La publicación del mapa del genoma humano en   revistas especializadas e Internet ya suscita controversia en diversos sectores.  
                                     
    El problema:  
     
    Las dos partes   vinculadas en la investigación sobre el genoma humano, la empresa privada Celera   Genomics y el Consorcio Internacional para el Secuenciamiento del Genoma Humano   (formado por equipos estatales de los Estados Unidos, Japón, Inglaterra,   Alemania y Francia) darán conferencias de prensa en las capitales de esos países   para presentar en sociedad el genoma de un individuo. 
     
    En Washington, el   equipo financiado por el gobierno estadounidense, con el médico Francis Collins   a la cabeza, explicará detalles del artículo publicado en la revista Nature. Por   su parte el grupo privado, dirigido por el doctor Craig Venter, publicó en la   revista Science. La información ya está disponible en los sitios web de estas   revistas (www.science.com y www.nature.com), en donde expertos discuten las   implicancias éticas del uso de técnicas de manipulación genética para prevenir o   tratar enfermedades. 
     
    Estas conferencias son la continuación de la noticia   que en junio dieron en forma conjunta el entonces presidente Bill Clinton y el   primer ministro británico Tony Blair, quienes anunciaron que los científicos   habían logrado "dibujar" el primer borrador del mapa genético humano. De ahí en   adelante, la información se fue dando con cuentagotas hasta el día de   hoy. 
     
    Los dos equipos científicos trabajaron a veces juntos, a veces   separados, al ritmo de rencillas académicas y mediáticas, pero llegaron al mismo   resultado: develaron el 95 por ciento del genoma de un individuo. Y resultó ser   que el hombre no tiene 100.000 genes como se pensaba en un principio sino apenas   30.000, poco más del doble de los que posee una mosca. 
     
    La publicación de   la información sobre el primer mapa casi completo del genoma humano marca un   giro en la historia de la medicina moderna y el comienzo de una fuerte batalla   comercial por el patentamiento de terapias y drogas vinculadas a estos nuevos   conocimientos genéticos. 
     
    Y es que a partir del trazado del mapa genético   —el conjunto de genes que determinan las características físicas y la   predisposición de cada individuo a padecer ciertas enfermedades—, se abren   enormes esperanzas médicas y económicas. 
     
    Los científicos consideran ya la   posibilidad de identificar la tendencia que tiene cada persona a sufrir algunos   males y así atacarlos aún antes de que se presenten. Enemigos como el cáncer, el   SIDA o las afecciones cardíacas podrían pasar a ser, en pocos años, palabras del   pasado. 
                                          Un ejemplo 
                                             
                                            Para   algunos, el mejor ejemplo de lo que puede ocurrir con este descubrimiento sigue   siendo la película Gattaca, protagonizada por Ethan Hawke y Uma Thurman. En   Gattaca, a los bebés recién nacidos les extraen una mínima muestra de sangre. A   partir de esa muestra, los médicos determinaban el genoma de ese bebé y su   predisposición a padecer determinadas enfermedades (en el caso del protagonista,   una grave insuficiencia cardiaca). En la película, los expertos podían modificar   esa información genética y lograr que el bebé viviera una vida libre de esa   enfermedad. 
                                             
                                      Según Stanley Fields, director del Howard Hughes Medical   Institute de Seattle, conocer este mapa no significa sólo saber qué gen está   vinculado a una enfermedad sino también cómo reacciona ante los medicamentos.   "Seguramente este conocimiento nos vaya acercando a un mundo con menos   enfermos", completó. 
                                          Descubrimientos 
                                           
                                            • Entre los   datos más interesantes obtenidos tras el análisis del genoma humano destacan:   Los seres humanos poseen entre 30 y 40 mil genes. Mucho menos de lo esperado, si   se compara con el gusano nemátodo que tiene 18 mil y la mosca de la fruta con 13   mil. 
                                             
                                            • De todos los genes del ser humano, sólo 300 no tienen una   contraparte reconocible en el ratón. 
                                             
                                            • La diferencia entre el ser humano   y los otros seres vivos es que nuestros genes trabajan de manera diferente, ya   que poseemos más genes de control. 
                                             
                                            • Hay 20 tipos distintos de   aminoácidos que al combinarse producen proteínas tan diferentes como la   queratina del pelo y la hemoglobina de la sangre. 
                                             
                                            • La mayoría de las   mutaciones ocurren en varones. 
                                             
                                            • Hay 1.820 centímetros de ADN en cada una   de nuestra células. 
                                             
                                      • Si todo el ADN del cuerpo humano se extendiera de   punta a punta, éste recorrería la distancia entre la tierra y el sol 600 veces,   ida y vuelta. 
                                          Riesgos 
                                           
