En nombre de la tolerancia no es raro detectar hoy una actitud intolerante hacia la religión. Esta actitud se basa en la premisa de que sólo es presentable en sociedad una religiosidad light, dispuesta a transigir en sus creencias. En cambio, si una persona mantiene convicciones religiosas profundamente arraigadas, el estereotipo afirma que será también sectaria, intolerante; en suma, un riesgo para la convivencia.
Un sondeo Gallup ha venido a desmontar este tópico en Estados Unidos. Esta organización ha desarrollado una escala de doce grados para medir el segmento de población considerado más religioso (highly spiritually committed). La conclusión del estudio Gallup es: "Aunque representan sólo el 13% de la población, estas personas constituyen un grupo aparte. Hemos descubierto que esta gente, que podría ser descrita como personas que tienen ‘una fe transformadora’, son más tolerantes que otras, más inclinadas a realizar actos caritativos, más preocupadas por la mejora de la sociedad y más felices" (citado en la revista First Things, marzo 1993).
Según otro estudio Gallup, el 83% de los norteamericanos dicen que sus creencias religiosas les exigen respetar a la gente de otras religiones. En suma, la firmeza en las convicciones religiosas, lejos de excluir el respeto a los demás, lo favorece.
28 Abril 1993 / Aceprensa |