Mª Cristina Sánchez López
Becaria FPI, Fundación Séneca
Joaquín Parra Martínez
Dpto. Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación
Mª Dolores Prieto Sánchez
Dpto. Psicología Evolutiva y de la Educación
Universidad de Murcia
Resumen
El objetivo del trabajo es analizar en qué medida y de qué manera la Dimensión Afectiva del contexto familiar es capaz de anticipar el Bienestar Psicológico en adolescentes que pertenecen a un centro escolar de la Región de Murcia. Los participantes son adolescentes entre 12 y 20 años. El Bienestar Psicológico se evaluó con el Inventario de Bienestar Psicológico adaptado y propuesto por Alsinet, Casas y Rosich (2000) y la dimensión afectiva del contexto familiar con (Inventory Quality Relationships, QRI) de Sarason (1999) y la escala de clima Social Familiar: Relaciones (The Social Climate Scales: Family; FES) de Moos, Moos y Trickett (1984, 1995, 2000). Los resultados nos muestran que a través de la percepción que tienen los adolescentes del nivel de cohesión y conflicto familiar podemos predecir su Bienestar Psicológico.
Descriptores: Apoyo, Bienestar Psicológico, adolescentes, cohesión, conflicto.
Introducción
El objetivo del trabajo se centra en estudiar cómo la percepción que tienen los adolescentes de algunos aspectos del contexto familiar, como son: el nivel de comunicación y expresión de ideas, el apoyo en situaciones variadas de la vida, la intensidad de las relaciones y las situaciones de colisión o desencuentro, nos pueden ayudar en la predicción del Bienestar Psicológico de los adolescentes.
Recordando aspectos del desarrollo que constituyen verdades asentadas bajo cualquier paradigma, Mendoza, Carrasco y Mendoza (2000) señalan cómo en la adolescencia son muchos los cambios físicos, psicológicos y sociales que el individuo va a experimentando y que influyen en su salud y bienestar. En una fase del desarrollo como la adolescencia, las nuevas experiencias que se tienen fuera de la familia contribuyen, en un sentido u otro, a diferenciar o desarrollar el bienestar psicosocial de los jóvenes. Con todo y junto a esto, el ambiente familiar representa una posición principal en la salud psicológica y emocional de los hijos y en su ajuste social posterior (Mallinckrodt 1992; Radl, 2001).
Por otra parte, la seguridad afectiva (indispensable para la formación de una personalidad saludable) está vinculada, de forma directa, al apoyo emocional recibido de los padres. Este apoyo no sólo contribuye al éxito académico, también lo hace a su relación con los iguales, desarrollando su competencia social (Roberts y Strayer, 1987).
El ajuste de la familia condiciona el bienestar de sus miembros, y una manera de llegar a conocerlo es precisamente a través de la percepción que tienen los miembros del núcleo familiar. Algunas de las características de la familia permiten realizar inferencias sobre la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones durante su ciclo vital y también sobre la evolución del sistema familiar. En este sentido, podría preverse que la pertenencia a una familia con déficits en su funcionamiento se pueda asociar a problemas conductuales o psicológicos y que una deficiente calidad en la comunicación padres-hijos esté asociada a bajos niveles de autoestima (Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001).
Si la familia es un contexto en el que se da un continuo proceso de aprendizaje sobre el mundo y las relaciones que en él se establecen, es previsible que el adolescente que vive en una familia con un clima positivo de comunicación logre alcanzar una orientación positiva hacia las relaciones sociales fuera de la familia.
Conocer el Bienestar Psicológico, por otra parte, nos informa sobre cómo y porqué las personas perciben o experimentan su vida de manera positiva, incluyendo tanto juicios cognitivos como reacciones afectivas. Los estudiosos del Bienestar Psicológico coinciden en que este constructo es multidimensional. Las investigaciones parten del hecho de que se estructura en torno a tres componentes. Un componente cognitivo, ligado al concepto de satisfacción vital y dos componentes afectivos, ligados a reacciones emocionales agradables y desagradables que presentan las personas y que pueden considerarse relacionados con la felicidad: el afecto positivo y el afecto negativo (Andrews y Withey, 1976; Arrindell y cols., 1991; Myers y Diener, 1995 citados por Alsinet, Casas y Rosich, 2000; Sánchez-Cánovas, 1994; Sánchez, Parra y Rosa, 2003).
