El hombre es un excelente regulador de la temperatura que puede disipar calor por sudoración a una tasa de más de diez veces de la de su tasa metabólica en reposo. El hombre no puede almacenar agua y, si acaso, tiene poca habilidad para ser entrenado a usar menos agua en el desierto. La necesidad de agua es regida por la necesidad de disipación de calor.
Aumento explosivo de calor
Si un hombre llega a estar progresivamente deshidratado en un desierto caliente, la muerte es causada probablemente por los efectos directos de la depleción del agua, pero de los resultados que Adolph llamó "aumento explosivo de calor". Hay buenas razones para apoyar esta suposición, basadas en otras especies.
En los experimentos de Adolph, en un aire de aproximadamente 50º C, un perro expuesto jadea pronto. A través de la evaporación pierde 1 a 1.5 por ciento de su peso corporal por hora y muestra los mismos síntomas progresivos que el hombre: debilidad e incremento del pulso, temperatura rectal y concentración de plasma. Se esperaban todos estos efectos de la deshidratación pero cuando la deshidratación alcanzó 14 por ciento de su peso corporal, la temperatura rectal del animal comenzó a elevarse explosivamente. En este estadio el animal sobrevivió sólo por la remoción inmediata de la temperatura caliente o dándole a beber agua. Con ella, los perros son excelentes reguladores de temperatura y sobrevivieron indefinidamente a un aire de 55º C.
¿Cuál fue la causa de la muerte? El perro continuó jadeando y el hocico permaneció fresco mientras la temperatura rectal ascendía. Evidentemente la temperatura más profunda aumentó explosivamente porque eran llevadas cantidades insuficientes de calor a la superficie enfriante. Presumiblemente, la viscosidad creciente de la sangre y la carga al corazón, en combinación con el reducido volumen de sangre, había alcanzado un punto donde la sangre no era llevada lo suficientemente rápido a la superficie para que se enfriara. Sin embargo, la falla de circulación no es debida necesariamente a la viscosidad de la sangre; todos los síntomas del aumento explosivo de la temperatura tienen una similitud impresionante con el shock circulatorio. Los dos factores principales en el shock (bajo volumen de sangre y extrema vasodilatación) son prominentes en condiciones que causan el aumento explosivo de calor. Lo que necesitamos saber es la presión arterial durante su aparición —si es alta, la viscosidad pudiera ser importante; si es baja, la situación tendría todos los criterios del shock—.
En una atmósfera fresca, los perros deshidratados sobrevivían más tiempo y se mantenía una temperatura rectal normal. La deshidratación más alta alcanzada fue de 17 por ciento de su peso corporal y en este caso la muerte se debió al deterioro de las funciones del cuerpo causadas por los efectos de la depleción del agua, cuyo mecanismo no está aún bien entendido.
Debemos asumir que el modelo de deshidratación en el hombre pudiera seguir muy cercanamente el del perro. Los dos son buenos reguladores de la temperatura y aunque el lugar por donde evaporan es diferente, ambos usan agua para la disipación de calor aproximadamente a la misma velocidad. Mientras que la muerte por deshidratación en ambientes cálidos ocurren en la forma de un aumento explosivo de la temperatura, es probable que la muerte por deshidratación en atmósferas frías no sean repentinas, sino que sigan un modelo de pérdida gradual de las funciones normales.
¿Puede el hombre almacenar agua?
No está fuera de lugar preguntarnos acerca del almacenamiento fisiológico de agua, pues muchas personas han pensado empezar la jornada en el desierto bebiendo grandes cantidades de agua para prepararse a las futuras necesidades. La noción popular es que el camello hace exactamente lo mismo, llenando su estómago con agua como preparación para un viaje largo sin agua. ¿Por qué el hombre no podría hacer lo mismo, en escala menor?
Generalmente, la sed del hombre se ajusta a la restauración del agua de su cuerpo a su nivel normal y mantenerlo ahí. Cualquier exceso en beber, no importa el por qué se haya bebido así, es excretado rápidamente por el riñón. Si se ingieren grandes cantidades de agua, se absorben en media hora o una y es eliminada en una hora o dos. En el desierto, sin embargo, esta situación es ligeramente diferente. Si durante el periodo anterior, la producción de orina es baja, la cantidad de la hormona antidiurética que circula en la sangre es relativamente alta. Una carga repentina de agua, por lo tanto, no será excretada tan rápidamente como en un clima normal. De hecho, si un hombre bebe un litro de agua, que es aproximadamente tanta como puede tomar de una sola vez, y después va al desierto cálido, el agua será usada tan rápidamente para sudar que el exceso tendrá poco efecto en el volumen de orina. En una prueba donde los voluntarios bebieron un litro inmediatamente antes de iniciar una caminata en el desierto, sólo 15 por ciento del exceso de agua bebido apareció como incremento en el volumen de orina, mientras que el 85 por ciento restante fue usado para la formación de sudor.
Mientras el agua es absorbida y excretada rápidamente, la solución salina isotónica es absorbida rápidamente por el tracto intestinal pero se excreta muy lentamente, en un día o más. Las soluciones bebibles salinas no dan un efecto diurético inmediato y puesto que de cualquier forma la necesidad de sal se incrementa, esto podría ser un efecto de "prehidratar" el cuerpo más que con sólo agua.
Por supuesto, es más sencillo llevar un litro de agua en el estómago que en un recipiente. Sin embargo, si la necesidad total del día es, por ejemplo, 10 litros, es obvio que un litro, sea de agua salina o pura, no resolverá más que una pequeña fracción de la demanda. El hombre debe tener agua en el desierto. Y en grandes cantidades.
Montañismo y Exploración
15 de mayo de 2001. Núm. 62 |