Imprimir
La ideología del género

Por Genara Castillo C. (*)

El anteproyecto de la Ley de Reforma de la Constitución, en el Capítulo I, correspondiente a los derechos fundamentales, artículo I: Derechos de la persona, sostiene que toda la persona tiene derecho a la igualdad. Por lo que está prohibida toda forma de discriminación por motivo de origen, filiación, raza, género...

Con esto se pretende introducir el término "género", pero coincidimos con uno de los congresistas que sostiene que "poner en la Constitución la palabra "género" y no especificar que se refiere exclusivamente a varón y mujer implicaría la aceptación implícita de la perspectiva de la ideología de género", porque estaríamos abriendo una ventana por donde grupos interesados pudieran introducir distorsiones graves que atenten contra instituciones tan nucleares en la sociedad como son el matrimonio, la familia y la educación de los hijos y de las futuras generaciones.

Para cerciorarnos si el referido anteproyecto estaba tratando de esta perspectiva acudimos al texto del "Proyecto de Igualdad de Oportunidades con Equidad de Género" y fuimos específicamente al apartado donde se trataba el "Marco conceptual del enfoque de género" y encontramos lo siguiente:

"Todas las sociedades humanas han buscado dotarse de valores y criterios para garantizar su reproducción, organizar la producción, tomar sus decisiones y regular sus intercambios. Una de las clasificaciones que han sido más determinantes en la organización social de todos los pueblos ha sido la división entre lo femenino y lo masculino, clasificación que ha tomado como referencia las diferencias sexuales entre hombres y mujeres.

Sobre esas diferencias biológicas entre hombres y mujeres (sexo) las sociedades construyeron socialmente un conjunto de atributos, roles, prohibiciones, prescripciones, derechos y obligaciones (género), y ambos, a pesar de su distinto origen, tendieron a ser consideradas como naturales e inamovibles. Quedó arraigada la convicción de que era la naturaleza quien las dictaba y no se distinguió aquello que era producto de procesos y relaciones humanas. Precisamente, el enfoque de género comienza por distinguir las diferencias biológicas entre hombres y mujeres (sexo) de aquellas construidas social y culturalmente (género).

Si bien todos nacemos con un sexo biológico, nuestras sociedades y culturas nos van formando y socializando en torno a sus concepciones sobre lo masculino y femenino. Desde que nacemos vamos siendo ubicados y tratados en base a una cadena de asociaciones entre nuestro sexo y las versiones de masculinidad o feminidad que nuestras sociedades y culturas han elaborado. Las trayectorias diferenciadas por género se van asentando desde los primeros años de vida (socialización de género).

Toda sociedad requiere que sus miembros desempeñen roles que aseguren su funcionamiento y existencia. La clasificación más conocida para distinguir los roles es la que observa dos grandes esferas que envuelven el trabajo humano y sobre las que precisamente se han asentado los roles de género: la esfera productiva que se expresa en la obtención, transformación e intercambio de bienes, asignada tradicionalmente a los varones. Y la esfera reproductiva que se expresa en un conjunto de desempeños orientados a garantizar la continuidad de la vida cotidiana y la reproducción del grupo, asignada tradicionalmente a las mujeres. Esta asignación diferenciada de roles según se trate de varones y mujeres, también se conoce como división del trabajo por género".

Estos textos me han llevado a reconocer que estamos ante un planteamiento propio de la llamada "Ideología del Género" ¿En qué consiste esta ideología?

Brevemente señalaremos que esta ideología es parte de la ideología neo-marxista que como tal tiene una visión distorsionada de la realidad, viéndola a través de los esquemas de lucha de clases. Ya Federico Engels, en su libro "El origen de la familia, propiedad privada, estado", sostiene que "el primer antagonismo de clases de la historia incide en el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en el matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra es la del sexo femenino por el masculino"

De ahí que las feministas del género no busquen -en el fondo- la mejora de la situación de la mujer, lo cual es algo noble y necesario porque es verdad que existen situaciones de gran injusticia respecto a la mujer en el matrimonio, la familia, la educación, en el mundo laboral, político, etc. Pero esas reivindicaciones se pueden hacer sin anular las diferencias varón-mujer. Lo que se busca es la anulación de lo femenino y lo masculino en cuanto condición dada por la naturaleza humana. Sin embargo, no se puede desnaturalizar al ser humano sin cargar con las graves consecuencias que de ello se derivan.
Lo que se pretende es desligar la condición y diferenciación sexual biológica con la que todos nacemos de lo que se llaman ROLES impuestos por la sociedad, diciendo que lo femenino y lo masculino es una "mera construcción social", que hay que "descontruir". El pequeño gran detalle es que con ello se "desconstruye" a la mujer, al matrimonio, a la familia y en definitiva a la sociedad.

Esas propuestas llevan ya tiempo, pero se hicieron más explícitas y agresivas en la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer realizada en 1995, en la cual se ha dicho expresamente que: "género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo".

