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Cafeína (El Origen)

 
Caffea arabica                 Teobroma cacao

Origen

La cafeína se encuentra no sólo en el café, sino en algunos tés, en el chocolate, en la nuez de kola y en otros alimentos derivados de ellos, por lo que a continuación se incluye una síntesis breve del origen de las fuentes principales.

El cafeto proviene de Etiopía, el origen del té parece encontrarse en China y el del cacao en áreas muy restringidas de América.

La leyenda sobre el descubrimiento del café proviene de Arabia: Kaldi el pastor observó que después de haber comido las cerezas del cafeto, sus cabras retozaban con más brío que de costumbre, parecían más activas, más contentas. Kaldi también probó los frutos de la planta e inmediatamente lo embargó la euforia, se puso a bailar y aquella noche durmió menos que de costumbre. Kaldi compartió su hallazgo con uno de sus vecinos, un seguidor del Corán. Éste obtuvo los mismos resultados y recibió de Mahoma el secreto para preparar café a partir de los granos secos de la fruta.

La leyenda sobre el origen del té proviene del Japón: Daruma, fundador del Budismo Zen, solía pasar las noches entregado al ayuno y la oración. Cierta noche no pudo resistir el sueño y cuando despertó, estaba tan molesto y decepcionado de sí mismo que se arrancó los párpados y los arrojó al suelo. Inmediatamente brotó de ellos el arbusto de té cuyas hojas han permitido a los monjes conservar el espíritu libre para la meditación desde aquel entonces.

El consumo del chocolate surgió en el México prehispánico: Obsequiar a alguien una jícara de xocoatl sobre un rodete cubierto con piel de jaguar era visto como muestra del más alto respeto. Aztecas, mayas, mixtecas y zapotecas ofrecían a sus señores esta bebida hecha a base de cacao, endulzada con miel y aromatizada con vainilla. Los buenos bebedores tenían por costumbre hacer batir el chocolate y tomarlo mientras conservaba la espuma.

Identificación

Imagen escaneada

La cafeína se encuentra en el café, en el chocolate, en ciertos tés y en varios medicamentos como la Cafeaspirina y el Saridon. 

Composición química

La cafeína fue aislada en 1820. Es el principal alcaloide de la Caffea planta típica del café y del Cacahuatl o cacao de cuyos granos se elabora el chocolate.

Con respecto al té suele haber una confusión porque en 1827, al ser aislado su principio activo, recibió el nombre de teína. Años más tarde un análisis molecular permitió descubrir que la teína era en realidad cafeína. Este alcaloide también se encuentra presente en el mate argentino y en la nuez de kola usada para preparar las bebidas de cola.

Formas de adulteración

Ninguna puesto que los productos que contienen cafeína están sujetos a controles de calidad.

Farmacología

Mecanismo de acción y formas de empleo

La cafeína se consume en múltiples alimentos y bebidas. En usos terapéuticos puede administrarse en forma oral o en inyección intravenosa. Es un estimulante del sistema nervioso central que actúa después de 5 minutos de su ingestión aumentando la actividad cerebral y reduciendo la vigilia.

Usos terapéuticos

La cafeína se vende bajo diversas marcas comerciales (Cafeaspirina, Saridón) recomendada para contrarrestar la fatiga, para tratar la migraña y algunos otros tipos de cefalea. En conjunción con analgésicos hace que éstos trabajen mejor. Por su capacidad para estimular la respiración también es recomendada en el tratamiento de la apnea en los recién nacidos y como antídoto para la depresión respiratoria en sobredosis de heroína y otros psicoactivos opiáceos.
 
Dosificación

Una taza de café puede contener entre 60 y 110 mg de cafeína, una taza de té entre 10 y 90 mg, una de chocolate entre 5 y 40 mg y las bebidas de cola 35 mg. Una barra de chocolate de 50 gramos tiene entre 10 y 60 mg de cafeína. Las píldoras de uso terapéutico contienen entre 30 y 65 mg, mientras que en el mercado negro suelen circular las llamadas “pastas para mantenerse despierto” que llegan a tener entre 100 y 200 mg. La dosis letal de cafeína es de 5,000 mg, el equivalente a 40 tazas cargadas de café consumidas en un periodo excesivamente corto de tiempo. 

