Artículos de Prensa / Matrimonio
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¿Divorcio por aburrimiento?

5-IX-2011
Fuente: The Daily Telegraph

 

En un artículo publicado en The Daily Telegraph, la periodista Angela Neustatter reflexiona sobre la tendencia actual al emotivismo sobre los proyectos duraderos, lo que lleva a algunos a romper sus compromisos conyugales cuando desaparece el encanto de los comienzos.

Neustatter se apoya en las conclusiones de un informe realizado por Grant Thornton-Reino Unido, una organización especializada en el sector de la auditoría. Después de entrevistar a 101 abogados de familia, esta empresa concluye que el aburrimiento se ha convertido en la gran amenaza de las parejas para permanecer juntas.

La infidelidad, que antes encabezaba la lista de razones principales para las rupturas conyugales, ha sido ahora sobrepasada por otra causa: la de quienes afirman que “ya no estamos enamorados” o “nos hemos ido distanciando”.

Estas conclusiones están en sintonía con las estadísticas de divorcio en Reino Unido que maneja Neustatter: de media, dice, los matrimonios se rompen a los 11 años. Y también coincide con la tendencia al emotivismo en las relaciones amorosas.

Tendencia que pusieron de manifiesto Malcolm Brynin, coeditor de Changing Relantionships, un polémico estudio publicado por el Economic and Social Research Council en 2009, en el que afirma que la gente se junta y permanece unida sólo cuando obtiene una ventaja personal.

Curioso “romanticismo”

Ya se sabe que el romanticismo en una relación amorosa va y viene. El mérito de One Poll, una empresa especializada en encuestas, está en haber logrado “medir” su duración. Por lo visto, el encanto se esfuma –de media– a los dos años, seis meses y 25 días después de contraer matrimonio. Eso es precisión.

De todos modos, dice Neustatter, la desaparición del romanticismo en el matrimonio –algo que seguramente habrá ocurrido en todos los tiempos– causará más o menos estragos en función de la actitud de los cónyuges. Si las expectativas de una persona son que mi marido o mi mujer me satisfagan en todo momento, es previsible suponer que este problema no hay “romanticismo” que lo arregle.

De ahí que Neustatter piense que el enfoque adecuado ante la falta de romanticismo en el matrimonio sea el de trabajar juntos –marido y mujer– sobre la relación conyugal. Resistir, codo con codo, los momentos de adversidad. Y volver a sacar brillo al matrimonio con pequeños gestos.

Crisis superada

“Ha llegado el momento de ponerse personal”, escribe Neustatter. “Mi marido Olly y yo alcanzamos el clásico punto ‘por los suelos’ en nuestra relación cuando nuestros hijos dejaron el hogar. No veíamos nada bueno en que cambiara el tamaño de nuestra familia y no encajamos bien las nuevas circunstancias; cada vez parecíamos más irritados el uno con el otro, y empezábamos la deriva hacia el distanciamiento. Sin duda, estábamos en ese momento de perplejidad en que todo hacía aconsejable la separación”.

Entonces se pararon en seco. ¿Qué pasaría si cada cual se fuera por su lado? Pues que, tarde o temprano, lo más probable –dice– es que acabarían echándose de menos tras dos décadas y media de convivencia, y acabarían echando de menos también la historia familiar que habían construido juntos.

Así que se pusieron manos a la obra. “Empezamos a comportarnos como al principio de nuestra relación, haciéndonos comidas especiales el uno al otro, escapadas al cine, vacaciones cortas para dos, comidas de domingos con nuestros hijos una vez al mes. Y mientras nos íbamos aproximando, fue posible hablar de cómo nos habíamos ido distanciando y de la gozada de crecer juntos otra vez”.

El que Neustatter haya mostrado aquí su intimidad no tiene nada que ver con un reality show. Más bien, se trata de un pequeño testimonio que refuerza la afirmación que viene después: “Las investigaciones actuales muestran que si la gente logra manejar y resistir las malas rachas, dirige su atención a lo que tiene y comparte con el otro en vez fijarse en lo que se está perdiendo, los beneficios psicológicos y físicos son enormes”.

