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Adicción a la comida y obesidad

Lo que provoca la adicción a la comida en el obeso no es solo el Hidrato de Carbono sino también el hábito de en que circunstancias y por qué come. ¿Las personas obesas lo son porque lo quieren o es una enfermedad adictiva en la mayoría de los casos?

Miles de veces los obesos escuchan decir y ellos mismos lo dicen. La obesidad es una enfermedad adictiva. Pero sólo lo dicen. En realidad no se lo creen. Y el médico tampoco. En el fondo piensan (cada cual por su lado) que son unas pobres personas sin voluntad incapaces de controlar su gula y que deben ser castigados con la burla y la discriminación. Piensan que no adelgazan porque no hacen ningún esfuerzo y es así como quieren estar.

La Obesidad es una enfermedad "adictiva" en la mayoría de los casos Las adicciones, desde el punto de vista físico, incluso el juego, producen en el organismo siempre el mismo mecanismo, que es el de activar las glándulas que producen un estado de euforia artificial y efímero. La adrenalina sube y la persona se siente eufórica, la adrenalina baja y tenemos un hipoglucémico deprimido y desequilibrado que tiene que consumir la droga a la que está habituado para volver a la euforia.

Lo que provoca la adicción a la comida en el obeso no es solo el Hidrato de Carbono simple sino también el hábito de, cuando, como, donde, en que circunstancias y por qué come. Está acostumbrado a hacerlo de una manera determinada, en determinadas circunstancias, cuando suceden determinados hechos, cuando siente determinadas emociones, cumpliendo estructuras de comportamientos aprendidas y aplicadas inconscientemente.

Entonces no es solo decirle al fumador que no fume, al obeso que no coma o al alcohólico que no beba. Lo más importante, y cualquiera lo sabe, es que tiene que tener la firme convicción de dejar de fumar, comer o beber.

Ahora, tener la "firme convicción" ¿depende de la voluntad? En principio si. Es el primer paso. Pero también debería entender a que se debe su enfermedad, como lo sabe el fumador o el alcohólico, para poder cambiar realmente sus hábitos. De lo contrario la voluntad no resiste y al primer traspié la persona vuelve a caer justo donde empezó.

Sin la voluntad y la comprensión del origen físico, al menos, de su enfermedad, no quiere decir que no se puede curar a la inversa. O sea, si es encerrado en una habitación, y se le priva de lo que le hace daño hasta llegar a la desintoxicación, va a controlar físicamente la adicción. Pero al salir va a estar en la misma situación y con los mismos conflictos con los que entró, entonces lo más probable es que vuelva al punto donde comenzó. Cambiar de hábitos significa: horarios para comer, para caminar, para dormir, calidad de lo que se come, tipos de entretenimientos, compañías y todo lo que fomenta la adicción a la comida en forma directa o indirecta.

En lo abstracto, que es lo más difícil, pero lo definitivo, es averiguar el porqué se está haciendo daño. Porqué castiga su cuerpo. Qué culpa, rencor o miedo provoca este castigo.

En el caso del obeso la dificultad está en que, por ejemplo el fumador obviamente tiene que dejar el cigarrillo, entonces el gordo se plantea. Y yo ¿qué? ¿voy a dejar de comer? Y no, claro que no. Lo que hay que prohibir no es la comida sino determinadas cosas que no son alimentos como son las calorías vacías del azúcar refinado, la harina blanca o el arroz blanco. Debería aprender a comer, cosa que casi nadie sabe por otra parte, y saber qué y cómo preparar su comida para que sea aprovechada por el organismo debidamente.

No se trata de seguir una dieta sino de saber cuales productos son alimentos y cuales no lo son y no mezclarlos de cualquier manera como si el estómago fuera un tarro de residuos.

Lo que debería saber el obeso es la diferencia entre el Hidrato de Carbono Simple (HCS) de productos industrialmente refinados y el Hidrato de Carbono Complejo (HCC).

El Hidrato de Carbono Simple que hace daño es el que está en el azúcar refinado, el arroz blanco, la harina blanca, o sea en "productos industriales refinados". El cuerpo lo absorbe en forma directa inundando temporalmente el sistema de glucosa y desencadenando todo el proceso glandular que produce una euforia o un bienestar o un estado de alerta (depende de la persona) inmediato y artificial.

El Hidrato de Carbono Complejo está en los cereales y legumbres integrales, no industrializados, se acumula en el hígado en forma de glucógeno y se libera en la medida de lo necesario.

