable, lo reducirá en otro 25 por ciento.
Esta mentalidad provoca despidos masivos de muchas empresas que, como General Dynamics. McDonnell Douglas o Lockheed, conocieron épocas de euforia durante los ocho años de presidencia de Reagan, en los que el Gobierno Federal gasto más de 2,3 billones de dólares en defensa y, como afirma John Kenneth Galbraith, >¿<un tercio de los científicos americanos estuvieron trabajando en el sector de la defensa>.

En la Unión Soviética el problema es distinto. Mijail Gorbachov desea reducir en un 50% su industria bélica, pero hasta ahora los intentos de convertir las plantas de fabricación de armas en productoras de bienes de uso civil han sido un rotundo fracaso.

Además. El “complejo militar- industrial” ruso es muy fuerte y esta enfrentado a Gorbachov tanto por cuestiones ideológicas como por la ambición del presidente soviético de convertir el antiguo Ejercito Rojo en unas fuerzas armadas al estilo occidental donde domine la calidad antes que la cantidad del material producido. La presión combinada de militares y directores de empresas de armamento fue una de las causas más importantes de la dimensión de Edgard Schevernadze en diciembre pasado.

La vieja Europa

Los principales productores y exportadores europeos de armas son Francia y Gran Bretaña, aunque cada uno con graves problemas. En el Reino Unido, el sector no ha gozado de buenos tiempos desde que, nada más llegar al poder, Margaret Thatcher decidió que las fuerzas armadas británicas comprasen en cualquier lugar del mundo el material que necesitaran, lo que significaba el fin de los privilegios que hasta entonces habían tenido los fabricantes nacionales. En 1987, se privatizaron las empresas; desde entonces, han visto cómo los pedidos han ido reduciendo, en un proceso que se incrementara en los próximos años, cuando el ejército británico disminuya un 20 por ciento su dimensión actual. Significara el cierre de buena parte de las plantas de fabricación de armas, por lo que las grandes empresas (Rolls- Royce, British Aerospace) están trasladando su producción hacia el sector civil.

Francia tiene una industria más fuerte, pero también en crisis, aunque sea el tercer exportador mundial de armamento ya que, como señala Paúl Kennedy, sus clientes son frecuentemente países como Irak o la India, que no pagan o lo hacen con retraso. El sector industrial de defensa se mantiene en Francia en parte para dar la impresión de independencia política respecto de los Estados Unidos, lo cual obliga al Estado a cubrir año tras año las perdidas de muchas empresas. Y realmente, París depende de Washington en sectores clave como la tecnología nuclear o los superordenadores.

La Guerra del Golfo ha dejado un pésimo recuerdo en los militares franceses, que han visto como su Ejército tenia que actuar de un modo que Newsweek ha calificado <de segundón> comparándolo a los británicos o los norteamericanos. Por ello, no conviene descartar que París decida optar por un ejército pequeño y profesional, al estilo ingles. Y eso solo representaría una mayor reducción de los pedidos de material de defensa ya muy mermados tras la caída del muro de Berlín.

Pobres pero armados

Un tercer grupo de países productores y exportadores de armas lo forman ciertos Estados de Tercer Mundo. Numerosos países (Brasil, India, Israel, Sudáfrica o Argentina) son capaces de producir misiles balísticas, carros de combate o incluso portaaviones. En los últimos años, China y Corea del Norte se han convertido en importantes exportadores de armas baratas, sencillas y eficaces (como el misil antibuque chino Silkworm), por lo que se han especializado en abastecer mercados como el iraní al que no atienden las potencias occidentales ni la URSS.

A estos países se acaban de sumar las nuevas democracias del Este de Europa, que disponen de grandes “stocks” de armas soviéticas y de enormes industrias de armamento, y que necesitan desesperadamente dinero. Así a pesar de la oposición de Estados Unidos y la CE, Checoslovaquia está decidida a vender trescientos tanques T-72 a Siria, el principal sustentador del terrorismo árabe.

Nuevos valores

Y a estos productores y exportadores de armas se están uniendo en la actualidad las nuevas superpotencias económicas: Alemania y Japón, cuyo potencial industrial hace poco efectivas sus restricciones constitucionales a la exportación de armas. Estos dos países sobresalen- junto con Estados Unidos- en la exportación de material de “doble uso”, es decir, con aplicaciones tanto militares como civiles. Así, Sadam Hussein edificó gran parte de su arsenal químico y biológico con contratos civiles con la RFA y EEUU, y Libia estuvo a punto de hacer lo mismo hasta que un extraño incendio destruyo su planta de armas químicas de Rabta.

