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                                      En este segundo trabajo, Collier se centra en  el poder político y en la forma de acceso violenta al poder que es la habitual  en estos países. La violencia política no solamente es un drama en sí mismo,  sino que además se convierte en el principal problema e impedimento para  generar gobiernos legítimos y responsables. Buena parte del libro analiza esa  violencia política y sus manifestaciones habituales: el tráfico de armas, la  propensión a las guerras y el recurso a los golpes de Estado. La confluencia de  estos tres elementos ha destruido gran parte de las posibilidades de desarrollo  de muchas de estas naciones. 
                                    Los resultados demuestran, sin lugar a dudas,  que el optimismo de Occidente sobre la idea de implantar sus valores  democráticos en estos países era excesivo. Ante resultados tan desalentadores,  la pregunta Collier se plantea si realmente es importante que el acceso al  poder se realice a través de los principios democráticos. Para el autor la  respuesta es clara: “Nuestros valores democráticos son universales”, y añade que  “en nuestras sociedades, el tránsito desde la servidumbre de los ciudadanos a  la servidumbre de los gobiernos ha sido un largo viaje, y probablemente también  lo será en las sociedades del club de la miseria. Está claro que hemos  subestimado la dificultad de la empresa y promovido los aspectos equivocados de  la democracia, esto es, la fachada y no la infraestructura básica”. 
                                    El problema estructural al que han de hacer  frente estos países es que son demasiado grandes para ser naciones, pero  demasiado pequeños para ser estados. Su falta de cohesión les hace ser muy  grandes y en cambio su pequeña escala no les permite producir los necesarios y  fundamentales bienes públicos (como la seguridad o la exigencia de  responsabilidad) de manera eficaz.  
                                    Dado que en estas sociedades no es frecuente  la aparición de líderes políticos con suficiente visión de futuro, la única  alternativa real para que necesidades sociales básicas, como son la seguridad y  la responsabilidad, se implanten en los países del club de la miseria es el  impulso y el apoyo de la comunidad internacional. 
                                    Para el autor, entre “la negligencia más  absoluta” (Somalia) y “la intervención preventiva total” (Irak), caben  actuaciones de política internacional más equilibradas. Cruzarnos de brazos por  egoísmo, compasión, miedo o culpa sería una imperdonable evasión de nuestra  responsabilidad con indudables repercusiones (algunas muy actuales y evidentes)  a nivel mundial.  
                                    (Wars, Guns  and Votes. Democracy in Dangerous Places) 
                                    Turner. Madrid (2009). 319 págs. Traducción: Víctor V. Úbeda.                                       |