“No es una cuestión de moralidad versus narcisismo –como si hubiera que elegir entre escalar una cumbre o quedarse la cama autocompadeciéndose–, sino de entender qué es lo que, al final, nos hace felices”.

 

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“Las parejas se separan porque el individuo prima sobre la relación”

 

José Carlos Arroyo publica ‘Reiventar el amor’, con claves
para solucionar o evitar las crisis de pareja.

Cristina Turrau
Diario Vasco,
29-05-2013
    

Licenciado en Filosofía y formador en liderazgo y trabajo en equipo, José Carlos Arroyo acaba de publicar ‘Reinventar el amor. Cinco claves para evitar o solucionar las crisis de pareja’ (Editorial Luciérnaga). Detrás de muchos problemas en el trabajo están las desavenencias en la pareja y, más al fondo, asuntos personales sin resolver. “La filosofía puede ayudar a superar la zona de sombras”, dice. Nacido en 1970 en Béjar (Salamanca), vive en Cataluña, donde ofrece cursos de formación.

¿Por qué se separan las parejas?

Principalmente porque cada uno de los miembros se cree más importante que la propia relación en sí. Prima el individualismo: cada uno tira para sí mismo y se olvidan de la relación. Contribuye la crisis de valores, que hace que lo importante se ponga en un segundo plano, la falta de comunicación y de creatividad. Aparece la rutina.

Hablar de la crisis de valores suena a frase hecha.

Ponemos en un segundo plano cualidades como el compartir, el respeto, la confianza, la integridad o la dignidad, quizás como consecuencia de la velocidad y de los cambios. Hay que adaptarse y dejamos de lado la mejor senda. Esto añadido al individualismo y al consumismo en esta selva hace que olvidemos los valores que nos dan felicidad. Uno se abandona y echa balones fuera.

¿Cómo llega la falta de comunicación a los que se entendían bien?

Se llega porque no expresamos nuestros sentimientos y cuando nos lanzamos, lo hacemos mal. Es mejor que uno diga lo que siente, porque si no es así la otra persona debe de suponerlo y lo hará en función de sus conocimientos, sus valores y sus creencias. Si tengo que traducir lo que mi pareja está sintiendo puede haber un error. Y éste me lleva al conflicto. Y cuando estos se acumulan optamos por no comunicarnos porque así parece que desaparecen los problemas. Falta comunicación cuando no contamos lo que tenemos que contar.

A saber...

Hay que hacer una crítica constructiva de la pareja, utilizando un lenguaje, asertivo, respetuoso y apreciativo. En un conflicto de pareja salen cosas del pasado y así no se construye sino que se ayuda a la destrucción. Se merma el saldo de la cuenta emocional de la pareja. Para evitar una trifulca, no se dice nada. Y eso va pesando.

Habla de falta de creatividad en las parejas...

La rutina es capaz de hacer acabar el amor. Si vivimos en una época loca necesitamos que la pareja también lo sea. Hay que sorprender al otro. Si siempre acaricio igual a mi pareja tendrá las mismas sensaciones. No creceremos sentimentalmente. La rutina se expande y acaba con la relación. Los rituales crean una cultura de pareja. Si no se modifican para bien llega el ‘siempre lo mismo’. Sin una reinvención no hay progreso ni creatividad. Podemos cambiar nuestras costumbres, nuestra forma de actuar y nuestro lenguaje verbal y no verbal, intentando progresar. La apatía y la crisis bloquean la mente.

¿En qué casos es mejor separarse que seguir?

Hay cinco compromisos que son un análisis de toda relación: si cuatro fallan, tiene poco arreglo la relación. El corporal, moral, racional, emocional y espiritual. El momento concreto no se puede establecer porque cada relación es un mundo.

Habla de cinco compromisos.

