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La Eutanasia... o permiso para matar

Equipo de investigación Yo influyo
28 de Octubre 2005 

Está sufriendo mucho”, “Nos estamos quedando sin dinero”, “Así va a estar en paz”, “Nos está desgastando como familia”, “De todas maneras se va a morir”… estos son algunos de los argumentos para poner sobre la mesa la discusión de la moralidad de la eutanasia.
¿A quién se pretende ayudar legalizando la eutanasia?; ¿Se ayuda al enfermo, o a los que deciden su muerte? ¿Alguien se ha propuesto estudiar acaso, qué consecuencias trae en una persona ser responsable de la muerte de un ser querido; sus secuelas psicológicas y morales?

¿Qué es la Eutanasia?

“Del griego -Eu bien-, -tanatos muerte-. Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. Muerte sin sufrimiento físico” (1). La muerte puede producirse por una acción directa, inyectando o administrando sustancias tóxicas o mortales, o bien por omisión, dejando de proporcionar la asistencia médica o la alimentación básica.

Diferencias con la Distanacia y la Ortotanasia

Distanacia: “Tratamiento terapéutico desproporcionado que prolonga la agonía de enfermos desahuciados” (2). La distanasia lleva a lo que se ha llamado el encarnizamiento terapéutico, que no respeta el derecho a una muerte digna. Es llamada también ensañamiento terapéutico o encarnizamiento. La decisión de no adoptar o suspender una terapia, será considerada éticamente correcta cuando resulte ineficaz o claramente desproporcionada al fin de mantener la vida o la recuperación de la salud.

La distanacia es el extremo contrario a la eutanasia, no aceptar la muerte como un proceso natural de la vida y es muy grave pues se somete al paciente a sufrimiento absolutamente innecesario.

Ortotanasia “Es la defensa del derecho a morir dignamente, sin el empleo de medios desproporcionados y extraordinarios para el mantenimiento de la vida” (3). "Es la recta muerte o aceptar el fin de la vida en el momento en que tenga que llegar" (4). En estos casos al enfermo terminal sólo se le aplican medidas paliativas: hidratar adecuadamente, darle oxígeno, controlarle el dolor, lo cual permite vivir dignamente en el marco de una enfermedad. De ésta manera la evolución de la enfermedad lo llevará a la muerte natural.

Un ejemplo    
 
Un enfermo de cáncer terminal, que cae en paro cardiaco o cerebral:
1. Distanacia: entubarlo, darle resucitación artificial, recetarles medicamentos… alargar su agonía.
2. Ortotanasia: ayudarlo a pasar ese trance con oxígeno, controlando el dolor de tal manera que muera cuando naturalmente deba suceder, sin alargar su agonía.
3. Eutanasia: aplicarle una inyección letal para que ya no sufra
 
Razones para aceptar la Eutanasia

Algunos argumentos que se usan para legalizar la eutanasia tienen que ver con el sufrimiento físico, se argumenta la necesidad de eliminar el dolor ante una enfermedad sin salida.

Otros dan razones más "piadosas", arguyendo que por compasión hay que eliminar el dolor de otro lo antes posible, pues vivir enfermo y con dolor es vivir sin dignidad, vivir enfermo no es vivir. Por lo cual, si no se puede vivir una vida "de calidad" hay que permitir al enfermo eliminar el dolor teniendo una "muerte digna" a través de la eutanasia.
Otro argumento comúnmente usado es el desgaste que sufren los familiares y amigos al afrontar una muerte lenta, costosa y emocionalmente lapidaria.

Se dice también que el derecho a la eutanasia es un derecho humano, por lo cual hay que legalizarla para que se deje de practicar en la clandestinidad y para que cada quien con su autonomía y libertad decida si toma o no la opción. Al final, cada quien es dueño de su vida y por lo tanto de cómo quiere dejar de tenerla o como quiere morir.

Razones para no aceptar la Eutanasia

La eutanasia, aunque no esté motivada por el rechazo egoísta de hacerse cargo de la existencia del que sufre, debe considerarse como una falsa piedad, más aún, como una preocupante «perversión» de la misma.

La vida es el primer derecho humano. La opción de la eutanasia es más grave cuando se configura como un homicidio que otros practican en una persona que no la pidió de ningún modo y que nunca dio su consentimiento "por razones humanitarias". Se llega además al límite cuando algunos, médicos o legisladores, se adjudican el poder de decidir sobre quién debe vivir o morir. De este modo, la vida del más débil queda en manos del más fuerte; se pierde el sentido de la justicia en la sociedad y se mina en su misma raíz la confianza recíproca, fundamento de toda relación auténtica entre las personas.