                                            Para el experto argentino Víctor Penchaszadeh, jefe de   la División de Genética Médica del Betch Israel Medical Center en Nueva York y   miembro del comité asesor sobre pruebas genéticas de la Secretaría de Salud   Pública de los Estados Unidos, el patentamiento de genes es algo peligroso pero   no es algo nuevo en Estados Unidos. "Puede ser muy peligroso. Pongo el caso del   cáncer de mama. Una empresa descubrió un gen que predispone a la mujer a padecer   este mal. Lo patentaron y ahora tienen el monopolio exclusivo del análisis que   detecta la mutación del gen que provoca la enfermedad", señaló. 
                                             
"Además   muchas veces se da que dos empresas patentan fragmentos de un mismo gen y la   pelea por quién es dueño de ese gen llega a los tribunales", indicó.  
                                             
                                            A   partir de hoy, se pueden presentar muchos intereses cruzados. Por un lado están   las empresas biotecnológicas que secuencian y patentan los genes a pesar de que   son patrimonio de la naturaleza humana. 
                                             
                                            Su objetivo sería patentar el   máximo de conocimiento para "venderlo" después a posibles usuarios como, por   ejemplo, los laboratorios interesados en desarrollar medicamentos o métodos de   detección a partir de esa información. Por el otro, están los científicos que   luchan porque "la ciencia esté libre de negocio" que fundaron HUGO (Human Genome   Organization), una organización formada por académicos que promueven estos   debates. 
                                             
                                            Inevitablemente, todo está cruzado por la economía. La posible   detección temprana de enfermedades en los genes y los tratamientos implicarán un   gasto en tecnología que sólo podrán encarar los países centrales. Más allá de si   una persona es mucho más que un gen, también es cierto que costará mucho   modificarlo. 
                                             
                                            Con la publicación detallada del mapa del genoma, la   expectativa de vida humana podría aumentar —principalmente en los países   desarrollados— más de 10 años, es decir hasta los 90 años, según los expertos.   En pocos años, los médicos podrán informar a sus pacientes sobre la   predisposición genética a contraer ciertas enfermedades. 
                                             
                                            Hasta el jefe   del consorcio público de investigación mundial del genoma, Francis Collins,   pronosticó que en 10 años los médicos serán capaces de decirles a sus pacientes   que pueden ser susceptibles de padecer hipertensión, diabetes o de alguna   enfermedad cardiovascular.  
                                             
                                            Se espera, por ejemplo, que en el 2010 estén   disponibles a nivel masivo los test de ADN (también conocidos como biochips),   que aún se están desarrollando. Y antes del 2020, se estima que habrá terapias   genéticas más precisas y eficaces que utilizarán el conocimiento del genoma   humano. 
                                             
                                            Los especialistas dicen que esas terapias atacarán mejor la   hemofilia, la diabetes y la hipertensión, entre otras. También para esa época   habrá más medicamentos personalizados, producidos a la medida de cada paciente.   Y antes del 2030, se habrán identificado los genes que regulan el envejecimiento   celular. 
                                          ¿Quién es Craig Venter? 
                                             
                                            Sus colegas   lo comparan con el "gurú" de la informática, Bill Gates, y lo critican por   tratar a la ciencia como un gran negocio . Craig Venter, el presidente de Celera   Genomics, genera todo tipo de sentimientos entre sus pares: odio, admiración,   respeto, envidia. Ajeno a las críticas, este hombre calvo de 53 años se defiende   siempre con una misma frase: "Los descubrimientos no pueden   esperar". 
                                             
                                            Venter trabajaba para el grupo de científicos que dirige   Francis Collins: el Proyecto Genoma Humano, un instituto financiado con fondos   públicos. Pero en 1994 abrió un centro privado para competir con el consorcio   público. 
                                             
                                            Venter nunca disfrutó de sus días en el colegio. Ni bien se   graduó, cambió las empinadas calles de San Francisco por las soleadas playas de   Los Angeles. Pero las tardes de surf se acabaron, cuando a los 21 años, lo   mandaron a Vietnam. La guerra aparentemente lo cambió. A su regreso se puso a   estudiar y en seis años se convirtió en médico. Después, encerrado en su   laboratorio, no paró hasta descubrir lo que muchos habían intentado en vano   durante años: el misterio del genoma humano. 
                                             
                                      Como el magnate de las   computadoras Bill Gates, Venter inició su trabajo con pocos fondos y basó su   éxito en las computadoras. Se asoció luego a Perkin Elmer Corporation, un   fabricante que hasta hace poco, se decía, retrasaba la entrega de máquinas a los   competidores de Celera. Desde septiembre de 1999 empezó a sacudir al ambiente   científico mundial. 
                                        Aciprensa                                    |