El Bienestar Psicológico en los noventa y a partir del año dos mil, se presenta en estudios que tienen por objetivo el asociar este constructo con múltiples variables individuales o contextuales entre las que destacaremos la edad (González, 2002), el sexo (Diener, 1984; Quiroga y Sánchez 1997; Sánchez, 2003; Sánchez y Quiroga, 1995), la autoestima, o rasgos como la ansiedad o la extroversión (Díaz y Sánchez, 2002), objetivos de vida (Castro y Díaz, 2002; Castro y Sánchez, 2000), consumo de sustancias (Sánchez, Parra y Rosa, 2003a), la relación de pareja (Sánchez y Quiroga, 1995), estilos y estrategias de aprendizaje (González, Montoya, Casullo y Bernabéu, 2002), etc.
Hemos aportado en otra ocasión claves para entender la relevancia que tiene la valoración del contexto familiar en la evaluación e intervención psicopedagógica (Sánchez, 2003), partiendo de la idea que el objeto de cualquier evaluación psicopedagógica ha de tener presente la valoración de los educandos y los contextos educativos en los que se insertan, incluido el familiar (Parra, 1996). Los resultados obtenidos en este estudio nos permiten indicar qué aspectos de la Dimensión afectiva del contexto familiar son relevantes para la valoración del Bienestar Psicológico de los adolescentes, y por tanto nos han de servir para tomar decisiones de intervención en el ámbito psicopedagógico con alumnos de estas edades.
2. Metodología
2.1. Objetivos
La presente investigación tiene los siguientes objetivos:
Objetivo General
Analizar en qué medida y de qué manera la Dimensión Afectiva del contexto familiar, es capaz de anticipar el Bienestar Psicológico en adolescentes que pertenecen a un centro escolar de la Región de Murcia.
Objetivos Específicos
1. Conocer la percepción que tienen los participantes sobre la dimensión afectiva del contexto familiar.
2. Observar si existen diferencias en función del sexo y la edad.
3. Analizar que variables de las consideradas para definir la dimensión afectiva del contexto familiar son relevantes en la predicción del Bienestar Psicológico de los adolescentes.
2.2. Participantes
La investigación se ha realizado con 170 estudiantes de ambos sexos pertenecientes a un centro escolar concertado-privado y laico de la Región de Murcia. Para la elección de los participantes hemos utilizado una técnica no probabilística como es el muestreo accidental o casual (Hernández y cols. 1997).
Entre los participantes se encuentran alumnos que cursan 3º y 4º curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y niveles de Bachillerato, sus edades oscilan entre los 14 y 20 años.
2.3. Instrumentos
Los instrumentos utilizados en esta investigación han sido fundamentalmente tres. Para explorar la Dimensión Afectiva del contexto familiar, además de la Dimensión Relaciones de la Escala Clima Social: Familia (FES) de Moos, Moos y Trickett (1984, 1995, 2000), también hemos utilizado una adaptación del Inventario de Calidad de las Relaciones (QRI) de Sarason (1999), que pretende recoger la calidad de las relaciones en contextos específicos. Las seis subescalas que configuran la Dimensión afectiva del contexto familiar presentan relaciones estadísticamente significativas entre ellas (Sánchez, 2003).
