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Contaminacion visual

Del sen. adolfo toledo infanzón, del grupo parlamentario del partido revolucionario institucional, la que contiene punto de acuerdo por el que se solicita la participación de las autoridades correspondientes para eliminar cualquier vestigio de contaminación visual en el país.

SE TURNÓ A LA COMISIÓN DE CULTURA.

Proposición con punto de acuerdo por el que se solicita la participación de las autoridades correspondientes para eliminar cualquier vestigio de contaminación visual en el páis, a cargo del sen. adolfo toledo infanzón del grupo parlamentario del pri.

Con su venia Señor Presidente:
Señoras y Señores Senadores:

La contaminación visual es un fenómeno principalmente urbano y se refiere al abuso de ciertos elementos no arquitectónicos, como carteles, anuncios publicitarios e informativos (luminosos o no), graffitis, propaganda electoral, cables, chimeneas, antenas, postes, que alteran la estética, la imagen del paisaje tanto natural como urbano, que generan una sobreestimulación visual agresiva.

La contaminación visual afecta particularmente al sistema nervioso, produce estrés, dolor de cabeza, trastornos de atención y agresividad e incluso mal humor. También genera desorden urbano, accidentes, dificultad al transitar, empobrece el panorama del lugar, peligrosas distracciones (especialmente para los automovilistas), problemas ecológicos (al romper el equilibrio ecológico algunas especies se alejan).

Una ciudad con contaminación visual materializa la ausencia de una política pública para la ciudad y la deficitaria o inexistente regulación del espacio público y privado. Así, las ciudades se convierten en escaparate de la publicidad, la que pretende vender sus productos sin tomar en cuenta el entorno y la saturación del ojo humano.

Los anuncios espectaculares son considerados los agentes contaminantes más agresivos, debido a que, por un lado, sobreestimulan al ser humano con la exposición indiscriminada de información, creándole un ambiente caótico y excitante que le produce ansiedad momentánea; por el otro, afectan el espacio físico, ocultando las fachadas de los edificios con la superposición de carteles que terminan desvalorizando la arquitectura; desvirtúan e invaden el espacio público con postes para carteles que entorpecen el tránsito peatonal y destruyen la vegetación que impide la visibilidad de sus anuncios. Todo esto aunado a que la estructura misma, en condiciones climatológicas normales, representa un peligro real para la integridad física y material de los habitantes y transeúntes de la ciudad; lo anterior se agudizan ante diversos fenómenos meteorológicos y sismos.

En México, a partir de la segunda década de los años noventa, so pretexto de los elevados costos en los medios electrónicos -mientras que en televisión el costo promedio por anuncio es de 150 mil pesos y el de radio de 30 mil pesos por minuto, los costos de los espectaculares oscila entre los 7 mil y 45 mil pesos mensuales- los anuncios espectaculares se comenzaron a propagar indiscriminada e ilegalmente por todo el territorio nacional. Desde entonces el fenómeno crece a pasos agigantados. Basta transitar por las principales calles y avenidas de las diferentes ciudades del país para darse cuenta que día a día hay un mayor número de anuncios espectaculares, particularmente en la Ciudad de México.
 
El auge de este tipo de mercadotecnia ha sido tal que logró introducirse en el ámbito político, posicionando a los anuncios espectaculares, después de la radio y la televisión, como los medios más utilizados por aquellos aspirantes a algún cargo de elección popular. Esta estrategia se sumó al controversial e ilegal uso de la propaganda electoral colocada sobre mobiliario urbano y árboles, que además de afectar la vida cotidiana v de la ciudad, origina miles de toneladas de residuos sólidos. Tan sólo en el Distrito Federal durante el proceso electoral del 2000, la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Distrito Federal (PAOT) estimó que se produjeron alrededor de 50 mil toneladas de basura electoral. Estas aumentaron considerablemente en 2006.

En respuesta al desmedido crecimiento de anuncios espectaculares, en el 2001, el Gobierno del Distrito Federal implementó un programa de Recuperación de la Imagen Urbana, con el objetivo por un lado de regularizar los anuncios espectaculares - frecuentemente colocados de manera ilegal y anárquica, incurriendo en la tala clandestina de los árboles para dar visibilidad de sus anuncios -. Dicho programa tiene la intención de eliminar toda fuente de distracción para los conductores -los anuncios espectaculares son una de las primeras causas de los accidentes automovilísticos- así como el disfrute visual de monumentos históricos, vialidades, áreas verdes y paisajes circundantes.

De acuerdo con los datos proporcionados por el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal Alejandro Encinas, se lograron retirar más de 200 anuncios. Pese a ello, el número de espectaculares continúa incrementándose. Mientras que en el 2001 se inventariaron 2090 espectaculares -tanto autosoportados como de azotea- en las vialidades primarias del Distrito Federal, en 2005 la entonces directora de Equipamiento y Mobiliario Urbano de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vialidad del Gobierno del Distrito Federal, dio a conocer que en ese momento existían 5 mil 515 espectaculares ubicados en las 40 principales avenidas de la ciudad y que el 53 por ciento de estos se encontraban en arterias viales como calzada de Tlalpan, Periférico, Viaducto, Insurgentes y el Circuito Interior. Para el 2006, Alejandro Encinas indicó que existían 8 mil anuncios en vías primarias y que todos se encontraban instalados ilegalmente, por no renovar licencias.

