Un estudio analiza los factores en el rendimiento educativo y concluye que las familias muy religiosas y estables tienen hijos más sociables y con mejores resultados en sus estudios.
Las familias estables y con un nivel de religiosidad alto tienen hijos con mejor rendimiento escolar. Esa es la conclusión de una investigación llevada a cabo por el Servicio de Estudios de La Caixa titulado Factores determinantes del rendimiento educativo: el caso de Cataluña y publicado en los Documentos de Economía de la entidad.
Una vez más un estudio demuestra, como numerosos informes internacionales ya han constatado, que los hijos que viven en familias estables tienen mejor rendimiento escolar que las monoparentales y las reconstruidas.
La autora del estudio Maria Gutiérrez-Domènech afirma que “Los alumnos que crecen en familias no nucleares, aquellos los padres de los cuales tienen un nivel de estudios más bajo y los inmigrantes de primera generación, son los colectivos más propensos a experimentar más dificultades en el aprendizaje”.
El estudio sugiere que la población infantil se beneficia del hecho de iniciar su primer contacto escolar en edades más tempranas y basa sus conclusiones en el análisis de las puntuaciones en conocimiento global, lengua catalana y actitud escolar, además constata que “los alumnos que crecen en familias monoparentales, extensas y, especialmente, reconstruidas, obtienen peores resultados que aquellos que viven en familias nucleares”.
Más religión, más sociabilidad
Otra conclusión que revela el estudio es que los niños que pertenecen a hogares muy religiosos –practicantes- o padres agnósticos también obtienen mejores resultados que los que tienen padres ateos y no solamente en conocimientos sino que los análisis muestran como esos niños tienen un mayor grado de sociabilidad.
“Finalmente, se observa que el vínculo entre el grado de religiosidad de la familia y el desarrollo de los más jóvenes tiene forma de U. Tanto los que pertenecen a hogares muy religiosos como aquellos de padres agnósticos obtienen calificaciones más altas en conocimiento global que aquellos que crecen en un ambiente moderadamente religioso. En lo que respecta a la lengua catalana, los niños de familias no religiosas obtienen mejores resultados. Por el contrario, el análisis muestra una relación positiva entre el grado de sociabilidad y la religiosidad del hogar”, sostiene el informe.
También es un factor determinante el nivel intelectual de los padres que beneficia a los hijos así como el hábito de lectura y las actividades extraescolares, específicamente tres: informática, música y deporte.
Se demuestra que los hijos de familias muy religiosas (católicos practicantes por ejemplo) son más sociables, se implican más, son más participativos y entregan más tiempo y esfuerzo a los demás, características evidentemente atribuibles al quehacer de los padres. También se constata cómo los religiosos no practicantes no presentan una gran diferencia con el grupo que componen los ateos y los agnósticos.
Estas conclusiones son muy similares a las que llegó el estudio el Centro de Investigación Sociológica (CIS) en su estudio La situación de la religiosidad en España a principios del siglo XXI que determinaba la predisposición social y la participación existente en los miembros de familias muy religiosas.
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