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                                Siglo XXI. La  violencia social es un fenómeno cotidiano, ya se ha naturalizado, ya no  sorprende. La violencia escolar es noticia diaria en los medios de  comunicación. ¿Es ella un reflejo de la violencia social? Silvia Bleichmar  abordó en sus escritos, en sus conferencias, en sus reportajes, con su profunda  implicación y su acostumbrada lucidez, estos temas. Planteaba en ellos que “las  formas actuales de la violencia dan cuenta de procesos muy severos de  desubjetivación en el país, y de procesos profundos de impunidad y resentimiento  acumulados”. Propone un cambio en el orden del día de las agendas de los  funcionarios de los distintos estamentos del Estado: en lugar de poner el  acento en la seguridad, ponerlo en la impunidad.  
                                                                  Silvia Bleichmar  señalaba: “Hay que terminar con el mito de que la violencia es producto de la  pobreza. La violencia es producto de dos cosas: por un lado, el resentimiento  por las promesas incumplidas y por el otro, la falta de perspectiva de  futuro... Que educar no sea una propuesta idealista de hacer todos un pacto de  llevarnos bien y entendernos, sino de entender los nexos profundos que hay  entre una cultura que durante años propuso el 'no te metás' mientras se  asesinaba al semejante. Y que se continuó después en un individualismo de  'salvarse solo, a costa de lo que sea' convertido en un principio de vida y una  cultura como forma de picardía que se convirtió en modelo de ejercicio social.  Creo que nosotros tenemos que partir de reconocer el país que construimos o que  desconstruimos para poder educar a los jóvenes en el país que queremos  construir”. 
                                Silvia Bleichmar 
                                                                  Nació en Bahía  Blanca en 1944. Allí transcurrió su infancia entre la Escuela Normal  Mixta y la   Biblioteca Rivadavia. Migración mediante a la Capital, estudia  sociología y luego psicología en la Universidad de Buenos Aires, donde participa  activamente del movimiento estudiantil de los años 60. A causa de la dictadura  militar, decide emigrar y se radica en México en 1976. Completa el doctorado en  Psicoanálisis en la   Universidad de París VII, bajo la dirección de Jean  Laplanche. Retorna a su país, Argentina, en 1986. Profesora de diversas  universidades nacionales y del exterior, entre sus actividades extra-académicas  se cuenta la dirección de los proyectos de UNICEF de asistencia a las víctimas  del terremoto de México de 1985 y el proyecto de ayuda psicológica a los  afectados por la bomba que destruyó la   AMIA en 1994. En 2006, obtiene el Diploma de Honor y,  posteriormente, el Premio de Platino en Psicología de la Fundación Konex.  Poco después, en mayo de 2007, es nombrada, por unanimidad de la Legislatura porteña,  Ciudadana Ilustre de la ciudad de Buenos Aires. 
                                                                  Ha colaborado con  publicaciones nacionales y extranjeras mediante artículos científicos y ensayos  de actualidad. Sus libros más conocidos son: En los orígenes del sujeto  psíquico, La fundación de lo inconsciente, Clínica psicoanalítica y neogénesis,  traducidos al portugués y al francés, La subjetividad en riesgo y Dolor país,  éste último calificado por la crítica como “un profundo y comprometido ensayo  sobre la realidad argentina y su impacto en la subjetividad”. Esa misma crítica  ha expresado: “tanto en su producción científica como en sus trabajos sobre la  realidad social, hay, en Silvia Bleichmar, una inclaudicable actitud de  búsqueda y un profundo rechazo al irracionalismo, al pensamiento que se  sostiene en la pura creencia, y aúna a esto una enorme libertad de espíritu que  la hace original”. En 2006 publicó dos libros que resultaron best seller;  Paradojas de la Sexualidad  masculina y No me hubiera gustado morir en los 90 y su obra póstuma, Dolor país  y después…, en noviembre de 2007. 
                                                                  Silvia Bleichmar  falleció el 15 de agosto de 2007. Luchó durante varios años contra un cáncer,  con dignidad y fortaleza, trabajando hasta sus últimos días en su práctica  clínica, dando clases en su Seminario y escribiendo. 
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