¿Qué es lo que más crece en el mundo? Pues nadie lo duda, el precio de la gasolina. Hace poco se decía lo mismo de la leche. Pero ni los combustibles ni la leche son los líquidos más caros. Mucho más cara es el agua.
Efectivamente, las naciones desarrolladas están gastando más en agua embotellada que en gasolina. Así pasa, por ejemplo, con Alemania y con Italia.
En Estados Unidos, el galón de gasolina se compra en la bomba en $2,92, mientras que el galón de agua se adquiere en el supermercado a $4.
Lo que pasa es que la gasolina es motivo de guerra, el agua todavía no. Esta guerra ha hecho crecer los precios de los combustibles.
En nuestro país, hasta hace muy poco, el agua embotellada era más cara que la gasolina.
Después de tantos aumentos de los combustibles, ¿qué ocurre hoy en día? Pues el agua se quedó atrás. Sin embargo, en la presentación de litro y medio, el precio del agua es la mitad del de la gasolina.
¿Quién iba a pensar hace algunos años que vender agua embotellada iba a ser un negocio? Pues sí lo era.
Hace 30 años, en todo el mundo se vendía mil millones de litros de agua embotellada. Ahora, esa cifra se ha multiplicado 90 veces: 90 mil millones de litros de agua, que representan unos 46 mil millones de dólares, más o menos unos 50 millones de colones por minuto. Además, esto crece a un ritmo del 7% anual.
Un negocio gigantesco que, además, está en manos de unas cuentas trasnacionales: Nestlé, Coca Cola, Pepsi Cola y otra menos conocida llamada Danone.
La historia del agua embotellada en el país no es muy diferente. Hace algunos años ofrecer agua embotellada podía parecer una locura. El experimento nació con el agua de bidón para oficinas. Pronto la moda fue tan fuerte que hasta las oficinas de Acueductos y Alcantarillados ofrecían esta cortesía.
¿Sabe usted cuánta agua embotellada se bebe en el país? Pues nada menos que 80 millones de litros, un promedio de 20 litros por habitante, tomando en cuentas hasta a los niños recién nacidos.
Es mucho menos que los que se consume en Italia o en Inglaterra, pero 3 veces más alto que la media latinoamericana: 7 litros al año.
Lo malo es que muchos opinan que este consumo es innecesario.
Los precios del agua embotellada son muy superiores a los del agua de cañería.
Una familia promedio consume cada día un metro cúbico de agua, equivalente a mil litros. Por ese consumo, el costarricense paga unos 130 colones. Es decir, cada litro de agua le cuesta 13 céntimos.
El precio del agua embotellada varía según cada envase, pero oscila alrededor de los 400 colones el litro.
Es decir, el agua envasada no vale ni 3, ni 20, ni 100, ni mil, sino 3 mil veces más que el que pagamos a Acueductos y Alcantarillados o cualquier otra compañía similar.
Lo más curioso es que una botella de agua vale lo mismo que una de malta, y apenas un poco menos que una de refresco, o incluso que una cerveza.
En el país, las dos principales magos de este negocio son Cervecería Costa Rica (Florida Ice and Farm) y Coca Cola Femsa, y lo hacen en bidones o en botellitas pequeñas, que dejan mayor margen de ganancia.
Las dos empresas obtienen su agua de manantiales o pozos, los de la Coca Cola se sitúan en San José y los de la Florida se encuentran en Heredia. Son aguas subterráneas que salen a la superficie en algunas zonas privilegiados por las nacientes.
De acuerdo con la ley, todas las aguas superficiales y subterráneas son propiedad pública, pero hasta ahora las compañías embotelladoras de agua pagan al Estado sumas ridículas. La Florida Ice and Farm ha pagado hasta hora 600 mil colones por año por el agua que utiliza y vende en sumas millonarias.
Eso quiere decir que las compañías, que venden el litro de agua a un precio aproximado de 400 colones, compran ese litro al precio de 7 millonésimas de colón.
A partir de este año, los derechos por el uso de esta agua aumentarán hasta alcanzar en 7 año la cifra de 3,25 colones el metro cúbico, es decir, 3 milésimas de colón cada litro. Eso hará subir el pago de la Cervecería Costa Rica a 6 millones de colones anuales, una vez descontados los pagos por servicios ambientales.
Uno de los más graves problemas de Costa Rica es que el agua es abundante, pero también es abundante el abandono.
El 60% del agua que entra en los hogares sale como desecho, agua sucia que va a los ríos.
El país tiene uno de las mejores redes de acueductos del continente, pero tiene el peor alcantarillado. Ello permite que los desechos, los agroquímicos, los combustibles y otros elementos tóxicos contaminen para siempre los mantos acuíferos.
También es grave el descuido físico de esos mantos. La ley de protección ambiental alrededor de las nacientes no se cumple. Incluso la misma industria rompe los mantos acuíferos, como sucedió en Pedregal hace algunos años.
Se calcula que en el Área Metropolitana se deben invertir de inmediato unos mil millones de dólares en alcantarillados. De lo contrario, nos quedaremos sin agua potable en pocos años.
Los expertos proponen dos medidas: una, que el público contribuya pagando una mayor tarifa por agua; y la otra, que estas compañías reviertan parte de sus astronómicas ganancias a salvar los mantos acuíferos del futuro.
Fuente: Teletica |