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El 11-M fue un éxito del terrorismo: André Glucksmann
Luz Sanchis.

Al francés André Glucksmann le gusta la filosofía tanto como la polémica. Si en Dostoievski en Manhattan ya avisaba de la amenaza que se cernía sobre el mundo después del 11-S, en su nuevo libro, Occidente contra Occidente (Taurus), vuelve a sacudir las conciencias y a prevenir del peligro para Europa de lo que él llama "nihilismo terrorista". Respecto a los atentados del 11-M, lo tiene claro: alteraron los resultados de las elecciones generales y supusieron "un éxito para los terroristas".
 
Glucksmann, que presentó ayer en Madrid su ensayo, avisó de que "todas las elecciones están amenazadas" y propuso que Europa cree una normativa para poder aplazarlas si se producen más atentados. Así, piensa, "la población tendrá tiempo para reflexionar quién ha sido". Si el 11-S hizo pensar que el terrorismo islamista era un problema de Estados Unidos, el filósofo francés explicó ayer que el 11-M probó que Europa "también está implicada".

Para superar la situación, recomienda una terapia que consiste en estar "con, y no contra, Estados Unidos" y escoger entre "nihilismo y civilización". La elección entre Europa y EE.UU. le parece una equivocación, ya que el atentado de las Torres Gemelas cambió el panorama mundial: "El 11-S revela una mutación esencial en las relaciones de fuerza". El ensayista está convencido de que Francia se equivocó de enemigo al oponerse a EE.UU. cuando decidió invadir Irak para echar a Sadam Hussein del poder. El, que siempre ha defendido el derecho de Bush a intervenir y ha criticado al Occidente "bienpensante" que se opone a esta injerencia pero que no hizo nada en la antigua Yugoslavia, volvió a repetirlo ayer: "Occidente es responsable de que Sadam siguiera después de 1991, por lo que la intervención aliada es la manera de rectificar nuestros errores".

Además de oponerse a que las tropas salgan de Irak, recomendó que Francia y Alemania envíen las suyas. En su libro, Glucksmann insiste en que "cuando un régimen somete a su población al suplicio, las sociedades felices deben intervenir mediante las armas, si es necesario". Por ello, Occidente debe estar unido y optar por la civilización "frente al poder de aterrorizar".

Los contrarios a las guerras no salen bien parados en este ensayo, donde acusa a los pacifistas de "negarse a mirar la desagradable realidad de frente". El sostiene que padecen el síndrome de Don Quijote. El peligro que acecha a la civilización occidental ya no es sólo el terrorismo, sino el "teleterrorismo". Glucksmann explicó que el uso mediático que hacen de sus actos funciona como una "campaña electoral que aterroriza a la población".

El Periódico de Aragón.

Madrid 15/04/2004