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Testimonio de Sara Smith

Sara Smith tiene 23 años y quiere vivir la vida a 100 por hora. Hacerlo todo dos veces, hacer que el día tenga, ojalá, 48 horas. Decidió vivir así cuando supo que su madre se había practicado un aborto estando embarazada de ella y de un hermano gemelo. Ese hermano no sobrevivió y Sara siente que es su deber compartir con él el increíble milagro de ser una sobreviviente del aborto.

Sara: "Los dos estábamos en un útero pequeño que fue raspado de arriba a abajo. Le quitaron la vida y yo todavía seguía ahí dentro. Perdí casi todo el líquido amniótico, pero seguía viva. Varias semanas después pude patear el vientre de mi madre y ella me sintió y decidió no practicarse un segundo aborto, decidió darme la vida."

Betty Smith, madre de Sara: "Todo lo que yo sabía es que había sentido a esa niña moverse, tal vez eran sus brazos o sus costillas, pero era una vida, estaba viva, era una persona viva. Y cuándo el médico se ofreció para abortarla, dije que no, con la misma fuerza con que la primera vez había dicho que sí. Estaba viva era una vida y nada iba a detenerla."

Sara nació prematura, con las piernas cruzadas sobre el pecho y las caderas dislocadas, vivió en hospitales hasta los dos años y medio y antes de sus 14 años ya la habían operado treinta veces. Fueron los primeros capítulos de una historia increíble, vividos en el silencio inquietante que todavía inspiran en muchos médicos sus recuerdos y sus miradas. Sus ojos son de algún modo la mirada de 18 millones de niños que han muerto antes de nacer desde que se legalizó el aborto en los Estados Unidos. Su historia es la historia que para otros no pudo ser, en este país donde lamentablemente está permitido abortar desde los primeros días del embarazo hasta un minuto antes del parto. Un país de familias pequeñas, donde tener muchos hijos puede llegar a ser mal visto, donde un sexto embarazo, como el que afrontó la madre de Sara, puede llevar a una decisión que nunca antes pasó por su mente.

La madre de Sara: "Me habían dicho que era muy egoísta, que era como una coneja, que maltrataba a mis hijos, que estaba quitándoles oportunidades a otros niños, que estaba desequilibrando al mundo por tener tantos hijos. Se burlaban de mí y cuando venían las esposas de otros amigos a la casa, y mis hijos se despertaban de la siesta, ellas decían: 'Miren, aquí vienen los conejitos saliendo de su madriguera', y eso me daba pena, y algo se desencadenó en mí esa noche. Todavía lo recuerdo y formulé un decidido voto: 'Nunca tendré otro niño'. Cuando le dije a mi esposo que quería practicarme un aborto, él no me respondió nada; fijé la cita, él me llevó al hospital y se fue a la casa. Yo pasé la noche allí y me practicaron el aborto al otro día.

El aborto fue rápido, el médico reconoció los restos de un feto y dio por terminada su tarea, era el cuerpo del hermano de Sara, hoy lo recuerdan con una lápida sobre una tumba vacía.

Sara: "Tuve la oportunidad de diseñar esa lápida, que dice su nombre completo 'Andrew James Smith, hermano gemelo de Sara'. Porque yo quería ver nuestros nombres allí. Porque pude haber sido yo, debí haber sido yo. Así que cada vez que voy, pienso en cuánto lo necesito, en que es parte de mi vida. Aunque nunca llegué realmente a conocerlo, pienso en cuánto ansío llegar a conocerlo, decirle todo lo que quiero decirle, cosas así."

La madre de Sara: "Si tan sólo hubiera sabido que no era un puñado de células como yo creía, si tan sólo lo hubiera sabido, creo que no me habría hecho el aborto. Pero si usted me pregunta por qué yo creía eso habiendo tenido cinco niños, probablemente [hubiera respondido] porque eso es lo que yo quería creer.

"A los nueve años, mucho antes de saber la verdad de lo ocurrido, Sara gastó sus ahorros en comprar estas dos figuras [de un niño y una niña]. Ella lo sabía, yo creo que en su subconsciente ella lo supo todo el tiempo."

Sara: "Cuando lo supe fue para mí un trauma terrible. Pero aunque sonara espantoso, para mí tenía sentido, yo sentía que algo me faltaba; pienso que como gemelos podían separarnos físicamente, pero siempre sentiré su ausencia."

Sara: "A veces la gente me pregunta si odio a mi madre o si estoy molesta con ella porque me arrebató a mi hermano. Y yo les digo que he visto el dolor por el que ella ha pasado; me ha dicho tantas veces: '¡Perdón Sara, perdón, te quité a tu hermano gemelo y y traté de quitarte a ti también del medio'. Yo no tengo derecho a cargarle más sentimiento de culpabilidad sobre sus espaldas."

Así que Sara decidió quitarle tiempo al pasado y exprimir el máximo al presente. Con la urgencia que sólo conocen por la experiencia los que han llegado al límite de la supervivencia, cada minuto libre que le deja su carrera de medicina ya tiene un objetivo.

Sara: "Acabo de recibir una notificación de la Madre Teresa de Calcuta, que quiere conocerme, pasar algún tiempo conmigo, y posiblemente trabajar juntas. Estoy escribiendo un libro. Este verano voy a estudiar música, estoy haciendo de todo. Se me abren muchísimas puertas.

"La vida en sí es una aventura. Día a día no sabes lo que va a suceder, puede cambiar en dos minutos o en una hora, tan solo hay que caer en la cuenta de que todos y cada uno de nosotros estuvimos en el seno de una madre, que pudimos haber sido eliminados, pero no lo fuimos, sino que nos dieron la vida como un regalo. Si tan solo las personas se dieran cuenta de lo especial que son."

Fuente:Texto del programa transmitido por el canal 13 de televisión en Santiago, Chile, 1994. Usted puede ponerse en contacto con la Srta. Sarah Smith por medio del Sr. J.T. (John Timothy) Finn, Email: jtfinn@earthlink.net