Bibliografía / Afectividad
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Cerebro y afectividad
Gudín, María
Eunsa Pamplona 2001

La Antropología filosófica advierte cada vez con más claridad la necesidad de los datos aportados por las ciencias experimentales de cara a obtener una mayor comprensión de la realidad humana. Concretamente, una antropología que se construyera de espaldas a los avances de las neurociencias perdería de vista interesantes aportaciones sobre el cerebro humano imprescindibles para explicar la inteligencia humana. Por otro lado, un especialista en neurofisiología que prescindiera de la perspectiva filosófica, no podría hacerse cargo de manera global de la complejidad de la vida personal del hombre. Este libro constituye un buen ejemplo de que el diálogo entre Antropología filosófica y ciencias experimentales no sólo es posible, sino necesario y fecundo. El tema de la afectividad humana es uno de los puntos en donde la reflexión filosófica ha encontrado más dificultades explicativas. En la perspectiva clásica los sentimientos y pasiones eran estudiados en la medida en que afectaban al obrar moral. En la filosofía moderna, por el contrario, se han intentado tratar desde el racionalismo y empirismo, pero sin terminar de encontrar un marco de comprensión adecuado. Por encima de corrientes filosóficas, nuestra experiencia cotidiana nos muestra la necesidad de comprender mejor nuestros sentimientos, y sobre todo, de gobernarlos. En estas páginas se encontrará de manera sintética qué puede aportar el estudio científico-experimental a la comprensión del mundo de la afectividad. La exposición se divide en tres apartados. El primero se centra en una definición de afectividad humana, desde un punto de vista eminentemente filosófico. La segunda parte del libro (que lleva por título, Anatomía de la afectividad») constituye en núcleo de la exposición, en la que predomina la perspectiva neurofisiológica: se exponen de manera técnica, pero asequible a los no expertos, los últimos descubrimientos acerca de la naturaleza y funcionamiento del cerebro humano. Los capítulos del tercer apartado constituyen un esbozo de síntesis entre el saber experimental acerca del cerebro con la antropología y ética. La tesis central del libro se podría resumir diciendo que el cerebro humano es mucho más que un simple instrumento del pensar. Nos relaciona valorativamente con el mundo exterior y con nuestros semejantes proporcionándonos una tonalidad de tipo afectivo-sentimental. Lo interesante es constatar cómo desde el punto de vista de la neurociencia el cerebro es, hasta cierto punto, una «construcción personal del propio yo». El cerebro humano se puede comparar a un sofisticado ordenador, a condición de señalar que se encuentra regido por una voluntad que establece sus propias conexiones neuronales, tanto al nivel racional como afectivo, de modo libre. De esta manera se pueden entablar puntos de contacto con la doctrina clásica de los hábitos adquiridos que vienen a constituir como una segunda naturaleza «construida» libremente sobre la naturaleza humana originaria. Pero se podría decir que la finalidad primordial de estas páginas es la de proporcionar una base teórica válida para desarrollar la dimensión práctica de la afectividad. En efecto, un aspecto importante de la exposición consiste en indicar qué hacer con el mundo de los sentimientos integrándolos mediante la educación en una conducta armónica, acorde con la persona humana. Este último aspecto, hace de este libro especialmente útil para educadores, además de para los interesados en disciplinas antropológicas. José Ángel García Cuadrado.


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