Todo enfermo debe recibir el cuidado integral, físico, psíquico, social y espiritual que ayude a evitar el sufrimiento sin prolongar artificialmente la vida ni el sufrimiento, para que pase sus últimos días en paz y con un sentido del dolor y de la vida que aún tiene. El dolor, la prueba, ennoblece, enrecia y purifica, nos hace sabios, emprendedores y comprensivos.
Por otro lado, la misión de la medicina es eliminar al dolor, no al enfermo. La medicina es una ciencia inexacta y perfectible y es por ello que hay casos donde se diagnostica que una persona no sobrevivirá y sin embargo acaba recuperándose o viviendo más de lo que se esperaba. Por ello tomar una decisión arbitraria de acabar con la vida de alguien bajo el argumento de que "de todas maneras morirá" es muy inexacta.

Cuando uno está sólo, anciano, enfermo, paralítico tras un accidente... es fácil sufrir ansiedad y depresión que llevan a querer morir. En un país sin eutanasia, los médicos, terapeutas, familiares y amigos se esfuerzan por curar esta depresión, devolver las ganas de vivir y casi siempre tienen éxito.

Según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el derecho a la autonomía personal no es superior al deber de los Estados de amparar la vida de los individuos bajo su jurisdicción. El pasado 28 de abril del 2005, la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo rechazó por 128 votos contra 56 un proyecto de resolución que pedía legalizar la eutanasia en el continente. El parlamentario británico Kevin McNamara, señaló que "liberalizar la eutanasia sería un primer paso hacia el reconocimiento del derecho a matar y no sé a dónde nos llevaría esa pendiente resbaladiza".

Como en el caso del aborto, aprobar una ley que permite la eutanasia "con todos los controles que haga falta" no impedirá que se extienda el abuso, los permisos escritos sin examinar al paciente, la laxitud en la aplicación de la ley y el fraude de ley generalizado.
“La genuina autonomía comprende no sólo un derecho para elegir, sino la responsabilidad de elegir dentro de ciertos límites. Ninguna ley que permita la eutanasia estará a salvo del riesgo de que las vidas de los que no querían morir sean puestas en peligro. El derecho a la integridad de su vida habría sido infringido. El derecho a morir no está regulado constitucionalmente. Si existiera este derecho absoluto sobre la vida, existirían otros derechos como la posibilidad de vender tus propios órganos o aceptar voluntariamente la esclavitud”. Dr. Brian Pollard
 
La pirámide poblacional...

En 1950, el promedio de hijos por mujer en el mundo era de 5, hoy, el promedio de fertilidad en los países desarrollados es de 1.6 y hay países como Alemania que solo tiene 1.3 e Italia con 1.2. “Hasta la Revolución Industrial, el índice de probabilidad de contratar a una persona de la tercera edad era de 1 en 40. Hoy, en el mundo desarrollado es de 1 en 7. Para el 2030 será de 1 en 4… Para ese mismo año, la edad de retiro en los Estados Unidos será de 73 años… Hoy en Europa, la edad media (la que divide a adultos de jóvenes a la mitad de la población) es de 38 años. Para el 2050 será de 51 años y en Alemania será de 53, en tanto que en Italia será de 57 años” (5)

Todos éstos cambios debidos al control del crecimiento poblacional cuyas raíces han sido la necesidad de incorporar a la mujer en el mercado laboral unido al hedonismo, el individualismo y la comodidad han traído como consecuencia la inversión de las pirámides poblacionales en todo el mundo. Esto a su vez, ha traído la quiebra o el riesgo de la misma en los sistemas de pensiones de muchos países que están hoy viviendo las consecuencias del desequilibrio demográfico… ¿La solución? Algunos la han “encontrado” buscando eliminar a aquellos que están siendo una carga para la sociedad, los ancianos y los enfermos, y por ello se está buscando legalizar una manera de deshacerse de ellos. Hasta hoy han tenido éxito en Holanda y Bélgica.

El precipicio de la mentalidad anti vida.
 
El primer caso registrado legalmente como eutanasia, se remonta a la segunda guerra mundial, En octubre de 1939 Hitler firmó una autorización secreta para proteger a los médicos y al personal médico que la practicaba. El nombre clave de esta operación secreta era T4, su finalidad era matar a niños, adultos y ancianos con discapacidades mentales y físicos que estaban internados en instituciones, sin el conocimiento de sus familias. Durante la fase inicial de las operaciones, de 1939 hasta 1941, alrededor de 70,000 personas murieron en el programa de eutanasia. En el procedimiento del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg (1945-1946), se calculó que el número total de víctimas era de 275,000 personas. Se demostró que no solo eliminaron “personas enfermas” sino que acabaron abarcando personas indeseables según las características de pureza de raza predicada por el nazismo. (6)
Holanda, tras 25 años de lucha, legalizó la eutanasia, hoy es aplicada no únicamente a enfermos, sino a gente que no quiere vivir, como el caso del senador socialista de 80 años Brongersma. En el mismo sentido y por “humanidad” se dejan morir unos 300 bebés al año que nacen con minusvalías. Los números oficiales reportan 1,626 casos de eutanasia y 148 de suicidio asistido en el 2003.