Para evaluar el Bienestar Psicológico hemos utilizado, siguiendo a los autores Alsinet, Casas y Rosich (2000), tres subescalas: una, orientada a medir la Satisfacción vital (ESVE); otra, para valorar el Afecto positivo, y la tercera está orientada a valorar el Afecto negativo. Cada una de estas escalas está compuesta por 10 ítemes que han de ser valorados por los participantes a través de una escala que oscila entre los valores 5 (nunca) y 1 (siempre). Estas escalas han ofrecido coeficientes alfa de fiabilidad claramente satisfactorios: respecto a la subescala Satisfacción vital el coeficiente alfa es 0,85; en cuanto a Afecto positivo ha sido igual a 0,89; y, por último, el coeficiente alfa de la escala de Afecto negativo es de 0,88. Para los autores Alsinet, Casas y Rosich (2000:270) estos coeficientes fueron de 0,74, 0,79 y 0,72 respectivamente.
2.4. Procedimiento
El procedimiento general seguido en la realización del estudio se desarrolla en cinco fases:
Primera fase
En la primera fase realizamos una revisión del marco teórico referido a nuestro objeto de estudio. Dicha revisión consistió en hacer diferentes búsquedas bibliográficas, lecturas y reflexiones para consolidar nuestro punto teórico de partida.
Segunda fase
Durante la segunda fase hicimos un estudio general de las diferentes escalas de evaluación del contexto familiar y del Bienestar Psicológico, analizando su estructura, forma y contenido. Con la finalidad de facilitar a los sujetos la contestación de las diferentes escalas, y agilizar la recogida de información, decidimos elaborar un único instrumento que recogiese todas las escalas de evaluación objeto de interés.
Tercera fase
En la tercera fase nos pusimos en contacto con la Orientadora del Centro Escolar para instruirla detalladamente sobre el objetivo e interés de nuestra investigación y elaborar un calendario de aplicación del instrumento. La Orientadora del centro, consultó, presentó y solicitó a los tutores de los diferentes grupos objeto de nuestro estudio el calendario elaborado. El instrumento se administró a los sujetos en horario escolar, garantizando la correcta e idéntica aplicación a los diferentes grupos. Utilizamos dos sesiones de 50 minutos con cada uno de los grupos, por lo general el tiempo no fue utilizado al completo.
Cuarta fase
En la cuarta fase llevamos a cabo todo lo relacionado con la gestión de la información, y análisis estadísticos de los datos.
Quinta fase
Se llevó a cabo la discusión y elaboración de conclusiones seguido de la redacción del informe final de investigación.
2.5. Diseño y análisis de datos
Para llevar a cabo el análisis y tratamiento de los datos recogidos, y en función de los objetivos perseguidos, se han realizado los siguientes estudios estadísticos mediante el paquete de software estadístico SPSS, versión 11.0 para Windows.
Estimación de la fiabilidad de las escalas utilizadas durante el desarrollo de esta investigación a través del índice de fiabilidad de consistencia interna reflejado por el coeficiente alfa de Cronbach.
Análisis correlacional para apreciar, por una lado, la forma de concretarse y relacionarse los componentes del constructo Bienestar Psicológico (Satisfacción vital, Afecto positivo y Afecto negativo) y las diferentes subescalas que constituyen la Dimensión Afectiva (cohesión, expresividad y conflicto); y por otro lado, para observar si dichas dimensiones y constructo mantienen relaciones de dependencia en función de la variable etapa de la adolescencia.
Análisis diferencial para el contraste de dos medias independientes utilizando como variable de agrupamiento el sexo. La prueba t de Student nos permite observar si chicos y chicas presentan o no diferencias significativas en cuanto a Bienestar Psicológico y percepción de la dimensión afectiva del contexto familiar.
Análisis de regresión múltiple para observar la influencia de las variables del contexto familiar que definen la Dimensión Afectiva (cohesión, expresividad y conflicto), sobre las variables criterio, que expresan el Bienestar Psicológico (Satisfacción vital, Afecto positivo y Afecto negativo). El procedimiento utilizado en los análisis de regresión múltiple es la stepwise o pasos sucesivos.