Efectos psicológicos y fisiológicos

Consumir entre 75 y 150 mg de cafeína eleva la temperatura, el ritmo respiratorio y el nivel de ácido gástrico en el estómago. Cantidades más altas en el torrente sanguíneo pueden producir ansiedad, irritabilidad, insomnio, sudoración, taquicardia y hasta diarrea.

El uso prolongado de más 650 mg diarios de cafeína, equivalentes a ocho o nueve tazas de café al día pueden ocasionar úlceras gástricas, incremento en el nivel del colesterol, insomnio crónico, ansiedad y depresión permanentes. Este tipo de consumo también parece estar asociado con disfunciones cardíacas y la aparición de ciertos tipos de cáncer asociados a los alquitranes del café.

No se han detectado malformaciones genéticas debido a su uso, sin embargo se sabe que el café puede disminuir la probabilidad de embarazo, aumentar el riego del aborto espontáneo y de bebés con bajo peso.

Potencial de dependencia y tolerancia

Mediante el uso continuo puede ser adquirida una leve tolerancia a la cafeína. Esta droga provoca dependencia física. En la literatura médica se consigna que dosis mayores a los 350 mg diarios de cafeína consumidos durante un mes pueden provocar la aparición de un síndrome de abstinencia, por lo que en usos terapéuticos los médicos recomiendan reducir gradualmente el consumo. El síndrome se manifiesta por irritación, cansancio, depresión y somnolencia. No es grave y desaparece en pocos días.
Para Antonio Escohotado, la costumbre de beber varias tazas de café al día no puede ser inocua o al menos no puede ser más dañina para la mente y el cuerpo que administrarse su equivalente en cocaína o anfetamina. "Diez tazas al día, por ejemplo, representan un gramo y medio de cafeína, que en efecto estimulante equivalen a 150 mg de cocaína y a unos 15 de metanfetamina." (6)

Lo que no aclara es que estas diez tazas de café deben ser consumidas en un lapso muy breve de tiempo para alcanzar las concentraciones sanguíneas necesarias para producir el mismo efecto que los otros psicoactivos mencionados.

¿Qué hacer en caso de emergencia?

La intoxicaciones fatales con cafeína son raras. Grandes dosis, especialmente cuando son consumidas por sujetos no habituados o sensibles, pueden producir dolores de cabeza, taquicardia, convulsiones y eventualmente delirios. Una crisis cercana a la dosis letal debe considerarse como urgencia médica ya que tiene manifestaciones similares a las de un diabético privado de insulina que ocasionan altos niveles de azúcar en la sangre.

Hechos interesantes

Régimen legal actual
La cafeína es un psicoactivo legal sin restricción alguna sobre la edad del consumidor. De venta libre aún en los preparados terapéuticos que no requieren receta médica para su compra.

El café como escenario subversivo en Europa

Si bien en sus inicios la costumbre de tomar café fue condenada por la ortodoxia islámica, posteriormente llegó a considerarse como algo providencial para rezar sin caer en somnolencia y como un excelente sustituto de las bebidas alcohólicas.
En Europa encontró una fuerte oposición al penetrar en algunos países protestantes como Alemania, Austria y Suiza, naciones que castigaron el comercio y consumo del café con penas pecuniarias. La cúspide en esta lucha la alcanzó el imperio ruso. Sus autoridades castigaron la posesión de café con atroces torturas hasta obtener el nombre del proveedor y con la pérdida de ambas orejas. Gracias a tales medidas represivas, cientos de rusos optaron por la intoxicación cafeínica como manifestación subversiva.
Sin embargo, al paso del tiempo todas las prohibiciones acabaron derogándose en Europa y a partir de la segunda mitad del siglo XVII, el café pasó a convertirse en sinónimo de bebida intelectual gracias al establecimiento de múltiples comercios que ofrecían espacios públicos para consumirlo en todas las grandes ciudades.

