| 
                                       Habla Daniel Callahan, experto en Bioética 
                                      
                                      
                                       
                                        ROMA, 6 septiembre (ZENIT.org-AVVENIRE). - Continúa el   debate en torno a la decisión británica y norteamericana de dar el vía libre a   la clonación de células derivadas de embriones humanos, con fines de   investigación terapéutica. La última voz autorizada que se ha alzado contra   estos proyectos es la de Daniel Callahan, fundador del primer Center of   Bioethics de Nueva York a finales de los años sesenta. 
                                        -Sobre la   clonación humana en especial y sobre los alimentos transgénicos en general, la   Unión Europea y Estados Unidos siguen divididos. Este último país quiere una   actitud más abierta, aún ofreciendo garantías médicas.  
                                        ¿Dónde   están los problemas éticos? 
                                          -Cada técnica genética comporta problemas éticos.   La clonación de células obtenidas del embrión aparece como una bomba atómica.   Hoy no sabemos dónde podría conducirnos. Se trata de un terreno verdaderamente   resbaloso. Además la biotecnología en medicina afecta a una minoría de personas   con problemas de salud; mientras que el alimento es un bien primario que, como   el aire y el agua, afecta al género humano. Nos preguntamos si es verdaderamente   seguro, si hay riesgos para la salud, qué sucede en los países donde se   produce... Si luego la producción es sólo controlada por algunas multinacionales   ¿qué harán los países pobres o en desarrollo, si deberán depender completamente   de estos gigantes?. Estos son los problemas éticos. 
                                        -El   gobierno inglés y el estadounidense se han aliado ante el problema de la   clonación embrional. ¿Qué puede decir? 
                                        -A quien le   gustan las nuevas tecnologías pretende ir adelante a cualquier precio y en esta   posición se sitúan la mayor parte de los norteamericanos. Luego están los   apocalípticos que tratan de frenar lo más posible el avance de las nuevas   tecnologías, aduciendo riesgos catastróficos. Una tercera vía es la de quien   sostiene que la bioingeniería, aplicada a la medicina y a los alimentos, puede   ser muy útil, pero se debe aplicar gradualmente y valorando atentamente los   riesgos. Además, como el debate presenta más de un matiz emotivo, subsisten   argumentaciones sanitarias y ambientales muy válidas contra tales prácticas.   Cuando los investigadores introducen un nuevo gen en un organismo, se registran   efectos que pueden provocar mutaciones imprevisibles, desencadenando reacciones   inesperadas. 
                                        -Los   científicos insisten en que la clonación embrional consentiría la curación de   enfermedades incurables y debilitantes, sobre todo en los ancianos que son cada   vez más numerosos en la sociedad, no sólo occidental. 
                                          -Se podrían orientar   hacia otras investigaciones sin tener por ello que traspasar los confines de la   ética. Desde muchas partes se critica también la experimentación sobre los   animales... Será un negocio colosal y vemos ya a una clase política dividida y   peleada. 
                                        -¿Qué   responde a los científicos que, contrarios a los límites impuestos por los   gobiernos, justifican la propia investigación reclamando la pluralidad de   opciones? 
                                          -Si bien el pluralismo debe ser respetado, es necesario que se   elaboren soluciones generales y normas que comprometan a los grupos. Si la   moralidad personal se rebaja a sólo el ejercicio de una libre elección, sin   ningún principio disponible para un juicio moral sobre la cualidad de estas   elecciones, entonces la ley será inevitablemente usada para llenar el   consiguiente vacío moral. 
                                        -El Panel   «Human Embryo Reserch» pedía fondos gubernamentales para la investigación sobre   los embriones humanos que sobran, considerándoles una forma de vida humana en   desarrollo que, aunque digna de respeto, no tiene el estado moral de un neonato   o un niño. ¿Qué piensa de esto? 
                                          -El Panel no nos ha dicho por qué es un deber   realizar investigaciones que requieren tales técnicas y no nos ha explicado   persuasivamente en qué modo tal investigación es compatible con el respeto por   el estado moral del feto. Sostengo que la vía mejor y más honesta para defender   la investigación sobre el embrión no es, como hace el Panel, mostrar que la   investigación debe prevalecer por encima del respeto que se debe al embrión,   sino simplemente deberían reconocer que ellos niegan todo valor a los embriones   antes de ser implantados. La investigación que está dentro de los límites   morales es digna de respeto. La investigación que, incansablemente, trata de   encontrar una vía para rehuirlos, proponiendo cualquier supuesto bien mayor, no   lo es. Cada investigación sobre el ser humano, ya sea en el estado fetal,   neonato o adulto, obliga a considerarlo y tratarlo como un sujeto humano,   respetando su dignidad y derechos. 
                                        ZS00090603                                     |