3. Resultados de la investigación
Apreciación de la Dimensión Afectiva del contexto familiar
Como ha quedado indicado en el apartado referente al instrumento utilizado, nuestra propuesta inicial para definir la Dimensión Afectiva surge de la consideración de las siguientes subescalas: cohesión, grado en que los miembros de la familia están compenetrados y se ayudan; expresividad, grado en que se permite y anima a los miembros de la familia a actuar libremente y a expresar directamente sus sentimientos; expresión del conflicto, grado en que se expresan libre y abiertamente la cólera, agresividad y conflicto entre los miembros de la familia; apoyo, percepción por parte de los sujetos de otra persona como fuente de asistencia en situaciones variadas de la vida; profundidad, la intensidad o la medida con la que creen que se da o impacta la relación personal específica, en este caso con padres, madres y hermanos; y conflicto, percepción de situaciones de colisión o de desencuentro en la relación con las personas especificadas en la relación (padre, madre y hermanos).
En la Tabla 1 podemos observar algunos estadísticos descriptivos, como la media y la desviación típica, que nos permiten apreciar como se distribuyen las subescalas que componen la Dimensión Afectiva del contexto familiar.
Tabla 1
Estadísticos descriptivos de las subescalas de la dimensión afectiva
|
Mínimo |
Máximo |
Media |
Desv. típ. |
cohesión |
.00 |
9.00 |
6.0542 |
2.37476 |
expresividad |
.00 |
9.00 |
4.9699 |
1.86328 |
expresión de conflicto |
1.00 |
8.00 |
3.8494 |
1.45067 |
apoyo |
23.00 |
105.00 |
51.8824 |
17.17121 |
conflicto |
73.00 |
168.00 |
122.5217 |
19.19792 |
profundidad |
18.00 |
90.00 |
38.9500 |
17.23630 |
Dimensión Afectiva desde variables sexo y edad
Sexo
Según los resultados obtenidos tras realizar la prueba t de Student para diferencia de medias, los chicos y las chicas participantes de nuestro estudio, no presentan diferencias significativas en cuanto a la percepción de las subescalas apoyo, profundidad, conflicto, cohesión, expresividad y expresión de conflicto.
Edad
Si atendemos a la variable edad ocurre lo mismo, no existen relación estadísticamente significativa entre las subescalas con las que definimos la Dimensión Afectiva del contexto familiar y la etapa adolescente en la que se encuentran los Estudiantes. Independientemente de que los participantes estén en la primera adolescencia, adolescencia media o tardía, perciben su contexto familiar, en cuanto a la Dimensión Afectiva se refiere, del mismo modo.
Predictores de la Dimensión Afectiva sobre el Bienestar Psicológico
En este subapartado, proponemos un modelo que se desprenden del marco teórico con el que venimos trabajando y nos planteamos la capacidad predictiva de las seis variables de la Dimensión Afectiva (cohesión, expresividad, expresión de conflicto, apoyo, conflicto y profundidad) sobre cada una de las variables que definen el Bienestar Psicológico (satisfacción vital, afecto positivo y afecto negativo).
Al introducir en el modelo inicial todas las variables de la Dimensión Afectiva y realizar el análisis de regresión, el programa nos ofrece dos modelos (modelo 1 y modelo 2). Nosotros nos referiremos al modelo 2 porque es el que explica un mayor porcentaje de varianza: 42,8% (R2 corregida=0,428). Este modelo 2 que pretende explicar la Satisfacción vital, está formado por dos variables que tienen una potencia predictora significativa: cohesión y conflicto. El resto de variables (expresividad, expresión de conflicto, apoyo y profundidad) han sido excluidas del modelo inicial porque su aportación es muy reducida, tan solo de un 1,7% y, además, dicha aportación no es significativa.
La Tabla 2, producto del análisis realizado, indica que las variables cohesión y conflicto son buenos predictores (conjuntos) de la Satisfacción vital de los adolescentes (F = 27,573; sig.=0,000). Especificando un poco más, diremos que la subescala cohesión tiene un peso mayor sobre la variable satisfacción vital que la subescala conflicto (B = -1,657; sig.=0,000).