Desde esa ideología, las diferencias entre varón y mujer NO corresponden a una naturaleza fija sino que son PRODUCTO de la cultura de un país y de una época determinada, que les asigna a cada grupo una serie de características por conveniencias con estructuras sociales.

¿Qué consecuencias tiene para la sociedad?

1. Si el género es un artificio construido por la sociedad, entonces hay que inventarlo nuevamente, sin tener en cuenta la naturaleza humana.

2. Si al género femenino se le ha atribuido los roles de la maternidad y de la educación de los hijos, hay que "liberar" a la mujer de ese peso.

3. El género queda reducido a la "opción" u orientación sexual de cada quien. Por tanto habrían por lo menos cinco géneros: varón, mujer, homosexual, lesbiana, bisexual.

4. Si cada uno tiene ante la ley iguales derechos, se abre una vía para que se plantee el matrimonio entre homosexuales, lesbianas, bisexuales, etc. Y se les otorguen todos los "derechos reproductivos": las facilidades para tener acceso al sexo "seguro", el derecho a tener hijos vía inseminación artificial u otros medios, así como el derecho a abortar, etc.

El resultado:

1. Los seres humanos serían indiferenciados, porque no cuenta su dotación genética ni su sexo biológico, sino que después cada quien haría una opción sexual, y tendrían todos los "derechos" respecto a la constitución del "matrimonio" y la "familia".

2. Se acabaría con el matrimonio como institución natural formada por varón y mujer, ya que se la pondría en igualdad, con tendencia a ser sustituida, con el matrimonio basado en la "opción sexual".

3. Se cambiaría la educación, ya que por ejemplo las mujeres no tendrían por qué prepararse para ser madres. La maternidad es vista como una esclavitud.

4. Se acabaría con los valores que tradicionalmente han sido conservados por la mujer madre en el seno del hogar y con su función de educadora de los hijos.

5. Se desterraría todas las instituciones que promueven esos roles y valores.

Frente a esta propuesta lo que diría básicamente es lo siguiente:

1. En primer lugar, la naturaleza humana es la que es y no se puede desconocer por el capricho o la conveniencia o por intereses ideológicos, sin que esto tenga graves consecuencias para la propia mujer, y para el futuro de la humanidad.

2. Las diferencias naturales no son malas, al contrario son enriquecedoras de la vida humana. Lo que son injustas son las diferencias que caprichosa o interesadamente introducimos libremente los seres humanos. La pobreza, la marginación, el abuso, la explotación, deben ser remediados por otras vías pero no desnaturalizando al ser humano.

3. En la naturaleza humana existen tipos humanos (como por ejemplo el tipo humano femenino y el tipo humano masculino). No vamos a hacer una exposición de una teoría de los tipos humanos que tienen incluso una base biológica. Brevemente diremos que esos tipos establecen una diferencia que es una riqueza para la sociedad, ya que están llamados a aportar lo suyo, por ejemplo, la mujer enriquece los ámbitos humanos aportando lo específicamente femenino, que es un gran bien para el matrimonio, la familia, el mundo del trabajo y la sociedad en general.

4. Las ideologías son un conjunto de ideas que no se corresponden con la realidad, sino que son como una especie de "camisa de fuerza" que pretende imponer distorsionadamente su visión reducida de la realidad, lo cual está al servicio de intereses.

5. En las Ciencias de la salud humana se considera que la salud es el estado en que el cuerpo humano, y el hombre íntegro, funciona bien, y la salud sexual es el estado en que el ser humano ejerce normalmente todas sus funciones reproductivas. Cuando esto no sucede, se trata de una persona enferma, respecto de la cual:

a. Hay que respetarla por su dignidad humana, aunque esté enferma,

b. pero no se puede erigir su enfermedad como salud. Lo normal es la salud sexual, lo no normal es la enfermedad sexual.
c. Si bien se tiene que respetar al homosexual, a la lesbiana, al bisexual, por su carácter de persona digna y criatura humana.

d. Eso no da derecho a poner su anomalía como algo saludable y normal en la sociedad. Igual que no se puede decir que el error sea igual que la verdad (porque entonces se acaba con la verdad), no se puede decir que las anomalías tienen los mismos derechos que lo sano, natural y normal.

e. Los miembros de una sociedad tienen que ayudar, dentro de sus posibilidades, a curar esas anomalías, no a hacerlas más profundas porque deterioran al sujeto que las padece y a la sociedad, menos tenemos deber a sostener económicamente los medios de "salud reproductiva", sus "derechos reproductivos", etc.

f. Los miembros de una sociedad sana, tenemos derecho a la normalidad no que nos impongan lo no natural, o anormal, a ningún nivel ni en las familias con quienes convivimos, ni en las instituciones educativas, ni en las instituciones sociales básicas. Tenemos el deber de velar por la sociedad, valores culturales, etc., que entregaremos a nuestros hijos y a las futuras generaciones.

(*) Profesora de la facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de Piura.

Universidad de Piura

Boletín Desde el Campus

Año II - Número 58 Boletín semanal editado por la Oficina de Información Febrero 2003