Aunque sólo se hizo énfasis en el Distrito Federal, ésta es una problemática nacional que requiere una solución integral, en donde se valoren en su justa dimensión todas las repercusiones que este fenómeno tiene en el ámbito humano, ecológico y urbano. Estamos conscientes de que no han faltado iniciativas, que incluso en estados como Aguascalientes y Michoacán se han implementado programas, pero estamos convencidos de que no podemos continuar dándole soluciones locales y parciales a problemas que se presentan a nivel nacional.

La contaminación visual no se erradica fomentando la apertura de espacios publicitarios alternativos y regulando parcialmente la colocación de espectaculares. En cinco años quedó demostrado que ni el programa de recuperación de la imagen urbana del gobierno del Distrito Federal, ni su reglamento son suficientes para detener la voracidad publicitaria. Por si fuera poco, esta publicidad ha ganado espacios en las estaciones y el transporte colectivo metro y en los parabuses y autobuses colectivos -publicidad móvil-.

No menos contaminante y agresiva es la contaminación visual producida por las bandas "crew" de graffiteros, quienes se caracterizan por expresarse a través de imágenes pintadas con aerosol - y plaqueros, conocidos también como tagers, cuya característica principal es la expresión literaria. Desde hace poco más de diez años, ambos grupos han invadido bardas y portones -tanto públicas como privadas-, cortinas comerciales, mobiliario urbano -como las bancas públicas-, puentes peatonales, muros de contención, autobuses de pasajeros, de todas las poblaciones de la República. Las localidades más afectadas son Veracruz, Toluca y la Ciudad de México. Particularmente en ésta última, las estaciones y vagones del metro, autobuses, anuncios espectaculares y algunos monumentos son espacio de expresión para dichos grupos. Ahí expresan sus frustraciones e inconformidades ante la injusticia de no poder acceder a un mejor nivel de vida.

Al respecto se han tomado tres tipos de medidas. La UNAM desarrolló una pintura con repelente antigraffiti; la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal-Artículo 26, fracción V - tipifica al graffiti como delito (por ello, algunos jóvenes ahora piden permiso); y las ciudades de México y Zacatecas crearon programas con el propósito de dotar de espacios de expresión a los graffiteros, con el fin de impedir más daños a la imagen urbana.

A pesar de las medidas adoptadas, no se ha logrado controlar este fenómeno, igual que el de los espectaculares. Las autoridades del Distrito Federal argumentan que esto se debe al número de jóvenes. Creemos que este no es el único factor por el cual no se ha logrado detener el fenómeno,. Sencillamente, crear espacios de expresión legales, no ataca de fondo la problemática, y mucho menos resuelve sus necesidades. Por el contrario, los alienta a continuar con estas prácticas; tampoco ayuda a controlar la situación el tipificar esta actividad en una ley, si no se hace valer, ni que decir de la pintura con repelente que en este caso solo es de utilidad para los afectados. Es prioridad crear espacios en donde sus inquietudes tengan eco, y se materialicen, espacios educativos, laborales que les permita tener una movilidad social.

Cabe preguntarnos ¿Cómo esperar que la ciudadanía y los publicistas respeten los espacios públicos y cumplan las reglas, cuando cotidianamente se están invadiendo y contaminando con propaganda política de quienes estamos encargados de resolver los problemas de esta ciudad y este país?

La contaminación visual debe ser considerada definitivamente como un tema ambiental y de orden urbano, por ello se debe legislar en concordancia. El Estado debe tener políticas ambientales y urbanas globales con reglas claras y precisas que tengan como finalidad mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes. Así como la degradación es voluntaria y producida por el hombre también debe ser controlada y modificada por él.
Por lo anteriormente expuesto, y con fundamento en el artículo 58 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, someto a la consideración del pleno el siguiente:

PUNTO DE ACUERDO

Primero.- El Senado de la República exhorta al Titular del Poder Ejecutivo Federal para que a través del Instituto Federal Electoral se incite a los Partidos Políticos para que procedan a retirar, en todo el país, todo vestigio de propaganda electoral visual.

Segundo.- El Senado de la República exhorta al Titular del Poder Ejecutivo Federal para que a través de la Secretaría de Salud se hagan públicas las normas en materia de contaminación visual, que de acuerdo con el artículo 155 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente debe emitir la Secretaria de Salud.

Tercero.- El Senado de la República exhorta al Titular del Poder Ejecutivo Federal para que gire instrucciones a fin de que las autoridades correspondientes finquen responsabilidad a las empresas propietarias de propaganda y anuncios considerados como contaminación visual.

Cuarto.- El Senado de la República exhorta al Titular del Poder Ejecutivo Federal a que presente a través del consejo Nacional para la Cultura (CONACULTA) y el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) un programa nacional que fomente el talento artístico de los llamados "graffiteros" considerando su capacidad en otras artes.

A t e n t a m e n t e,
 SEN. ADOLFO TOLEDO INFANZÓN
Senado de la República, 8 de febrero de 2007.