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Un artículo del ‘Washington Post” afirma que “ETA habría desaparecido esta primavera” de no haber sido por la política de Zapatero

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El diario estadounidense 'Washington Post' recoge en su edición de ayer un artículo dedicado a la situación del proceso de paz después del atentado perpetrado por ETA el pasado día 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas de Madrid. En él, manifiesta su valoración sobre la situación diferentes líderes políticos, miembros de Batasuna, ex miembros de la organización terrorista e, incluso, un antiguo alto funcionario del Ministerio del Interior bajo anonimato.

En el artículo, titulado 'El proceso de paz español se tambalea tras el atentado', el que fue miembro de ETA, Eduardo Uriarte, asegura que la banda terrorista "casi había desaparecido y la decisión de dialogar con ellos devolvió a ETA a la vida".

A su entender, un gobierno "no puede dar credibilidad y dignidad a un grupo terrorista como ha hecho el Ejecutivo español", ya que "ETA no busca la negociación sino que busca la victoria".

El atentado podría haberse evitado

Sin embargo, el dirigente de Batasuna, Joseba Álvarez, indica que el atentado "podría haberse evitado" si el Gobierno "hubiera hecho lo que acordó" y recuerda que ya el pasado 18 de agosto "ETA dijo públicamente que el camino para la paz estaba bloqueado, y que si no habían nuevos movimientos, algo podría pasar".

En este sentido, subraya que "sin ETA no habría proceso de paz" y defiende que "cualquier tipo de desarme tendrá lugar al final del proceso". En referencia al terrorismo islamista, señala que el presidente de Estados Unidos, George Bush, "intenta hacer creer que toda la violencia es terrorismo y que solo hay un tipo de terror".

Álvarez destaca que "en la sociedad vasca la mayoría del pueblo nunca estuvo a favor de la lucha armada", pero, a su juicio, "distingue entre los ataques de AlQaeda y ETA". "Lo que alimenta a ETA es la sociedad en sí misma", concluye.

ETA habría desaparecido esta primavera

Por otro lado, un "antiguo alto funcionario" del Ministerio del Interior, que, según el diario estadounidense, sólo accedió a hablar de este asunto bajo anonimato, manifiesta que ninguno de sus informes "aportaban una base para lo que el presidente quería hacer". "Las principales secciones antiterroristas en España decían que ETA habría desaparecido para esta primavera, que el grupo estaba muy debilitado, y que Batasuna era incapaz de movilizar nada", asegura.

Por su parte, el portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido, explica en 'Washington Post' que "era lógico pensar que ETA estaba preparada para abandonar las armas y la violencia" pero que, después del atentado, "nos encontramos con un nuevo hecho".

Para el dirigente 'popular' Gustavo de Arístegui, el problema reside en que "cuando el presidente del Gobierno dijo que primero habría paz y después política, en realidad dijo a ETA que por primera vez en 40 años, existía la posibilidad de pagar un precio político por la paz". "En mitad del proceso, el Gobierno dio claras muestras de una política de apaciguamiento, con la voluntad de hacer casi cualquier cosa para que ETA se sentara en la mesa de negociación", denuncia.

Análisis Digital, 19 de febrero de 2007