Nada de fumar en el trabajo, en los trenes y bares. Nada de vender tabaco a menores. Máxima vigilancia a máquinas expendedoras. Hasta un millón de euros de multa para los que incumplan las prohibiciones.
Sin embargo, muchos de los 13 millones de fumadores en España se oponen. De la difícil coexistencia de derechos y obligaciones, libertades y respetos, opinan fumadores y no fumadores en una encuesta realizada por Celeste-Tel para Terra.
Para los fumadores no hay dudas: Sí. Las nuevas leyes que impiden fumar en cada vez más sitios atacan a sus derechos fundamentales. Así que piden tolerancia, entendimiento y respeto. Menos tabaco, menos libertad
Es más frecuente oír quejas de fumadores a los que no se deja fumar que protestas de no fumadores a quiénes molestan los humos.
Se vulnera cada vez más el derecho de los primeros a caer en su propio vicio? ¿No es absurdo limitar libertades adultas, que saben lo que están haciendo?. La realidad es que según las opiniones recogidas en la encuesta publicada por Terra Networks una gran mayoría de fumadores se siente acosado y considera que el Estado se inmiscuye en su libertad de elección.
Por otra parte no solo los fumadores consideran que los paquetes de cigarrillos tienen precios abusivos sino que esta opinión es compartida por el 40% de las personas encuestadas (fumadoras y no)
Las advertencias en las cajetillas, ¿inútiles?
Fumar provoca cáncer, impotencia y malformaciones al feto. Fumar mata, fumar acorta la vida. Cada cajetilla recuerda los perjuicios del tabaco: ¿sirve de algo tanta contundencia?
Parece que no. O la gente no sabe leer o simplemente no quiere que se lo recuerden porque no piensa hacer caso. Hay excepciones: los más jóvenes y los más mayores afirman que los mensajes de advertencia hacen consumir menos. ¿Serán más impresionables?
Los jóvenes fumarán igual
El número de menores fumadores crece. Se multiplica. Junto a otros factores, curiosidad y presión de los amigos lo provocan. El gobierno responde con una ley que prohíbe vender tabaco, de forma directa o a través de máquinas expendedoras, a los menores de 18 años (antes 16).
¿Servirá para que dejen de fumar? Pues no. Esa es la respuesta mayoritaria, y los que más claro lo tienen son los jóvenes. Nueve de cada diez lo piensan. Además, a pesar de las restricciones que la normativa aplica a los establecimientos que venden tabaco, el 80% de los encuestados considera que en estos lugares se aplica estrictamente la normativa actual que limitaba hasta los 16 años la venta de tabaco
Fuente: Terra Networks España
|