La presencia de alemanes y japoneses preocupa en Washington, donde se teme que la actual supremacía tecnológica norteamericana sea superada por esos otros dos países. Por de pronto, el cañón de los tanques M-I desplegados en el golfo es alemán, y el material que recubre a los aviones “invisibles” al radar, japonés.

Nuevos ejércitos, nuevas industrias

Si todo el sector se esta transformando, ¿cual es el futuro? Los ejércitos del siglo XXI deberán ser más pequeños y flexibles, con mayor capacidad de intervención en cualquier lugar del mundo, y mas preparados para guerras de media intensidad (como la del golfo) que para choques atómicos.

En consecuencia, las industrias menos afectadas serán las aerospaciales, las de nuevos materiales, y en general, todas las relativas a la tecnología. Por el contrario, las destinadas a la producción de armas y munición convencional y equipos para infantería, se reducirán en gran medida. Y España, al basarse en este último apartado, verá como los problemas se acumulan sobre la mayor parte de sus empresas.

Así pues en el futuro, el mercado de las armas estará capitaneado por los grandes grupos empresariales americanos, seguido de los japoneses y de la industria europea, liderada por Alemania. En cuanto a los actuales productores del Tercer Mundo, reducirán su cuota de mercado del actual 15 por ciento a menos del 5 por ciento.

El genio de la botella

Pero queda un último problema: el tráfico de armas y de tecnología con aplicaciones militares. Irak organizó un fuerte ejército comprando tecnología a los países desarrollados; y otros países del Tercer mundo, como la India, han seguido el mismo camino y hoy tienen Ejércitos al lado de los cuales las fuerzas de Sadam Husein eran un juguete.

Este problema se acrecienta por la ascendente colaboración entre los países del Tercer Mundo para producir sus propios sistemas de armas. Así, en los últimos años, la Unión Soviética se ha visto rodeada de países ajenos a la OTAN pero capaces de bombardearla con misiles: Israel, Siria, Arabia Saudí, Irán, Irak, Pakistán, India y Corea del Norte. Y todos estos países se han hecho con estos sistemas, bien desarrollándolos por su cuenta, bien perfeccionando misiles Scud de corto alcance vendidos por la URSS.

Hoy la proliferación de armas en países del Tercer Mundo inestables y con veleidades expansionistas es un “genio” que ha salido de la botella y que nadie es capaz de controlar. El COCOON- organismo multilateral integrado por los países occidentales para controlar la exportación de tecnología a los países del Este-está reorientado su actividad hacia los del Tercer mundo. Pero su actividad se ve frenada debido a la dificultad de distinguir entre la tecnología propiamente militar y la civil, las protestas de injerencia en los asuntos internos de terceros países y, especialmente la colaboración entre los países subdesarrollados, que suele escapar a todo control.

Si los actuales intentos para limitar las transferencias de tecnología militar a países del tercer mundo con problemas internos o probada voluntad imperialista fracasan y estos estados continúan con sus carreras de armamento particulares, el futuro puede ser mucho mas inseguro y peligroso de lo que fue durante la Guerra Fría. Desde Sudáfrica hasta la India, pasando por Pakistán o Libia, muchos países están adquiriendo- tanto por medios legales como ilegales- armas cada vez más perfeccionadas. Varios de ellos ya disponen de armamento atómico, y si algún día deciden iniciar aventuras expansionistas pueden hacer que la Guerra del Golfo sea Recordada como un paseo militar.

PRINCIPALES EXPORTADORES E IMPORTADORES DE ARMAS
(1985-1989)

Los cinco países con representación permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU son los principales exportadores de armas.

Los compradores son, en su mayor parte, Estados del Tercer Mundo, con sistemas políticos dictatoriales- Siria, Irak-o, como Arabia Saudí, feudales, que sufren además una gran inestabilidad interna (la India por ejemplo). La mayor concentración de grandes compradores de armas se da en Oriente Medio, donde además de Irak, Arabia Saudí y Siria, están Egipto e Israel, que se encuentran entre los diez primeros importadores del mundo.

Países exportadores (#)
-Unión Soviética……………....66.000
-EE.UU………………………53.000
-Francia………………………16.000
-Gran Bretaña………………….8.000
-Republica Popular China……...7.000
Países importadores (#)
-India……………………….…17.000
-Irak…………………………..12.000
-Japón………………………...11.000
Arabia Saudí…………………...9.000
-Siria…………………………..6.000

Nuestro Tiempo N°449