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Moda y personalidad

La elegancia de la mujer está en su capacidad de elegir libremente sin sentirse manipulada por la moda Moda y Personalidad La moda también es cultura, y por ello supone una manifestación más del espíritu del hombre. Como reflejo del tiempo en que vivimos, se convierte día a día en un fiel testimonio de nuestra forma de ser y de pensar. En este sentido, uno de los mayores ejercicios intelectuales consiste en conocer a fondo la moda para adaptarla con facilidad a la personalidad. La elegancia y todo lo que le rodea exige a la mujer que la busca un respeto a su propio estilo y una capacidad para decir la última palabra en todo momento.

La grandeza de la moda reside exactamente en la libertad que plantea frente a la esclavitud de necesidades creadas de forma artificial. Así, frente a cualquier manipulación del estilo, el sentido común es el encargado de orientar el buen gusto. La oferta de los nuevos diseños es amplia hasta el último detalle, pero eso no significa que estas novedades sean válidas para todos, porque la personalidad es aquella que acierta al adoptar a su propio estilo las tendencias existentes. Siempre hay que tener en cuenta a quién va dirigido un determinado modelo, ya que es la manera de conseguir el resultado esperado sin perder con ello nuestro carácter.

El estilo propio Cuando las modas se convierten en “epidemias inducidas” que poco a poco se vacían de contenido, surge por contraste la idea de una moda que enaltece y destaca lo específico de cada persona. De esta manera, la impronta personal que cada mujer expresa en su forma de vestir se transforma en la verdadera esencia de la moda. Por eso, la entrada en juego de una conciencia clara hace que el estilo cobre una gran importancia, como primera manifestación de dos mundo estrechamente relacionados; donde el interior se convierte en la inspiración de una imagen externa, acorde con el conjunto total .

El poder de expresar la personalidad a través de la moda es un derecho de la mujer; y la garantía para ello es el fomento de unos criterios propios que aseguren el objetivo que perseguimos. Cuando uno puede elegir donde quiere y lo que realmente quiere, la moda y su mundo entran a formar parte de lo más hondo de la persona. No se trata tanto de llevar moda, sino de vivirla. Más allá de las apariencias creadas de forma artificial, el diseño es una forma de subrayar aspectos nuevos de una personalidad. Una de las alternativas que hoy en día plantea la moda no es tanto la de “ser rico” en muchas cosas como la de poseer la libertad para usarlas según nuestro estilo. Todo un reto para la imaginación.

Elegancia y personalidad
Una de las formas más útiles de sentirse segura en la manera de vestir es huir de las formas artificiosas que a veces propone algún sector de la moda. De nada sirve buscar ese sentimiento de firmeza con algo que no permite sentirse a gusto con uno mismo. ¿Qué es lo que hace que algunas modas permanezcan y otras no? Quizá su secreto sea precisamente la sencillez de sus mensajes y la oportunidad que da a la mujer de incorporarlo a su propia personalidad. Por otra parte, es importante tener en cuenta quiénes son las voces que guían las corrientes que circulan dentro de la moda, y su grado de docilidad frente a intereses creados, que muchas veces se alejan de su fin esencial.

Es en este punto es donde la mujer debe imponerse y aplicar su propia perspectiva. Ejemplos del mejor uso que se puede hacer de la moda no faltan; basta ver cómo la elegancia de algunas mujeres va unida a una destacada personalidad. Esta estrecha relación con la naturaleza de la mujer pone de manifiesto el carácter artístico de la moda, como uno de los fenómenos más influyentes y fructíferos de nuestra sociedad.