WASHINGTON DC, 6 Feb. 02 (ACI).- El caso de una joven de 18 años de edad, concebida por inseminación artificial, que está a punto de conocer a su padre biológico por iniciativa propia, ha despertado en Estados Unidos el interés por el profundo drama de los llamados "bebés probeta".
Claire, cuyo apellido y residencia permanece en reserva, será la primera persona concebida por una técnica de fecundación asistida que conocerá al hombre que donó el esperma para su fertilización.
La joven, nacida en California, decidió conocer a su padre biológico para aclarar las dudas que la asaltan desde hace mucho tiempo sobre su identidad y su origen.
"Siento que tengo lazos con mi padre biológico. Siempre he sentido eso", afirmó la joven.
El caso de Claire es privilegiado pues la mayoría de personas concebidas por inseminación artificial nunca conocen a sus progenitores porque éstos fueron donantes anónimos. Según varios expertos, el drama de las personas inseminadas en un laboratorio es muy duro y son frecuentes los problemas psicológicos, de inseguridad e identidad.
Claire podrá conocer a su padre porque fue concebida después que el Banco de Esperma de California se convirtiera en 1983 en el primero en Estados Unidos en preguntar a los donantes si estarían dispuestos a ser contactados por sus hijos biológicos cuando éstos llegaran a la edad adulta.
El encuentro de Claire con su padre ocurrirá luego de que el banco de semen determine la forma en la que el donante, que también reside en California, desea ser contactado.
Cada año, nacen en Estados Unidos por medio de la inseminación artificial entre 30 mil y 75 mil niños.
Antes de la década de 1970, cuando surgieron los bancos de esperma, el semen para los experimentos era donado por médicos o estudiantes de medicina momentos antes de la inseminación artificial, y las parejas que se sometían al procedimiento recibían la recomendación de mantenerlo en secreto.
"Yo sospechaba que mi padre no era mi padre", afirmó Bill Cordray, un arquitecto de 56 años de Salt Lake City, quien conoció su origen a los 37 años.
"Me preocupaba la idea de que mi madre hubiera tenido una aventura", indicó Cordray, quien ha determinado que su padre es uno de los 30 estudiantes de medicina que se graduaron de la Universidad de Utah en 1945. El arquitecto se animó a escribirles pero tal vez nunca conozca a su progenitor.
ACI Prensa