Bibliografía / Afectividad
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Los hábitos intelectuales según Tomás de Aquino
Sellés, Juan Fernando
EUNSA, Pamplona 2008, 665 pp.

La referencia casi permanente a una educación en valores, una educación cívica o ciudadana, parece dejar de lado, en quienes tienen la misión de educar, algo tan importante y decisivo para la educación, y por tanto para la mejora y crecimiento personal, como son los hábitos y las virtudes. No es nueva esta distorsión. ¿Qué añade el estudio de los hábitos para alguien que se dedica a la educación? La respuesta, por sencilla, no deja de tener su importancia. Todos ellos –los hábitos– van encauzados a la dimensión más radical de la educación: ayudar a crecer. Desde esta perspectiva el libro que aquí se presenta tiene una importancia vital para el buen desarrollo de la educación. Efectivamente, “hábito y virtud son dos conceptos que manifiestan lo mejor del hombre, como es el perfeccionamiento libre y radical de la persona desde sí misma […]. Hábito y virtud sólo son la efectividad propia del crecimiento humano que expande la libertad, donde se realiza plenamente la real autonomía personal en la actuación ordinaria, cotidianamente. Así se ha visto siempre en la práctica totalidad del pensamiento educativo, que ya un gran conocedor del pensamiento aristotélico, el autor propone apoyarse en la metafísica del Estagirita a la hora de afrontar los desafíos de la cultura y la educación contemporáneas. En este punto se insiste en una idea clave, ya formulada en la introducción del libro: la metafísica no conduce necesariamente al dogmatismo y al despotismo, como a menudo suele creerse hoy en día. La metafísica aristotélica en particular, dado que reconoce la multivocidad del ser y parte de una visión plural de la realidad y la causalidad, es la mejor base para analizar y comprender tanto la complejidad de la vida humana como la misma educación. El libro concluye con un útil glosario, en el que se definen diversos conceptos clave de la filosofía de Aristóteles, y con una breve pero enjundiosa orientación bibliográfica. Recomendamos vivamente la lectura de esta obra y confiamos en que contribuya a la recuperación de lo esencial de la tradición filosófica premoderna. Tal recuperación pasa necesariamente por un diálogo abierto y profundo entre “antiguos” y “modernos”, del que sin duda estamos ante una muestra elocuente._


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