El primer café que se abrió en Francia data de 1670. Cinco años después uno de los empleados inauguró su propio negocio: el Café Procope, que se convertiría en escenario histórico de la ilustración. Según documenta Brau en su Historia de las drogas: "La idea de la Enciclopedia nace en el café Procope de una conversación entre D’Alembert y Diderot, reunidos en torno a una taza de café, lo que tendería a probar que, aun siendo veneno, aclara la mente. 'Veneno muy lento', afirmaba Fontanelle, casi centenario, parroquiano asiduo al Procope y muy aficionado al café." (2) 

La cantata del café de Bach

Adrew Weil y Winifred Rosen rescatan en Del café a la morfina una anécdota histórica curiosa. Cuando el café comenzó a escapar de los célebres Cafés, que eran sitios para hombres, y comenzó a entrar en los hogares y en el gusto de las mujeres, el célebre músico Johan Sebastian Bach escribió la Cantata del café. Esto fue alrededor del año 1732.  En la obra, el padre de una joven consumidora de café la amenaza con no casarla si no deja su hábito. Esta es una traducción del diálogo principal:

Padre: Oh, niña malvada, hija ingrata que desobedece mis deseos y no abandona esto de beber café.
Hija: Padre querido, no seas tan cruel. Me encanta tomar mi café, por lo menos tres veces al día, y si me niegas ese placer, ¿qué otro placer me queda en la tierra? Por encima de todos los placeres, más precioso que las joyas y los tesoros, más dulce que las uvas del vino. ¡Sí, sí! El más grande de los placeres. ¡Café, café, como amo tu aroma y si tú quieres que te ame, sí, sí, déjame tomar mi café fuerte!
Padre: Bueno, hija bonita, tienes que elegir. Si no tienes el menor sentido del deber, te trataré de otra manera. Mi paciencia se acabó... Ahora escucha mi última palabra: si no tienes más remedio que tomar café, no vas a tener marido.
Hija: ¡Oh, padre, qué horor! ¿Sin marido?
Padre: Te lo juro, así lo haré.
Hija: ¡Qué ruda orden! ¡Oh, cruel elección! ¡Entre marido y mi felicidad! No puedo luchar más: te rindo mi café.
Padre: ¡Por fin has recobrado la razón...
Tenor: Y ahora, mirad al feliz padre que sale de inmediato a buscar a su hija un marido rico y apuesto. Pero la enérgica niñita ha tomado una resolución: antes de consentir el matrimonio, su amante ha de hacerle una solemne promesa; habrá de prometerle que la dejará tomar café todas las veces que quiera. (11)

El té y la independencia de las colonias inglesas

El té  fue llevado a Europa por los holandeses en la primera década del siglo XII. Los ingleses pronto se apoderaron del comercio internacional ya que las ganancias obtenidas con este producto favorecieron sus expectativas coloniales. El té fue remplazando gradualmente al café en los territorios anglicanos y protestantes, así como en las colonias de los ingleses en América. Como es bien sabido, la afición de los pioneros a esta infusión y los altos impuestos que los ingleses impusieron sobre las hojas de té entre los habitantes de sus colonias, fueron determinantes para el desencadenamiento de la guerra de independencia de la Unión Americana.

El cacao: moneda de los aztecas, bebida de las cafeterías mexicanas

Cuando los españoles llegaron a la capital del imperio azteca se sorprendieron de encontrar que la moneda de cambio más usual entre los mercaderes era el grano de cacao. Costumbre que se mantuvo muchos años después de la conquista.
Debido a la influencia de la corte española y a la persistencia de las costumbres indígenas, se sabe que a fines del siglo XVIII ya existían en la ciudad de México algunos expendios de bebidas elaboradas a base de café, cacao y maíz. Salvador Novo asegura que el primero de estos establecimientos se inauguró en 1758, entre las actuales calles de Tacuba y Monte de Piedad.

Durante los primeros años del siglo XIX, las cafeterías fueron punto de reunión de intelectuales y cita obligada entre los prestamistas y sus clientes. La carta del Café de la Gran Sociedad, además de café, ofrecía chocolate, atole y helados. Según cuenta Guillermo Prieto, en el Café del Sur: "la concurrencia iba muy de acuerdo con el destartalado café: militares retirados, vagos consuetudinarios, abogados sin bufete…". El mismo autor cuenta también que las conversaciones giraban en torno al teatro, los toros, la literatura, los acontecimientos políticos y el juego de pelota. Sin duda, el establecimiento con más tradición es el Café Tacuba.