Es decir, podemos anticipar en sujetos adolescentes, como los participantes en nuestro trabajo, una Satisfacción vital a partir de su percepción de la cohesión y del conflicto en el contexto familiar.
Tabla 2
Regresión múltiple tomando como variable criterio la satisfacción vital
Modelo |
R |
R2 |
R2 corregida |
Satisfacción vital |
1 |
.566 |
.321 |
.311 |
2 |
.666 |
.444 |
.428 |
ANOVA |
Modelo |
F |
Sig. |
1 |
33.064 |
.000 |
2 |
27.573 |
.000 |
Modelo |
B |
Beta |
t |
Sig. |
1 |
-2.017 |
-.566 |
-5.750 |
.000 |
2 |
-1.657 |
-.465 |
-4.984 |
.000 |
-.164 |
-.366 |
-3.914 |
.000 |
En cuanto a la explicación del Afecto positivo —Tabla 3—, el análisis realizado sólo nos ofrece un modelo (modelo 1), siendo la variable que tiene una potencia predictora significativa cohesión (F = 14,435; sig.= 0,000). El porcentaje de varianza explicada es, en este caso, de 15,2% (R2 corregida = 0,152) y las variables a excluir, es decir, el resto de las que venimos considerando, sólo aportarían un 6,3% de varianza.
De este modo, tal y como comentamos anteriormente, a partir del nivel de cohesión familiar que perciben los adolescentes, se podría pronosticar, también el Afecto positivo.
Tabla 3
Regresión múltiple tomando como variable criterio el afecto positivo
Modelo |
R |
R2 |
R2 corregida |
Afecto positivo |
1 |
.404 |
.163 |
.152 |
ANOVA |
Modelo |
F |
Sig. |
1 |
14.435 |
.000 |
Modelo |
B |
Beta |
t |
Sig. |
1 |
-.827 |
-.404 |
-3.799 |
.000 |
Por último, al realizar el mismo proceso, para predecir el Afecto negativo —Tabla 4—, nos encontramos que las variables conflicto y expresión del conflicto explican un 34% (R2 corregida = 0,344) la varianza del afecto negativo de los adolescentes. El resto de variables han sido excluidas por aportar sólo un 3,4%. Conflicto y expresión de conflicto son buenos predictores (conjuntos) del Afecto negativo (F = 20,144; sig.=.000). Y, si tuviéramos que especificar más podríamos decir que la expresión de conflicto tiene un peso mayor a la hora de predecir el afecto negativo (B = 1,544; sig.=0,000).
En definitiva, y después de los datos obtenidos, podemos decir que el conocimiento de las puntuaciones de ambas variables permitirá prever el Afecto negativo de los adolescentes participantes.
Tabla 4
Análisis de regresión múltiple tomando como variable criterio el afecto negativo
Modelo |
R |
R2 |
R2 corregida |
Afecto negativo |
1 |
.506 |
.256 |
.246 |
2 |
.602 |
.362 |
.344 |
ANOVA |
Modelo |
F |
Sig. |
1 |
24.831 |
.000 |
2 |
20.144 |
.000 |
Modelo |
B |
Beta |
t |
Sig. |
1 |
2.090 |
.506 |
4.983 |
.000 |
2 |
1.544 |
.374 |
3.656 |
.000 |
-.107 |
-.351 |
-3.428 |
.001 |
Comparación de Predictores en la Dimensión Afectiva
En este apartado se mostrarán, de manera más explícita, las subescalas de la Dimensión Afectiva del contexto familiar que predicen el Bienestar Psicológico de los adolescentes. Para ello, ofrecemos un cuadro en el que aparecen todas las subescalas de la Dimensión Afectiva introducidas para el análisis (modelo inicial), así como los predictores que finalmente (modelo ajustado) intervienen en la explicación de la varianza de los componentes del Bienestar Psicológico.
El signo negativo que aparece delante de las variables nos informa del sentido teórico de la relación entre las subescalas de la dimensión del contexto familiar y las tres escalas o componentes del Bienestar Psicológico.