El propio cuerpo y el de mi pareja son sujetos y no objetos. Tengo que perfeccionar mi cuerpo sintiéndolo. Con el compromiso moral me refiero a la inteligencia intrapersonal y la autorregulación. El racional es el cuidado del lenguaje y la forma de hacer una crítica. El emocional es darse cuenta que albergamos sentimientos sobre todo lo que hacemos y pensamos y el espiritual es darse cuenta del sentido de la relación. Cada miembro de la pareja tiene un camino de desarrollo personal. Y complementarse juntos.

¿Por qué escribe un libro sobre reinventar el amor?

Mi libro anterior fue sobre comunicación interpersonal en la empresa. Me especializo en empresa, pero una pareja no deja de ser una organización. Debes pactar, consensuar, trabajar en equipo y gestionar tu tiempo. En casi todos los casos de coaching de empresa que he realizado aparecen los problemas de pareja. Y si estos se solucionan, se solucionarán los otros.

Detrás de un problema de pareja, ¿qué aparece?

Aparece un problema personal que tiene que ver con una insatisfacción esencial. Si trabajo mi interior, tendré más capacidad de amar, de trabajar, de educar a mis hijos, de ser hijo y de ser amigo. Todo ello dando importancia a la relación.

En muchos casos de crisis de pareja o separaciones los perdedores son los hijos. ¿Puede evitarse?

Acaban perdiendo los hijos porque no se va al yo esencial. Los hijos deberían quedar siempre a salvo de las disputas de los padres. Pero es difícil y no es algo que abunde en las separaciones.

¿Qué enseña la filosofía?

Que para ser feliz hay que vivir de acuerdo a la propia identidad y los valores. Aristóteles dice que hay que hacer el bien para ser feliz. Epicteto, que no nos perturban las cosas sino las opiniones que tenemos acerca de ellas. Hay que trabajar la propia forma de ver la realidad y no tratar de cambiar la del otro.

 

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¿Está pasado de moda el matrimonio?

22-III-2010
asociacionmiralmar.wordpress.com

 

Las instalaciones del Casino Jerezano, acogieron el pasado viernes 19 de marzo, la 5ª sesión del Curso de Orientación Familiar “Hablar de Matrimonio”, organizado por la Asociación Miralmar y promovido por la Asociación de Antiguas Alumnas del Colegio Grazalema.
 
La sesión fue moderada por D. Enrique García Máiquez, escritor de poesía y articulista,. Bajo el título “¿está pasado de moda el matrimonio? logró captar la atención de los asistentes, provocando en ellos que al concluir, brotaran interesantes preguntas, que pudieron ser resueltas por el ponente.
 
En la primera parte, García-Máiquez, utilizó una técnica de grupo; la lluvia de ideas o brainstorming, con lo que consiguió generar nuevas ideas sobre el tema “razones por las que no sería necesario el matrimonio”, con esta herramienta de trabajo grupal se facilitó la participación de la mayoría de los asistentes, que aportaron numerosas e interesantes ideas originales en un ambiente relajado
 
A continuación, se trabajó el caso que correspondía a este tema, y luego se proyectaron fragmentos de la película “¿Qué le pasa a los hombres?” protagonizada entre otros por Jennifer Aniston y Ben Affleck, y que ayudó a analizar los comportamientos, miedos, reacciones…. de esta pareja en relación al matrimonio.
 
García-Máiquez, profundizó en la idea de que «Las familias felices son todas iguales; las familias infelices lo son cada una a su manera», que es una de las frases más citadas en la famosa novela Ana Karenina de León Tolstói, y ya al finalizar la sesión, contestó a numerosas preguntas relacionadas con el tema y con el derecho canónico, que formularon los asistentes.
 
La siguiente sesión será estará moderada por Dña.Sara Pérez-Tomé, experta y asesora familar, además de  licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, casada y madre de 7 hijos, y llevará por título: “Un proyecto en común: ¿cómo mantenerse enamorado?”
 


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