Cuando el trabajo no es salud
Tokio.- Dentsu, la mayor agencia de publicidad de Japón, ha sido condenada a pagar 126 millones de yenes (unos 150 millones de pesetas) a la familia de uno de sus empleados que se suicidó tras una jornada de trabajo excepcionalmente larga.
La sentencia se refiere al suicidio, en agosto de 1991, de Ichiro Oshima, un trabajador de 24 años empleado en una cadena de radio de Dentsu.
Es la primera vez que se atribuye a una compañía japonesa la responsabilidad de llevar a uno de sus trabajadores al suicidio, a pesar de que en el pasado, los tribunales nipones han dictado ya sentencias responsabilizando a las empresas por casos de «karoshi», muerte por exceso de trabajo.
El fallo contra Dentsu, ordenado por una corte de distrito de Tokio, ha reabierto en Japón el debate sobre las responsabilidades judiciales de las empresas que promueven una «excesiva lealtad» entre sus trabajadores, según recogía el diario londinense Financial Times en su edición de ayer.
Pero a pesar incluso de la proverbial longitud de la jornada laboral de los japoneses, el caso de Ichiro Oshima, era extremo. Durante 17 meses, Oshima trabajó en la radio todos los días, los fines de semana, y buena parte de las noches. Sólo cogía media jornada de su turno de libranzas.
Dos horas de sueño
En los últimos ocho meses de su vida, Oshima acudía a la cadena de radio a primera hora de la mañana, y permanecía allí hasta bien pasadas las 2 de la madrugada, la mayor parte de los días. En los demás, la jornada se prolongaba hasta más allá de las 4 de la madrugada.
Durante estos meses, Oshima dormía una media de entre dos y cuatro horas al día. Este ritmo le llevó, gradualmente, a un estado de depresión... Oshima se quejaba entonces con frecuencia de haber fracasado, de haber renunciado a vivir como un ser humano, según el testimonio de sus familiares.
Dentsu, por su parte, ha declinado formalmente cualquier responsabilidad por la muerta de su empleado. Sus abogados han señalado que Oshima tenía problemas emocionales en su relación con los demás. Y han anunciado este mismo viernes que recurrirán la sentencia dictada a favor de su antiguo empleado.
De momento, los tribunales han rechazado ya el argumento de Denstu: que Ichiro Oshima pasaba mucho tiempo en su oficina, pero no necesariamente trabajando.
La Corte de Tokio considera que los responsables de la cadena de radio sabían cuantas horas trabajaba, que tenían conocimiento de que su salud se estaba deteriorando, pero que no hicieron nada para reducir su horario laboral.
Indemnizaciones por «Karoshi»
«Se trata de una sentencia histórica», señaló Hiroshi Kawato, un abogado que trabaja en una organización creada en Japón para combatir las muertes por exceso de trabajo. «Se trata de un claro aviso a las compañías, ante el fenómeno creciente de los suicidios de trabajadores», según Kawato.
Las empresas niponas, con una fuerte cultura de la productividad, están sometidas ahora a una creciente presión para reducir sus tasas de exceso de trabajo. El «karoshi» ha sido ya legalmente reconocido como un accidente laboral, con derecho a indemnizaciones a los familiares del accidentado.
El Ministerio de Trabajo, además, reconoce a todos los efectos, las pensiones de los trabajadores fallecidos por esta causa, definida legalmente como «muerte por fatiga acumulada y estrés».
Entre febrero y noviembre de 1995, se registraron en Japón 65 casos de «karoshi», casi el doble de los reconocidos en todo 1994.
Esfuerzo gratuito
Según las estimaciones de la Agencia de Planificación del Gobierno (EPA) japonés la media anual de horas de trabajo en el país es de 2.124, unas 200 más que en Estados Unidos o Inglaterra, y entre 400 y 500 más que en países como Francia, Alemania o España.
Como media, los trabajadores japoneses permanecen en sus puestos 90 minutos más que la jornada que les correspondería, sin recibir ninguna compensación por ello.
Los casos de «karoshi» se producen entre los empleados que trabajan más de 3.000 horas y, según la EPA, uno de cada seis hombres que trabajan en Japón supera las 3.100.
Todo esto se produce pese a los repetidos intentos del Gobierno nipón de estimular el consumo entre los japoneses como instrumentos de estímulo de la economía, como ha pedido EEUU.
El Mundo. Domingo 31 de marzo de 1996 |