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Respuesta a las Preguntas más Frecuentes

A continuación se recogen algunas de las preguntas que suelen formularse en torno al tabaco. Algunas surgen cuando una persona se plantea la posibilidad de dejar de fumar; otras, alrededor de los debates en torno al tabaquismo, cada día más frecuentes.

Las Preguntas Clave
¿Puedo fumar menos en lugar de dejarlo totalmente?
No, generalmente las personas que hacen esta pregunta no quieren abandonar todavía el tabaco. Como objetivo no es recomendable, ya que sólo el 2% de los fumadores regulares lo consigue y suelen ser individuos que ya fumaban poco anteriormente.

¿Es peligroso consumir menos de diez cigarrillos al día?
Sí, la única cantidad que se puede tomar sin que afecte a la salud es cero. No es cierto que fumando poco tabaco evite los riesgos asociados a su consumo. Sí es verdad que el peligro de padecer enfermedades causadas por el tabaco se incrementa al aumentar el número de cigarrillos fumados, lo cual no implica que exista una cifra mínima recomendable. Por bajo que sea el uso, el riesgo es siempre muy superior para una persona que fuma que para una persona que no lo hace.

¿Son más saludables los cigarrillos bajos en alquitrán y nicotina?
Las concentraciones de productos tóxicos son menores en estos pitillos; sin embargo, esto no quiere decir que su consumo sea saludable ni menos perjudicial para las personas que se cambian a este tipo de productos. Los fumadores que se pasan a los cigarrillos bajos en alquitrán y nicotina tienden a inhalar más profundamente que antes, debido a la necesidad de mantener su nivel habitual de esta sustancia en la sangre. Esto hace que el riesgo asociado a su consumo pueda mantenerse igual o incluso aumentar en lugar de disminuir. No existe ninguna forma segura de fumar.

¿Disminuirán mis riesgos si dejo los cigarrillos  y fumo puros o tabaco en pipa?
Las personas que habitualmente han fumado sólo puros o tabaco en pipa suelen mantener el humo en la boca, a diferencia de los consumidores de cigarrillos que acostumbran a tragarlo y retenerlo en sus pulmones bastante tiempo. Ello supone que los fumadores de puros y pipas sometan su cavidad bucal a una mayor exposición a los agentes carcinógenos del tabaco y tengan por ello una mayor incidencia de cáncer de boca. Nuevamente el riesgo de padecer otras enfermedades entre los consumidores de tabaco en presentaciones distintas a las del cigarrillo aumenta con la intensidad y la frecuencia del consumo. Sin embargo, cuando una persona habituada a los pitillos cambia a puros o pipa, suele mantener su forma habitual de inhalar profundamente el humo del tabaco, por lo que los niveles de riesgo anteriores no se modifican.
Finalmente, el humo de los cigarros puros y del tabaco en pipa presenta mayores concentraciones de sustancias tóxicas, por ello representa un riesgo mayor para las personas que no fuman y deben respirar de forma involuntaria el humo ambiental del tabaco.

¿Qué importancia tiene dejar de fumar si estamos sometidos a riesgos mucho mayores de polución atmosférica y ambiental?
Reconocer los riesgos asociados al consumo de tabaco no significa olvidarse de otros problemas relacionados con la polución y el deterioro del medio ambiente, sino todo lo contrario. Es contradictorio estar a favor del control y respeto medioambientales y no valorar el producto que mayor daño produce en el ámbito individual y doméstico.
La persona que fuma debe saber que al inhalar el humo del tabaco introduce en sus pulmones unas concentraciones tóxicas 400 veces superiores a las máximas toleradas en las plantas industriales que soportan mayor polución ambiental.
La acumulación de monóxido de carbono en el aire espirado por un fumador es entre 30 y 50 veces superior a la de una persona que no fume y viva en una ciudad sometida a unos altos niveles de contaminación atmosférica.
En relación al medio ambiente, es preciso señalar que en la mayoría de países en vías de desarrollo —donde en estos momentos se está introduciendo el cultivo de tabaco— la producción de cigarrillos está acelerando el grave proceso de desertización que sufren estas naciones. Ello es debido a la necesidad de enormes cantidades de leña destinada al secado de las hojas de esta planta.

Si dejo de fumar, ¿engordaré?
Algunas personas engordan al abandonar el tabaco, en parte porque comen más y en parte a causa de alteraciones en su metabolismo. Al dejar de fumar, debe contar con la posibilidad de experimentar algún incremento de peso. Los estudios al respecto demuestran que el aumento medio —un año después de haberse apartado del consumo de este producto— es de un kilo y medio aproximadamente. No se obsesione ahora por ello, ya tratará este problema más adelante. No quiera hacer dos esfuerzos a la vez. Si consigue dejar de fumar también puede perder el potencial aumento de peso.
No obstante, puede que esta posibilidad no se produzca si come racionalmente. Evite los hidratos de carbono en cantidades superiores a las necesarias (pan, patatas, pastas, etcétera). No consuma alimentos ricos en grasas y suprima en lo posible la ingestión de pasteles, dulces y caramelos.
Si necesita tener su boca entretenida, masque chicles sin azúcar cuando sienta deseos de comer, beba un vaso de agua o cómase una manzana, una mandarina o una naranja.

¿Seré capaz de funcionar sin tabaco?
Sí, lo será. Millones de personas en todo el mundo lo están logrando cada día y su experiencia demuestra que cualquier individuo puede conseguirlo. Sin embargo, tal como se ha explicado en esta guía, los primeros días van a resultarle, probablemente, difíciles. Siga las sugerencias que se le han propuesto y recuerde que muchos de los beneficios que como fumador atribuye el tabaco son ilusorios.
Es posible que al principio piense que se sentía mejor cuando fumaba: esto es debido a su dependencia. Mire a su alrededor, las personas que fuman no están más relajadas que las que no lo hacen, ni desarrollan mejor sus tareas cotidianas; lo único que consiguen los fumadores al encender un cigarrillo es atenuar el malestar que les produce la carencia de éste. Si conoce a alguien que ha dejado de fumar, podrá decirle que la ansiedad no dura para siempre y que la tensión inicial disminuye hasta desaparecer.

¿A qué se debe el aumento de tos que algunas personas experimentan al dejar de fumar?
Durante los primeros días sin tabaco, el organismo inicia inmediatamente una fase de recuperación de sus funciones normales. La aparición de más tos de la habitual se debe a que los pulmones empiezan a recuperar sus funciones limpiadoras del aparato respiratorio. Este fenómeno desaparece al poco tiempo.

Si fumar es tan perjudicial, ¿de qué sirve dejarlo cuando el daño ya está hecho?
La mayor parte de riesgos que sufre un fumador se reducen al dejar el hábito y a medida que aumenta el tiempo de abstinencia. Los peligros de la mayoría de las enfermedades se reducen casi por completo entre los cinco y los diez años desde el abandono del consumo. Pasado este periodo, los riesgos se equiparan prácticamente a los de una persona que nunca ha fumado

Fuente: Salud.discapnet