Nuevas medidas en China y EE.UU. dan a los gobiernos más instrumentos para vigilar las actividades de los ciudadanos
La búsqueda de una mayor seguridad en la lucha contra el crimen y el terrorismo, y los nuevos modos de vigilancia que ofrece la tecnología actual, están favoreciendo un mayor control de la vida privada de los ciudadanos. Dos novedades de este verano lo atestiguan. El gobierno chino ha ordenado que en las grandes ciudades se utilicen sistemas de cámaras de vigilancia y que se distribuyan nuevas tarjetas de permisos de residencia que incluyen información detallada de los ciudadanos. En EE.UU. la legislación aprobada en agosto por el Congreso da al gobierno mayores poderes para espiar las llamadas telefónicas internacionales y los correos electrónicos sin necesidad de autorización judicial.
En la ciudad de Shenzhen, de 12,4 millones de habitantes, se están instalando 20.000 cámaras de televisión controladas por ordenador, según informa Keith Bradsher, corresponsal del New York Times (13-08-07). En teoría, el sistema está dirigido a combatir el crimen, pero proporciona también los medios para controlar más estrechamente las actividades de los ciudadanos. Las cámaras podrán reconocer automáticamente las caras de sospechosos buscados y detectar actividades anormales.
En Shenzhen hay ya 180.000 cámaras de vigilancia de circuito cerrado de TV, instaladas en negocios privados y en oficinas públicas, y se prevé que la policía podrá incluirlas en el sistema global de video vigilancia que ahora se quiere llevar a la práctica.
En la misma ciudad se van a distribuir nuevas tarjetas de permisos de residencia. En China, para residir en una ciudad hace falta que el ciudadano obtenga un permiso, que le da derecho a trabajar allí, a recibir las prestaciones sociales del gobierno y a poder llevar a sus hijos a la escuela pública. Por eso el permiso es un medio del gobierno para intentar controlar los movimientos de población.
Las nuevas tarjetas de residencia van equipadas con un poderoso chip, que recoge no solo el nombre y domicilio del ciudadano sino también su historial laboral y educativo, origen étnico, religión, seguro médico, número de teléfono del arrendador de su apartamento y ficha policial, si es el caso. También se incluirá el número de hijos, para controlar la política del “hijo único”, que admite excepciones.
Las autoridades chinas dicen que estos nuevos medios tecnológicos de vigilancia son como los que ya existen en otros países. En Gran Bretaña, por ejemplo, un informe del año pasado cifraba en 4,2 millones las cámaras de TV de circuito cerrado existentes con fines de vigilancia, y la lucha contra el terrorismo está favoreciendo su creciente expansión y aceptación .
Sin embargo, militantes de los derechos humanos en China han advertido que en el país asiático el poder de la policía tiene muchos menos límites y hay muchos menos controles sobre el modo en que los poderes públicos utilizan los datos recogidos sobre los ciudadanos. Aunque también en otros países hay tarjetas de identidad, las autoridades chinas van a ir más lejos al incluir en ellas detalladas informaciones personales.
Como ya ocurrió cuando fue motivo de polémica si Google, Yahoo y Microsoft estaban proporcionando información al gobierno chino para silenciar a los disidentes en Internet, también el nuevo sistema de vigilancia replantea la colaboración de compañías estadounidenses con la policía china. China Public Security afirma que ha desarrollado sus propios programas para las tareas de vigilancia, y que sus proveedores occidentales le han proporcionado equipos no especialmente diseñados para este propósito.
EE.UU.: Licencia para espiar
Con la legislación aprobada en agosto por el Congreso de EE.UU., el gobierno dispone de mayores poderes para espiar las llamadas telefónicas internacionales y los correos electrónicos sin necesidad de autorización judicial. Dentro del paquete de medidas antiterroristas figura también la necesidad de que los viajeros de los países a los que no se les exige visado pidan una autorización electrónica por Internet antes de viajar, lo que ha molestado a la Unión Europea.
La ley sobre las escuchar de las comunicaciones telefónicas internacionales cambia la definición legal de lo que se considera “vigilancia electrónica”. Nadie niega que era necesario cambiar la legislación de 1978, que había quedado obsoleta por los cambios tecnológicos en las llamadas telefónicas internacionales. Pero no pocas voces se preguntan si lo aprobado bajo las urgencias de la lucha contra el terrorismo es compatible con la Constitución.
Hasta ahora, el gobierno necesitaba una autorización de un tribunal especial para espiar las conversaciones telefónicas, los e-mails y otras comunicaciones electrónicas entre residentes de EE.UU. y personas del extranjero. A partir de ahora, la ley permite al gobierno espiar las comunicaciones sin orden judicial, siempre que la persona vigilada sea alguien de la que “razonablemente se cree” que está en el extranjero. Las comunicaciones entre extranjeros que se realicen a través de compañías telefónicas americanas podrán ser también escuchadas.
Un portavoz de la Casa Blanca aclaró que el objetivo de la ley no era vigilar a los ciudadanos americanos, sino dar al gobierno más flexibilidad para investigar a sospechosos de terrorismo en el extranjero.
Pero en la medida en que ya no es necesaria una autorización judicial, la consideración de sospechoso y el alcance y duración de la vigilancia queda a discreción del gobierno.
La ley también da al gobierno mayores poderes para obligar a las compañías de telecomunicaciones a cooperar en las operaciones de vigilancia. El fiscal general y el director de la agencia nacional de inteligencia pueden ordenar a las compañías que colaboren.
Expertos que han estudiado la ley dicen que fundamentalmente proporciona un marco legal a lo que ya venía haciendo la agencia de inteligencia con medidas provisionales a partir del 11-S. Pero algunas decisiones judiciales habían determinado que el gobierno necesitaba autorización para esas escuchas, y las compañías de telecomunicaciones temían también exponerse a demandas judiciales si cooperaban secretamente en operaciones de vigilancia sin suficiente cobertura legal.
Según una cláusula de la ley, exigida por los demócratas, la legislación ahora aprobada deberá ser revisada dentro de seis meses.
Autorización para viajar
Dentro de la batería de medidas antiterroristas aprobadas, se incluye también la obligación de que los viajeros de los países de la UE a los que no se les exige visado pidan por Internet una autorización para entrar en los EE.UU. y paguen unas tasas a la Administración norteamericana. La autorización electrónica debe pedirse con una antelación que oscila entre las 48 y las 72 horas. Viajar a EE.UU. por una urgencia familiar o por un asunto de negocios de última hora va a resultar más difícil a partir de ahora.
Estas nuevas exigencias se suman a otras que ya fueron origen de tensiones entre la UE y EE.UU. Durante meses ha habido negociaciones respecto al control de transacciones financieras y a la entrega por parte de las compañías aéreas de los datos de pasajeros que viajan a EE.UU.
Ahora la Comisión Europea ha dado a entender que podría aplicar un trato recíproco a los ciudadanos estadounidenses que vienen a Europa, y que actualmente pueden viajar libremente.
Aceprensa Fecha: 29 Agosto 2007 |