Cuando al adicto le falta HC siente hambre, pero como lo que come son HCS de productos refinados y no tiene reservas de glucógeno, entonces la consecuencia es el comer en forma continua para mantener el nivel de glucosa en la sangre y no caer en la hipoglucemia, la depresión y el desfallecimiento.

Yo desafío a cualquier persona aunque sea flaco y que tiene una dieta corriente basada en carnes e HCS de productos refinados a que durante un día entero trate de no comer nada con azúcar, ni con harina, fruta, miel o cualquier alimento que contenga HCS. Con ese tipo de dieta seguramente sus reservas de glucógeno serán nulas y le producirá una hipoglucemia como a un gordo cualquiera. Los síntomas de la hipoglucemia son muy comunes. La persona tiene un hambre feroz y necesita comer con desesperación. Si no es tan intenso puede sentirse cansado o desganado o soñoliento (necesita la dosis).

Es muy común en los gimnasios, cuando alguien se descompone, que le den un terrón de azúcar ¿no se parece a la dosis?. Los niños suelen estar llorones y fastidiosos hasta que la mamá les da un dulce (la dosis otra vez) y se hace la paz. Es fácil darse cuenta en los cumpleaños cuando estos niños tienen vía libre con la ingesta de gaseosa y caramelos. Vemos como se excitan hasta ponerse insoportables y terminan al final del día llorando o semi-inconscientes tirados en un sillón. ¿No se parece eso a una borrachera?

Me quedé pensando. ¿Sabe un gordo o cualquier persona que todo lo que comemos se transforma en glucosa, incluso la grasa y la proteína, y que la glucosa es el combustible básico para nuestro cerebro, igual que como la nafta es al auto? Si ud. al auto le hace pasar nafta en exceso, se ahoga, no funciona, no camina. Por eso Ud. la pone en el tanque y el mecanismo la va administrando a medida que el motor la consume.

El exceso de glucosa en el cerebro produce confusión, excitación, stress. Ud. puede tomarla en forma directa y producir una revolución o puede guardarla en su tanque que es el hígado y dejar que el la administre correctamente.

También se puede acumular esta energía en forma de grasa alrededor del cuerpo como los osos lo hacen en el verano para después utilizarla en el invierno. Hago esta comparación porque es obvio que hoy por hoy, no necesitamos hacer esto y sabemos que lo que acumulamos en grasa lo tenemos que gastar moviéndonos especialmente, porque sino, ahí quedará para siempre.

A diferencia del auto el ser humano es tan perfecto que hace lo indecible para seguir funcionando. Hace todo lo posible para metabolizar lo que le ponemos en forma indiscriminada en el estómago y lo que no puede, trata de eliminarlo a través de las heces, la transpiración, la gordura o la enfermedad.

Hay personas más sensibles que otras y no todos se enferman de lo mismo como tampoco suelen tener todos los mismos síntomas. Sabido es que hay borrachos tristes y otros alegres. Hay personas que tomando alcohol se duermen y otras se ponen más alertas. La misma droga produce enfermedades, síntomas diferentes de acuerdo a las predisposiciones personales.

El exceso de glucosa en el cerebro puede producir también agresividad y es conocido que los asaltantes se emborrachan o se drogan para no tener miedo. También lo hacen los soldados.

Lo anterior viene a cuento porque ser flaco no quiere decir que no se pueda ser adicto a los Hidratos de Carbono. Simplemente se manifiesta de otra forma, que no es la gordura, y estará de acuerdo con su historia personal, su metabolismo y su estado psicológico y espiritual.

En fin. Ser o no ser un adicto en realidad, tiene que ver con la salud de nuestras glándulas (Por supuesto sin mencionar la predisposición provocada por causas psicológicas o espirituales). Dependemos de cuanto aguanten nuestras glándulas el bombardeo continuo de sustancias artificiales. En consecuencia hay que remover las estructuras, cambiar hábitos, costumbres, entretenimientos y quizás hasta compañías. Y por fin ¿quién sabe? puedan encontrar lo realmente importante, que es darse cuenta de porque se están haciendo daño. Es como todo en la vida: "una elección".
Un buen método para cambiar los hábitos es preguntarse cada vez que voy a comer ¿Porqué quiero comer? ¿Por que tengo hambre? ¿Por que estoy ansioso? ¿Por que estoy aburrida? ¿Porqué? Y comer solo cuando tengo hambre sin contemplar ningún horario estricto.

Norma Frua
Enciclopedia Hispánica