Artículos de Prensa / Afectividad
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Corazón, nido de sentimientos
Rafael Álvarez Cordero

Durante muchos siglos, el corazón se consideró depositario de todos los sentimientos, y su significado en todas las culturas sobrepasó siempre al sitio que ocupa en el organismo humano; se creía que era el asiento del alma, que era el que llevaba el “pneuma” al cerebro, que gobernaba a todos los órganos, etc., etcétera; fue necesario que Andrés Vesalio hiciera una cuidadosa disección del corazón para entender su verdadera función, y que William Harvey explicara los mecanismos de la circulación de la sangre para ubicarlo donde corresponde.
En este número de nuestra Revista podemos disfrutar los hallazgos más recientes sobre la función del corazón y sus sorprendentes capacidades en la vejez, lo que confirma que es un órgano sorprendente y nada más, pero para todos o casi todos los seres humanos el corazón sigue siendo el asiento de los sentimientos, pasa el tiempo y los artistas siguen pintando al corazón con los mismos significados que ha tenido por siglos.

Así, en el cuadro pintado por Enrique Simonet en el siglo XIX, un médico está haciendo la necropsia de una joven y sostiene en la mano su corazón; el título del lienzo lo dice todo: …Y tenía corazón.

A su vez, Mar Domínguez Ruiz envuelve su corazón con algo que pueden ser alambres y lo titula Mi corazón.

Erich Fried pinta un tronco de árbol y titula su obra Así tiembla mi corazón cuando escucha tu voz.

El Grupo Experimental Corazón juega con las formas y los colores de manera alegre, en tanto que Rafael García utiliza toda su creatividad para bañar al corazón con pintura magenta.

Aún conociendo los secretos más íntimos del corazón, y sabiendo que en él no hay ningún pensamiento ni sentimiento, seguirá siendo el referente obligado para artistas y no artistas.

Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM. Vol. 55, N.o 4. Julio-Agosto 2012


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