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Encontrarás Dragones

03 de Junio 2011

Hic sunt dracones. Con estas palabras empieza la nueva película de Roland Joffé (La Misión, Los Gritos del Silencio), que no sólo aborda la vida de San Josemaría sino que además se enfrenta a un relato de la Guerra Civil española. Reconozcámoslo: arrestos no le faltan. El asunto de los dragones es una constante metáfora a lo largo de toda la película, sobre ese oscuro lugar en el corazón del hombre -desconocido, inexplorado- en el que todos guardamos esas bestias del odio, la ira y la venganza. A decir verdad, es una película que, al igual que La Misión, trabaja más sobre la metáfora, la imagen y los personajes, que sobre la historia misma. Y he ahí -en mi opinión- tanto su virtud como su defecto.
by pcastrillo


El telón de fondo lo componen el perdón y el amor (la palabra “love” se repite en la película más veces que ninguna otra, creo), lo que da lugar a una historia muy poderosa. La estructura es compleja -historias paralelas- y algo deslabazada. Como digo, la preocupación de Joffé recae más en impactar con la imagen, el símbolo y la metáfora, que con la trama. Esto da lugar a un buen número de escenas brillantes, de mucho corazón, que ponen al espectador entre la espada y la pared: como dice don Josemaría, “¿que habrías hecho tú en su lugar?” Para los que hemos conocido su figura de más o menos cerca, el retrato de San Josemaría es sorprendentemente acertado. Humano y divino. Decidido y dubitativo, fuerte y débil, grave y amistoso. Todo al mismo tiempo. También creo que se debe, en buena parte, al gran trabajo de Charlie Cox. Por otro lado, la trama que sigue a Manolo (el otro co-protagonista) es mucho más difusa. Pudiendo haber hecho uso de un material extraordinario -la lucha fratricida que supone toda Guerra Civil-, elige complicarse la existencia con una trama de espionaje algo débil, a mi parecer, que además presenta algunos problemas de verosimilitud. Y Wes Bentley es un tipo con una apariencia imponente, sin duda, de mirada gélida y penetrante como un taladro…, pero de “limitadas posibilidades interpretativas”, por decirlo de algún modo. La fotografía es una joya, al igual que el vestuario -y, en general, toda la dirección artística: la recreación de los años 30 españoles es brillante. La música se aprovecha a fondo de la guitarra y del “Ay, Carmela“, lo cual -aparte de efectivo- resultará simpático al espectador hispano. Es, en realidad, una factura cuidadísima que no tiene nada que envidiar a ninguno de los éxitos pasados de Joffé. Cada fotograma, una pequeña obra de arte.

El otro gran logro de la película recae, sin duda, en su habilidad para mostrar las dos caras de la Guerra Civil sin tomar partido. Me imagino que la audiencia española (la americana no se pispa de tres) entenderá emocionada que todos somos Oriol y Manolo y Josemaría, de un modo u otro. Lo que cuenta, en el fondo, es que hay una necesidad universal del ser humano que está por encima de la cacharrería ideológica: la de perdonar y ser perdonado. Como dice el himno, nada pueden bombas, cuando sobra corazón.

Ya sé cuál es la pregunta que todavía no he respondido: ¿recomendaría ir al cine a verla? ¿Pagar la entrada, elegir ésta y no otra, invertir el viernes por la noche? Lógicamente, sobre gustos no hay nada escrito… Ésta no es una película cualquiera. No está pensada para pasar el rato y comer palomitas. Sin embargo es una de esas que llenan el corazón de esperanza y la cabeza de reflexiones interesantes. Y si tenemos en cuenta que su otro gran atractivo es la fotografía… entonces quizá la pantalla grande merezca la pena, digo yo.

Fuente: losangelestales.wordpress.com

San Josemaría en la guerra

Título Original: There Be Dragons.
Director: Roland Joffé.
Intérpretes: Charlie Cox, Wes Bentley, Dougray Scott, Unax Ugalde, Ana Torrent, Rodrigo Santoro, Olga Kurylenko, Jordi Mollà, Geraldine Chaplin, Alfonso Bassave, Derek Jacobi.
País: Argentina, EE.UU., España.     
 Año: 2011.       
Duración: 120 minutos.
Productora: Coproducción USA-España-Argentina; Mount Santa Fe / Samuel Goldwyn Films.
Género: Drama.  
Público: Jóvenes.
Contenidos Específicos: V

La cinta recoge la investigación que Robert, un periodista, está realizando sobre una serie de acontecimientos acaecidos durante la Guerra Civil Española que tuvieron como protagonistas a su propio padre y a un joven sacerdote, Josemaría Escrivá de Balaguer. A través del relato de su padre, Robert va a descubrir una terrible historia de traición, celos y muerte, pero también de redención y perdón, con el terrible trasfondo que supuso la guerra de un país enfrentado entre sí.

La nueva película de Joffé, Encontrarás dragones, conecta con el ciclo que forman sus tres primeras (Los gritos del silencio, La Misión, Creadores de sombra). Desde el punto de vista temático y estilístico se puede decir que Encontrarás dragones es la película en la que confluyen de manera más clara sus señas de identidad como realizador, algo lógico si tenemos en cuenta que es la primera vez que escribe un guión original en solitario y también que llevaba 20 años haciendo películas que estaban muy por debajo del nivel que había tenido en sus comienzos como director de cine. Si buscamos claves formales en el cine de Roland Joffé hay algunas muy claras y todas están presentes en Encontrarás dragones.

Es un director cuidadoso que concede mucha importancia a la puesta en escena, al diseño de producción. El vestuario, los decorados, el maquillaje, la ambientación contribuyen a que las mejores historias de Joffé funcionen, es decir, que propician que el espectador entre en ellas con facilidad y conserve un recuerdo vivo de los momentos más emotivos.

Encontrarás dragones está producida por los españoles Ignacio Gómez Sancha e Ignacio Núñez, dos neófitos en el negocio del cine procedentes del mundo de las finanzas, que han sabido reunir a un centenar de inversores para llegar a los 30 millones de euros de presupuesto que ha requerido una película de bella factura. Cuenta una historia apasionante que protagonizan Josemaría Escrivá, un sacerdote de 34 años, fundador del Opus Dei, rodeado de un pequeño grupo de jóvenes que le siguen, y Manuel Torres, una víctima que se convierte en verdugo.

El cine, como la vida que representa, está lleno de sorpresas. Nunca es tarde para volver a empezar. Y eso es lo que ha hecho Roland Joffé, un director que vuelve a brillar gracias a su talento, a las reservas de buenas y malas experiencias acumuladas y a unos productores que confiaron en él cuando les dijo que haría una gran película, si le dejaban que fuera su película.

Fuente: canalsocial.net