La adicción suele tener un proceso estandarizado, sin importar la actividad a la que te hayas vuelto adicto. Decimos "actividad" porque la adicción no siempre tiene que ver directamente con una sustancia. A decir verdad, uno puede desarrollar adicción al sexo o al gimnasio tanto como al alcohol o a la cocaína. Dale una mirada a este artículo y aprende cómo funciona el proceso de la adicción. Puede ayudarte a entender qué ocurre contigo. Finalmente, recuerda que no interesa qué tan profundo hayas caído en una adicción para cuando leas este artículo. Siempre hay una manera de salir.
El proceso de la adicción
1. Toda adicción comienza con un acto voluntario. Fumas, comes, vas a apostar o al gimnasio probablemente porque estás cansado o estresado, o simplemente porque se te antojó hacer algo diferente. Hasta ahora, solamente has probado la actividad y te ha gustado. Puedes simplemente ir a casa y olvidarlo. Al día siguiente, continuarás con tus actividades diarias y será todo.
2. Pronto, decides repetir la experiencia. Tal vez pasó algo estresante, quizás simplemente estás de ánimos de hacerlo otra vez (porque te gustó la experiencia). No te estás dando cuenta, pero tu cerebro comienza a segregar hormonas de felicidad (sí, endorfinas y algunas otras) a medida que realizas la actividad que te gusta (en adelante le diremos actividad detonadora). Así, tu cuerpo empieza a relacionar ambas (la actividad detonadora y la sensación de alegría o tranquilidad que sientes después de llevarla a cabo) como una relación de causa y efecto. Y, aunque aún estás realizando actos voluntarios, estás comenzando a condicionar tu mente y cuerpo hacia una adicción.
3. Ya que te gustó la experiencia y te hizo sentir bien, esta actividad ahora dispara un proceso bio-sicológico en tu cuerpo. Bienvenido al mundo del hábito.
4. El siguiente paso es simple, a medida que llevas a cabo la actividad detonadora con mayor frecuencia, tu cuerpo se acostumbra a destilar las hormonas de felicidad mencionadas anteriormente, y especialmente si realizas la actividad detonadora con una frecuencia constante y a horas similares.
5. A pesar de que te gusta la actividad detonadora, pronto notarás que no estás tan feliz ahora como antes estabas con ella. Se llama tolerancia, y aparece porque conscientemente prevés la sensación de felicidad que vas a sentir y tu cuerpo reacciona demorándola. Gradualmente, te verás llevando a cabo la actividad detonadora o con mayor frecuencia o con mayor intensidad. Ahora tienes un vicio.
6. La adicción, como la conocemos, madura cuando sientes que una necesidad de sensación de satisfacción o felicidad con más fuerza que tu capacidad de decidir si deseas llevar a cabo la actividad o no. Si pierdes la capacidad de controlar la actividad, entonces felicitaciones, tienes una adicción.
Ahora, ¿Qué tan profundamente quieres caer en ella? Eso depende de ti.
Cómo pelear con una adicción
Primero que nada, entendiéndola... luego enfrentándola. A pesar de que la adicción no es exclusivamente un patrón de conducta, puesto que muchas sustancias cambian la química de tu cerebro potenciando la sensación de necesidad descrita arriba, las adicciones son básicamente la misma cosa, sin importar la actividad detonante. Una adicción es una dependencia desarrollada tanto por mente como por cuerpo hacia la actividad detonante. Inconscientemente, has condicionado tu mente y cuerpo a relacionar la felicidad con la actividad detonante, y tal vez la actividad detonante haya contribuido a potenciarlo al cambiar la química de tu cerebro. Una vez que la adicción está plasmada en tu cabeza, un nuevo proceso -el que precisamente es el que no te deja salir con facilidad- comienza y sigue de la siguiente manera:
+ Estás consciente de tu vicio y deseas dejarlo, pero sientes miedo. Personalmente, atribuyo este miedo a dos razones: por un lado, sabes que estás enganchado con algo que no es bueno para ti; y has oído ya que dejar una adicción es difícil y doloroso. Tu cerebro reacciona: por temor al dolor, potencia tu sensación de anexión a la actividad detonadora.
+ En otras ocasiones, no notas que no has llevado a cabo la actividad detonadora por un tiempo y la comienzas a extrañar. Tienes razón, esto se llama "síndrome de abstinencia". Y lo que ocurre es que sientes un poderoso y repentino impulso para llevar a cabo la actividad detonadora nuevamente. La ansiedad te invade y una obsesión por repetir la actividad te picotea el cerebro, creando cada vez más estrés y ansiedad a medida que pospones la actividad. No es difícil adivinar qué pasa: tan pronto como la llevas a cabo otra vez, el estrés termina.
+ ¿Pero por qué? Para un adicto, el cerebro se encuentra condicionado a relacionar felicidad con la actividad o sustancia detonante. Así, cada que ves, hueles, tocas o piensas acerca de la actividad detonante, tu cerebro reacciona instantáneamente para tratar de alcanzarla... ¡porque deseas felicidad! Y esta orden es muy fuerte, hasta diez veces más fuerte que la que podría sentir un no-adicto por el mismo hecho. Esto te hace sentir una fortísima necesidad de repetir el comportamiento adictivo... y pronto lo haces.
Qué hacer
+ Mantente lejos de los lugares y las cosas que pueden acercarte o hacerte pensar en la actividad detonadora. No te fuerces a alejarte de ella, sólo decide pasar tu tiempo en otras cosas.
+ Cuando el síndrome de abstinencia te golpee, recuerda lo que leíste arriba. La sensación llega a ser hasta diez veces más fuerte que la de un no-adicto... pero es solamente eso: una sensación. Aún eres tú quien da las órdenes en tu vida. Piensa en ello, respira profundamente y espera a que la ansiedad se vaya. Habrás ganado una gran batalla si lo haces.
+ Entiende también que dejar una adicción puede traerte hambre, tristeza y, en general, una sensación de estar fuera de foco o haber perdido algo. Es normal. Estás en proceso de cambio.
+ Por último, y quizás lo más importante. Pelea tus batallas una por una. No importa si has sido un adicto durante años o si has realizado la actividad detonadora cien mil veces antes. Es tiempo pasado, historia o como prefieras llamarlo. No importa si fallas una o dos veces más o un par de docenas. Sigue luchando y saldrás. Nuevamente, batalla por batalla y pronto verás que estarás ganado guerras.
+ Cuenta a tu familia y amigos que has cambiado y pídeles que te apoyen. Muy especialmente, pídeles que no te juzguen si llegas a caer una o dos veces más.
Una palabra a la familia
Miles de ex-adictos a nivel mundial prueban que se puede cambiar. La adicción es un proceso por el que le enseñamos a nuestros cuerpos a ser felices si recibimos ciertos estímulos específicos. Ahora tus parientes deben comprender que debes aprender algo nuevo: a vivir sin la actividad detonante. Esto puede tardar un poco, pero tan pronto se logre el ex-adicto podrá tener una vida normal otra vez, si el daño biológico no ha sido demasiado grande.
Apóyenle tanto como puedan; y sean pacientes: ustedes también tienen sus propios defectos.
Fuente: Heptagrama