Tabla 5
Comparación de los análisis de regresión desde la dimensión afectiva
|
Modelo inicial |
Modelo ajustado |
Satisfacción vital |
cohesión, expresividad, expresión conflicto, apoyo, profundidad y conflicto |
cohesión, -conflicto |
Afecto positivo |
cohesión |
Afecto negativo |
expresión de conflicto, conflicto |
Tal y como pusimos de manifiesto en el apartado anterior, y según se puede observar en la tabla 5, el modelo ajustado nos presenta la subescala cohesión en la explicación de la varianza de dos de los componentes del Bienestar Psicológico (Afecto positivo y Satisfacción vital). Lo mismo ocurre con la subescala conflicto, aparece en la explicación de la Satisfacción vital y del Afecto negativo.
Con la finalidad de clarificar todo lo comentado hasta ahora, en la Figura 1, presentamos el diagrama de las relaciones de predicción del contexto familiar sobre el Bienestar Psicológico. Una Satisfacción vital alta en los adolescentes se puede anticipar desde una cohesión alta (grado en que los miembros de la familia están compenetrados y se ayudan) y un conflicto bajo en el contexto familiar (percepción de situaciones de colisión o de desencuentro en la familia).
Para ver el diagrama haz clic aquí
A su vez, la percepción de un Afecto positivo alta por parte de los adolescentes puede predecirse desde puntuaciones altas en la escala de cohesión con la que venimos trabajando; y por último, la percepción del Afecto negativo alta en los adolescentes podemos pronosticarla desde puntuaciones altas en las escalas de expresión de conflicto (grado en que se expresan libre y abiertamente la cólera, agresividad y mal estar entre los miembros de la familia) y conflicto conforme las hemos venido utilizando.
Discusión de resultados y conclusiones
De los resultados obtenidos para dar respuesta al objetivo de investigación, comentaremos que tanto las subescalas de Saranson (1999), como las propuestas por Moos, Moos y Trickett (2000) para referirse a las relaciones internas que deben definir un buen clima familiar, configuran conjuntamente un cuerpo coherente y cohesinado de subescalas que hemos denominado Dimensión Afectiva.
Los resultados también nos informan de que los chicos y las chicas, independientemente del período adolescente en que se encuentren perciben de la misma forma el grado de comunicación, la libre expresión y protección dentro de la familia, el nivel de interacción conflictiva, el apoyo y la profundidad de las relaciones en el contexto familiar. Estudios que han considerado sólo alguna de las subescalas, como son el de Parra y Oliva (2002) y el de Larson y Lowe (1990) citado por Rice (2000), obtienen resultados contradictorios entre sí. Parra y Oliva (2002) en su estudio sobre conflicto y comunicación de los adolescentes con sus padres, encontraron que tanto el nivel de comunicación como el de conflicto experimentan cambios en función de la edad y del sexo. Larson y Lowe (1990), citados por Rice (2000), encuentran diferencias en función de la edad en relación con la subescala autonomía. Estos autores, manifiestan que los adolescentes mayores buscan una mayor autonomía e independencia, y más espacio personal, comparado con los adolescentes menores. En nuestro caso, tal y como se expuso anteriormente, la edad y el sexo no modifican la percepción de los adolescentes de la Dimensión Afectiva del contexto familiar.
Por otra parte podríamos centrarnos en las subescalas de la Dimensión Afectiva del contexto familiar que predicen, según nuestros resultados, el Bienestar Psicológico. De las variables que configuran la Dimensión Afectiva del contexto familiar, son el nivel de cohesión y el nivel de conflicto, las que nos ayudan a predecir la satisfacción vital de los adolescentes. Por un lado, una percepción de altos niveles de cohesión en la familia nos informa de una buena percepción de la propia satisfacción vital, y una percepción de bajo conflicto en la familia nos informa también de una buena satisfacción vital. Young, Miller, Norton y Hill (1995), según Rice (2000), en su estudio con adolescentes encuentran resultados similares en cuanto a las subescalas cohesión y la satisfacción vital. Estos autores indican que las percepciones de los adolescentes sobre el apoyo de los padres, en particular el apoyo y sentirse unidos, están positivamente correlacionadas en los adolescentes con la satisfacción de su vida.
