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Activismo homosexual

Por Magaly Llaguno
Coordinadora para Latinoamérica de Vida Humana Internacional

La actitud hacia las personas que tienen inclinaciones homosexuales debe ser de respeto y amor. Pero esto no implica la aceptación de la práctica homosexual, la cual es dañina para la salud. Lo que sigue a continuación, pues, no constituye un rechazo hacia estas personas, sino hacia una ideología y un estilo de vida que llevan a la destrucción. Somos conscientes también de que muchas de las personas que tienen estas inclinaciones no están involucradas en el homosexualismo militante, que es a lo que aquí nos estaremos refiriendo. Se trata de un asunto que amerita nuestra urgente atención, debido a la amenaza que constituye para la vida y la familia.

El pasado 21 de junio de 1998, día de los padres, escuché en Miami una entrevista en la radio pública a dos "padres" homosexuales que cuidaban a "su" bebé recién nacido. Al principio pensé que quizás lo habían adoptado. Pocos días después leí un artículo del New York Times acerca de muchas parejas de homosexuales que están pagándoles a "madres de alquiler" para que les conciban un hijo. El costo total de esta "compra y venta" es de $30,000 a $70,000.

Lamentablemente, ya se ha establecido un precedente legal a favor de estas inmorales prácticas, pues un juez de California accedió a que dos hombres homosexuales aparecieran como "padres" en el certificado de nacimiento de una niña, concebida con la "colaboración" de uno de ellos mediante la inseminación artificial.

Estas son las lógicas consecuencias del uso generalizado de los anticonceptivos y abortivos y de la legalización del aborto. La pérdida del respeto a la vida humana, que se originó debido a esa situación, convirtió al niño en un producto de consumo que cualquiera puede adquirir o rechazar según desee.

Por otro lado, el movimiento homosexual militante se está extendiendo cada día más a los latinos de EE.UU. y de Latinoamérica. Este movimiento, que tiene ya muchos adeptos, se vanagloria de sus "triunfos" en los países hispanos en su sección en Internet del grupo hispano pro homosexual "Arenal". Según los activistas homosexuales, sólo unos pocos países de Latinoamérica, como Nicaragua, Ecuador y Chile, tienen leyes que prohíben las prácticas homosexuales.

Varios países latinoamericanos ya están sufriendo un fuerte ataque por parte del homosexualismo militante. Por ejemplo, el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), fundado en l983, se ha convertido en una influyente organización para promover el "derecho" a practicar el homosexualismo y el lesbianismo en el Perú. Por otro lado, Buenos Aires se ha convertido en la primera ciudad de Latinoamérica en aprobar leyes que prohíben la "discriminación" (como le dicen los activistas homosexuales) basada en la "orientación sexual" (eufemismo para referirse al homosexualismo). En Chile es probable que el Senado apruebe la liberalización de la ley que prohíbe la práctica homosexual "para que ésta sea aplicada sólo a personas menores de l8 años". En el Ecuador los activistas homosexuales lograron eliminar del código penal el artículo que sancionaba la práctica homosexual. En ese país, los maltratos sufridos por homosexuales, supuestamente perpetrados por policías en Cuenca, según parece contribuyeron a que se lograra este "triunfo". Y en el Brasil, un grupo de parlamentarios presentó dos proyectos de ley al congreso nacional, para prohibir la "discriminación" de los homosexuales y autorizar la unión civil entre parejas del mismo sexo. En México se ha desatado una fuerte campaña en pro del homosexualismo que cuenta con el apoyo del Partido Revolucionario Democrático (PRD). Los activistas homosexuales y lesbianas de este país están exigiendo, entre otras cosas, que se legalicen los "matrimonios" entre personas del mismo sexo y que éstas puedan adoptar niños. Incluso, los activistas homosexuales y lesbianas llevan a cabo marchas. Algunos desfilan semidesnudos, hombres vestidos con ropas femeninas y otros disfrazados de religiosas o sacerdotes.

La publicación NACLA dice que también "se han constituido redes regionales e internacionales". Y añade que "muchas organizaciones de la región [latinoamericana] son ahora miembros de la Organización Internacional de Homosexuales y Lesbianas o ILGA (International Lesbian and Gay Association), la primera organización internacional en pro de los derechos de los homosexuales que ha obtenido status de consulta ante la ONU [Organización de Naciones Unidas]. Los activistas de ILGA han trabajado muy de cerca con Amnistía Internacional, el IGLHRC [Comisión Internacional para los Derechos Humanos de Homosexuales y Lesbianas -- International Gay & Lesbian Human Rights Commission] y otras organizaciones regionales, para introducir la orientación sexual como un derecho humano en la ONU... Los fondos (obtenidos) para los proyectos relacionados con los derechos humanos y con el SIDA, recibidos por organizaciones no gubernamentales homosexuales y lésbicas, han contribuido a que estas instituciones se hayan fortalecido..."
 
Los mismos errores de los países del norte, han comenzado a extenderse a los países latinoamericanos. La fecundación in vitro, la cual viola las leyes contra el aborto de esos países, también se practica impunemente ahora en muchos países latinoamericanos. ¿Qué impedirá entonces que los homosexuales militantes latinoamericanos también "conciban" hijos mediante este procedimiento que también destruye la vida de innumerables embriones humanos? Por supuesto, los embriones humanos que son producidos por la fertilización in vitro y por otros medios artificiales deben ser respetados y se les debe permitir desarrollarse, aunque los medios que los produjeron sean inmorales.

Por todo ello es necesario que los hispanos iniciemos una campaña educativa para los latinos en EE.UU. y en Latinoamérica sobre lo que está sucediendo en los países ricos que influyen en los hispanos y sobre las actividades del movimiento homosexual hispano.

Es imprescindible también que se les proporcione ayuda a los homosexuales para que salgan de esa vida. Para ello existe en EE.UU. una organización de psiquiatras y psicólogos que se dedica a la terapia para curar la homosexualidad. La organización se llama National Association on Research and Therapy on Homosexuality (NARTH). La institución no se suscribe a ninguna religión en particular, sin embargo, sus profesionales respetan a todas las tradiciones religiosas e incluso a todas las personas que no profesan ninguna religión. Los miembros de NARTH están convencidos, por su experiencia clínica, de que la homosexualidad se puede curar o al menos controlar de tal manera que la persona pueda vivir una vida feliz, sin caer en la práctica del homosexualismo y viviendo castamente, tanto en su mente y en su corazón, como en su cuerpo.

Fuente. Vida Humana Internacional