Todo lo anterior muestra hasta qué punto la cafeína es la droga socialmente más aceptada y una de las más consumidas en la historia de la humanidad. A pocos individuos les interesa renunciar a la sensación de bienestar y al aumento de actividad que les reporta el consumo diario de una taza de café, una bebida de cola, un té, o una barra de chocolate. No obstante, son pocos los que están conscientes sobre las repercusiones físicas que estos alimentos y bebidas tienen en el organismo humano.

Si los refrescos de cola y el café nos apoyan en el trabajo, y el té nos ayuda a desconectarnos de él, "el chocolate se usa como una recompensa al trabajo". En el caso del chocolate, como en el de los refrescos de cola, es muy difícil decir qué tanto se trata de una adicción a la cafeína y qué tanto es una adicción al azúcar. Así es que es resulta recomendable consultar también la información sobre los efectos del azúcar en el campo energético humano.

Un director de escuela, cuyo nombre permanece en el anonimato, relata los siguiente: Al levantarme por la mañana tomo dos tazas de café. Si no las tomo me siento irritable. Si tomo tres tazas me excito un tanto, pero dos tazas son exactamente lo que necesito.

Si tomo café después de las tres de la tarde, no puedo dormir a la hora que me gusta hacerlo, alrededor de las once y media. Si tomo un café después de cenar, aunque sea media taza, me quedo despierto la mitad de la noche. Si tengo algo importante al día siguiente, sobre todo alguna aparición en público, un café tomado al final del día se combina invariablemente con mi nerviosismo y me produce un insomnio descontrolado.
Este insomnio después del café me parece farmacológico. Puedo alcanzar cierto grado de ensoñación y experimental es “estado flotante” -que en mí precede por lo general al sueño-, pero entonces me quedo ahí, no alcanzo nunca la inconsciencia total del sueño... Cuando sé que me espera un largo tramo de conducir por carretera, no bebo café durante dos o tres días anteriores. A lo largo de la noche del viaje bebo café dos veces. Si he estado tomando mucho café durante los días anteriores, perecería que siento menos el efecto estimulante del café nocturno. Es casi una cuestión de “ahorrar” en el café que hubiera consumido en los dos o tres días precedentes, para tomarlo durante la noche que tengo que conducir. Usado de esta manera, el café ha sido siempre una gran ayuda para mí y no me ha fallado nunca. (11)

Fuentes de consulta acerca de la cafeína

1. Appleton, Nancy: Lick the sugar habit, Avery, USA, 1988.
2. Brau, Jean-Louis: La historia de las drogas, Bruguera, España, 1973.
3. Brailowsky, Simón: Las sustancias de los sueños: Neuropsicofarmacología. FCE-CONACYT, México, 1995.
4. Bruker, M. O.: ¡Azúcar azúcar! Cómo evitar la perniciosa influencia del azúcar en la alimentación actual, Integral, España, 1994.
5. Dufty, William: Sugar Blues, Centro Macrobiotico Maldonado, Uruguay, 1987.
6. Escohotado, Antonio: El libro de los venenos, Ómnibus– Mondadori, España, 1990.
7. Factas about: Caffeine, Alcoholism and Research Foundation, Toronto Canada (Internet).
8. Musacchio, Humbreto: Diccionario enciclopédico de México, Tomo I, Andrés León Editor, México, 1990.
9. “Sugar does not affect children behaivor” The New England Journal of Medicine, Enero de 1996, Vol 2, No. 1, Massachusetts Medical Society, USA.
10. Urbina, Laura: Primer Manual de Nutrición Consciente, Grupo Tepozcahuic A.C., México, 1997.
11. Weil, Andrew y Winfred Rosen: Del café a la morfina, Integral, España, 1993.
12. Cunningham, Danna y Andrew Ramer: The Spiritual dimensions of healing addictions, Cassandra Press, CA, USA, 1986.
13. Cunningham, Danna y Andrew Ramer: Further dimensions of healing addictions, Cassandra Press, CA, USA, 1988.

Fuente: Las Drogas Tal Cual. Karina Malpica