En definitiva, niveles altos de apreciación de cohesión y niveles bajos de percepción de conflicto en la familia nos permiten predecir una buena satisfacción vital en los adolescentes. En nuestro estudio, según los niveles de satisfacción vital que muestran los adolescentes, podemos deducir que la percepción de los sujetos sobre su contexto familiar incluye una baja cohesión y un nivel de conflicto alto. Musitu y cols. (2001) consideran en función de los datos que obtuvieron, que un menor nivel de cohesión familiar en la adolescencia se debe a que los sujetos intentan ser autónomos y en esa búsqueda de autonomía una de las consecuencias es un menor nivel de cohesión en la vida familiar. Nuestros resultados también nos revelan que una percepción de cohesión alta en la familia favorece los “afectos positivos” en los adolescentes.
Éstos y los anteriores resultados nos ponen de manifiesto la gran capacidad predictiva de la variable cohesión sobre dos de los componentes del Bienestar Psicológico. Algunos autores señalados en la parte teórica, ponen de manifiesto en sus investigaciones, apoyando así nuestros resultados, la importancia de la cohesión familiar.
Musitu y cols. (2001) en sus estudios plantearon el siguiente interrogante ¿Qué grado de cohesión familiar es necesario para ser funcional, y que grado lleva a disfunción en la familia? Según sus datos la situación familiar más funcional, es decir, que desempeña un papel socializador, de apoyo, etc. se caracterizada por un alto grado de cohesión familiar cuando los niños están creciendo, con un cambio gradual a un grado más equilibrado de unión cuando los niños se convierten en adolescentes, permitiendo así la formación de las nuevas identidades que afloran en ellos, y fomentando que se hagan personas independientes. Rice (2000) también entiende que la comunicación es una llave para las relaciones armoniosas padres-jóvenes. Él argumenta que la comunicación familiar es tanto el origen como la consecuencia de la incapacidad del sistema familiar para evolucionar de una forma armoniosa. Musitu y cols. (2001) comparten la importancia de la comunicación en la familia al afirmar que una deficiente calidad de la comunicación padres-hijos esté asociada con bajos niveles de autoestima.
Por último, respecto a la Dimensión Afectiva del contexto familiar, nuestros resultados también nos informan que la percepción del adolescente de conflicto (situaciones de colisión o de desencuentro en la familia), y de baja expresión de conflicto (escasa posibilidad de manifestar libre y abiertamente la cólera, agresividad, etc.,) en las relaciones familiares, nos permiten conocer el grado de afecto negativo de los adolescentes. De manera concreta, nuestros resultados nos indican que los adolescentes con alta percepción de conflicto y baja expresión de este en las relaciones familiares tienen un mayor afecto negativo.
Investigaciones como la de Parra y Oliva (2001), concluyen que niveles elevados de conflicto afectan a la cohesión familiar y tienen un efecto adverso sobre el desarrollo del adolescente. Estos resultados concuerdan con los obtenidos en nuestro estudio con relación a los predictores de la Dimensión Afectiva, y su repercusión en los adolescentes.
Finalmente, a modo de conclusión quisiéramos destacar que las subescalas cohesión, expresión de conflicto y conflicto son muy buenos predoctores del Bienestar Psicológico de los adolescentes. Un núcleo familiar percibido como cohesionado, con relaciones que permiten la expresión de conflicto pero que no se fundamenten en él nos permitirá pronosticar un buen ajuste psicológico en los adolescentes. Sin embargo, un ambiente familiar percibido como conflictivo, en el que no se puede expresar el malestar y en el que sus miembros no están cohesionados no favorecerá el Bienestar Psicológico de los adolescentes, más bien al contrario, lo perjudicará.
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Revista de Investigación Educativa, 2005, Vol. 23, n.º 2, págs. 469-482
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