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Hombres y trastornos alimenticios

Quizá el mayor de los problemas en torno a la bulimia en los hombres es que se puede esconder con relativa facilidad. No causa la misma impresión de que algo anda mal ver vomitar a alguien que verlo haciendo ejercicio sin parar. Es más, a menudo la familia y los amigos de estos varones los felicitan y los motivan a seguir adelante. “Una de las expresiones más comunes dentro de los pacientes de bulimia es que se sienten totalmente descontrolados, que el ejercicio para ellos se ha convertido en una obsesión, dejando de lado por completo, por ejemplo, su vida académica o laboral”, comenta la psicóloga clínica especializada en trastornos alimenticios Brigitte Aquín.

Cuando el hacer ejercicio abarca un 80 por ciento de la vida de un hombre, el trastorno alimenticio ya existe. Estos varones suelen someterse a estrictas dietas de proteína, lo cual solo dispara el trastorno. Su obsesión no es la delgadez, como pasa con las mujeres, sino los músculos. “La mayoría son jóvenes alrededor de los 20 años y que en algún momento padecieron de sobrepeso. Muchos terminan tomando esteroides para desarrollar más músculos y eso ya se considera un trastorno, que puede empezar en la pubertad”, agrega Aquín.

En estudios recientes se demostró, a través de la presentación de fotografías a un grupo de mujeres, que estas suelen gustar de hombres con alrededor de 20 libras menos de músculo que lo que los hombres creen que ellas prefieren. “El trastorno no se quita dejando el gimnasio, necesita tratamiento psicológico como cualquier obsesión.
Los gimnasios esconden a muchos enfermos y los hombres son más reacios a buscar ayuda que las mujeres”, explica Aquín.

Dentro de la población masculina también hay cada vez más casos de anorexia nerviosa y de obesidad, aún en varones de escasos recursos. Un trastorno alimenticio suele tardar entre 8 y 15 años de tratamiento psicológico para ser superado. “Lo importante es la prevención o detectar los síntomas a tiempo para buscar tratamiento lo antes posible”, finaliza Aquín.

Fuente: Asociación Nacional de Desórdenes Alimentarios