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Cara y cruz (Del Tiempo Libre)
Miriam Ferrer

Estas cifras, por demás alarmantes, proporcionadas por la dirección General de Atención a la Juventud (perteneciente al Consejo Nacional del Deporte), dan clara idea de las nocivas consecuencias que puede tener para los jóvenes la falta de orientación y el uso inadecuado de su libertad.

Ahora, sin llegar a extremos de drogadicción o alcoholismo, existen otras adicciones como las “maquimanías”, “videomanías” o el uso desproporcionado de la televisión que, poco a poco, sutilmente, van minando la voluntad y esclavizan a los chicos y jóvenes. Esto lógicamente es una evasión que facilita que después caigan en vicios mucho mayores.

Maquimanias

Quién no se ha dejado seducir alguna vez por esas pantallas de colores en las que se puede ser por un minuto corredor de un maravilloso auto deportivo, defensor del planeta tierra o sentir el vértigo de la velocidad a bordo de una moto de campeonato. El “score” mejora un poco cada vez que intentamos nuevamente y cuando nos damos cuenta  estamos atrapados por una máquina a la que queremos “ganar” aunque sabemos que es imposible, porque están diseñadas de tal forma que siempre hay una meta más alta que alcanzar.

Si eso nos pasa con facilidad a los adultos, todos sabemos que ocurre con los chicos que hasta los doce o catorce años, por su misma naturaleza, sienten una fuerte atracción hacia lo repetitivo. Así todos estos juguetes, ya sea caseros o de monedas en los estanquillos farmacias o tiendas especificas, han creado en los años recientes un nuevo vicio o enfermedad, la “maquimanía” que, aunque es evidente que proporciona rapidez y facilidad en los reflejos, cuando se abusa del entretenimiento, embota la mente.
El problema en los locales exteriores ha llegado a extremos de que muchos chicos hacen “pinta” por quedarse anclados frente a una máquina, y han obligado a sus padres a pedir a las autoridades locales que cierren o regulen los establecimientos.

Telemanias, otra zancadilla a la libertad

Como Dato curioso, los estudiosos han cubierto que los menores de diez años fijan fácilmente su atención hasta en un 95% ante la pantalla de la televisión, en cambio, sólo la utilizan al 50% en el colegio y en un 27% en actividades en el hogar.

Mucho se ha escrito ya sobre el uso indiscriminado de la televisión y no vamos a repetir lo que se sabe, sólo nos detenemos en el hecho de que es otra versión, bastante extendida de vicio de la época y que crea adicción.

Con la música a cuestas: discomania

Ante la variedad y accesibilidad de toda clase de aparatos para escuchar música, no queda más que una posibilidad: la templanza; porque cada día del año trae un nuevo “hit” que parece indispensable adquirir y cada semana o quincena, la electrónica aporta un nuevo atractivo a los aparatos.
Ya hace unas décadas que una de las aficiones favoritas de los jóvenes es escuchar “su” música, lo cual, en principio es bueno y sano mientras no se abuse y se convierta en una capa que aísla de todo y de todos.

Vagomania

La apatía que caracteriza tanto a la juventud de nuestra época lleva a dejar caer las horas solos o en grupo, en el simple no hacer nada. Los jóvenes se reúnen y caminan o se “aplastan” en cualquier lugar sin deseos de una plática real, de iniciar algún juego o actividad. Esa holgazanería es peligrosa pues entre más pasiva es una persona más difícil le es romper con la actitud.

Familia y Vida N° 5