Por su parte, el Dr. Jack Kevorkian del estado de Michigan en Estados Unidos, mundialmente famoso con el sobre nombre de Doctor Muerte, comenzó proponiendo con un rasgo “humanitario y científico” practicar la eutanasia a reos condenados a muerte para que “retribuyeran socialmente” algo del daño que habían hecho donando sus órganos. Al cabo de los años, y gracias a algunas denuncias, se supo que éste hombre practicó más de 100 casos de eutanasia activa “por compasión”. Se demostró que no todos los pacientes que mató eran terminales y a otros los mató sin su consentimiento. El juez, al momento de condenarlo comentó “el intento de matar fue predeterminado, pienso que en lugar de pensar en ayudarlo, pensó predeterminadamente en matar”.

Tanto Hitler, como el Dr. Muerte Holanda se sintieron dueños de la vida, comenzaron eliminando vidas humanas por “consideraciones humanitarias” y acabaron matando sin respetar los propios argumentos que ellos habían dado inicialmente. Cuando el ser humano se siente dueño de la vida sin serlo, no hay límite en la caída y las peores aberraciones sucederán, la supremacía del fuerte aplastará al débil. “Nadie es dueño de la vida; nadie tiene el derecho de manipular, oprimir o quitar la vida, ni la de otros, ni la propia.”

Vivir y morir con dignidad.
 
El mejor argumento a favor de la vida será siempre el testimonio de miles de hombres y mujeres en circunstancias muy complicadas que, apoyándose mutuamente, con la ayuda de sus valores, su familia, amigos y profesionales, demuestran día a día que la dignidad del hombre les lleva a vivir con dignidad, enriqueciendo la vida de otros. Luis de Moya, un sacerdote que actualmente tiene 52 años, cuando tenía 38 debido a un accidente automovilístico quedó tetraplégico. Escribió un libro sobre su experiencia: “Sobre la marcha”.

Algunas de las ideas que muestran el valor de la vida aún en una silla de ruedas y sin una “calidad de vida” optima son las que él mismo vierte en su libro: “Yo no podía, no debía, buscar el mero sentirme cómodo o lo menos contrariado posible entre mis cuatro paredes, como si no pudiera hacer otra cosa, como si ya nadie esperara nada de mí. Si hubiera caído en ese planteamiento, habría condenado mi vida al lamento permanente como telón de fondo. Consentir en esa visión tan negativa de mi situación, supondría –aparte de pactar con una falsedad– autocondenarme al victimismo. Ir por el mundo con complejo de víctima, como dando pena, se me hacía poco gallardo y un tanto falso, porque veía con claridad que teniendo la cabeza sana no había razón para no utilizarla con provecho.”
Afirma Antonio Orozco que " Una sociedad que legitima la eutanasia suicida, es una sociedad que está proclamando su ineptitud para ofrecer una auténtica solidaridad, afecto y cariño a sus enfermos terminales" (7)

La verdadera «compasión» hace solidarios con el dolor de los demás, y no elimina a la persona, cuyo sufrimiento no se puede soportar. El gesto de la eutanasia parece aún más negativo si es realizado por quienes -como los familiares- deberían asistir con paciencia y amor a su allegado, o por cuantos -como los médicos-, por su profesión específica, deberían cuidar al enfermo incluso en las condiciones terminales más penosas.
No es mediante el asesinato o el suicidio asistido que se ayuda a las personas a morir dignamente: la muerte verdaderamente digna, la proporcionan sin duda, quienes se acercan al anciano o al enfermo terminal dispuestos a padecer con él, quienes solidariamente se entregan a su cuidado y atención, quienes alivian sus dolores físicos y morales.

La muerte nos llegará a todos, no sabemos cuándo y cómo nos va a llegar, sin embargo quienes padecen una enfermedad terminal y que están conscientes que el tiempo es corto, tienen la oportunidad de esperar ese momento, como ellos decidan: con paz y dignidad o con desesperanza.

1 Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004
2 Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004
3 Bonnin Barceló
4 Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004
5 http://www.heritage.org/Research/SocialSecurity/HL729.cfm
6 www.ushmm.org
7 "La escalera de los siete escalones" Equivalencia de la eutanasia activa al suicidio asistido. www.arvo.net. 

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