Ante el creciente interés por la formación de las emociones, se propone estudia en esta obra la educación de los afectos bajo una perspectiva diferente: interpretando el pensamiento de Tomás de Aquino.
Partiendo del estudio de la antropología y la ética tomistas, estudia el dominio que la razón ha de ejercer sobre el mundo afectivo y el método específico para conseguirlo, ofreciendo orientaciones prácticas para que el educador incida sobre el gobierno suave y político de las pasiones que sugiere la vida virtuosa.
La educación de la afectividad es un asunto de práctica en el ejercicio de la autoridad, en el que los padres se esfuerzan, también con su ejemplo, en enseñar a sus hijos a esforzarse por entregarse firme y libremente al bien de los demás.
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