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Reflexiones sobre el aborto

Dr. Carlos Más Labrador
Médico ginecólogo y obstetra del Hospital Materno Infantil Provincial de Camagüey, Cuba.

Dra. Ivonne Más Álvarez
Médico General del Policlínico Centro de Camagüey, Cuba.

Dr. Deybis Sánchez Miranda
Pediatra del Hospital Municipal de Santa Cruz del Sur de Camagüey, Cuba.

INTRODUCCIÓN

Son amplios los debates al rededor de la moralidad o no del aborto. Ya a las puertas del siglo XXI el aborto va tomando cada vez un carácter más cruel y antihumano.

Las sociedades de consumo, la “Industria del Aborto”, y el sexo como una mercancía más, están llevando a la pérdida total de valores humanos y principalmente contra la vida.

Por ello hacemos la revisión de este tema ofreciéndole una invitación cordial a participar con nosotros.

El número de abortos que se realizan en el mundo alcanza cifras realmente alarmantes. Basta decir que en los Estados Unidos en todas sus guerras, incluyendo hasta Vietnam, han perdido 868,276 vidas y son mucho más los abortos realizados en los últimos cinco años. Huelgan los comentarios.

Estas cifras hablan por sí mismas y pasados más de veinte años desde el último de estos registros, y con el desarrollo tecnológico alcanzado en la “ Industria del Aborto “, es de esperar que las cifras sean aún más alarmantes, lo que impone en la actualidad al hombre la necesidad de buscar las causas de este desenfreno contra la vida y brindarle soluciones (4,6).

Ha sido el aborto tema de controversia en la historia de la humanidad. Unos aceptándolo en toda su dimensión, otros parcialmente y un tercer grupo negándolo absolutamente.

Utilicemos como posible punto de partida el criterio de cuando comienza humana. Para algunos es considerado un paso de un estado pre-embrionario a un estado biológico que lleva implícito la condición de ser humano y persona, considerado a partir de la formación de la estría primitiva (15-16 días del desarrollo embrionario), cuando sea incapaz de dividirse y formar gemelos; para otros, la esencia humana no es hasta la presencia de la vida cerebral (8º semana de gestación). Otros valorando la capacidad de autonomía del embrión, no estaríamos en presencia de un ser humano hasta que no fuera independiente (5).

Según los conocimientos biológicos actuales resulta evidente que nuestro cuerpo ha comenzado a existir desde la fecundación. Ya no es una hipótesis metafísica, sino una evidencia experimental apoyada por las características del cigoto que desde lo biológico presenta coordinación en su desarrollo, continuidad en su ciclo vital, lleno de potencialidades que irá desarrollando (5).

Si las cuestiones más candentes sobre el aborto-legitimidad, legalización, rebasan el ámbito de competencia de la biología y la medicina, es indiscutible, sin embargo, que sus aportaciones marcan el punto de partida de toda reflexión seria sobre los problemas que plantea la interrupción provocada del embarazo.

Se entiende por aborto la expulsión o substracción del feto del claustro materno, cuando aún no puede sobrevivir fuera de su seno (1,3).

El aborto se clasifica en:

Aborto Espontáneo: Cuando obedece a causas naturales y sin intervención humana voluntaria (1,2).

Aborto Provocado: Cuando se produce la intervención del hombre. Es de éste tipo de aborto que tratamos (2,3).

Existen 4 tipos diversos de abortos provocados:

1.Aborto Terapéutico: Se realiza porque de continuar el embarazo se pone en peligro la vida materna.

2- Preventivo o Eugenésico: Cuando es demostrado que el feto tiene anomalías congénitas incompatibles con la vida o grandes malformaciones.

Los diagnósticos prenatales, no presentan dificultades morales si se realizan para determinar eventuales cuidados necesarios para el niño aún no nacido, con mucha frecuencia son ocasión para proponer o practicar el aborto. Es el aborto eugenésico, cuya legitimación en la opinión pública procede de una mentalidad que acoge la vida sólo en determinadas condiciones, rechazando la limitación, la minusvalidez, la enfermedad.

3-De causa Psico-Social: Cuando no es deseado el nacimiento por múltiples circunstancias:

Económicas, psicológicas, mujer soltera, etc. Es la mayor causa de aborto del mundo.

4- Aborto Ético o Humanitario: El provocado en caso de violación o incesto (6).

El aborto se convierte en un hecho social dramático, presente en todas partes del mundo. A pesar de los datos científicos que afirman la existencia humana desde el momento de la fecundación y de las llamadas de atención sobre la protección y respeto que merece desde ese momento, crece hoy la realidad del aborto y una mentalidad favorable a su práctica, estando esta última estrechamente ligada al actual contexto socio-económico, a la sociedad del bienestar que se orienta por criterios de consumo y de eficacia, y pierde la sensibilidad por los valores morales. La facilidad para realizarse un aborto ha llevado a utilizar esta práctica, inclusive, como método anticonceptivo.

La medicina encuentra en éste hecho social y esta actitud permisiva un verdadero reto, porque como es obvio, el aborto atañe e implica directamente al médico. Supone una contradicción profunda. Si por definición el médico es el protector de la vida, y sus esfuerzos se encaminan a prolongarla, a retrasar la muerte, no puede haber mayor contradicción que el intento de provocarla y la liberación del aborto, difícilmente puede consumarse sin la complicidad activa de los médicos (2,6,7,8,9).

Las técnicas empleadas varían de acuerdo al tiempo de gestación.
Las más utilizadas son: Aspiración, legrado, inducción y microcesáreas.
Hasta las 10-12 semanas, se utilizan la aspiración, o legrado, o ambas inclusive.
Pasando este término se utilizan métodos intraovulares y paraovulares, siendo las más utilizadas las prostaglandinas por diferentes vías, intraannióticas, intracervical e intravajinal (6,10).

Existe gran número de métodos abortivos. Sus complicaciones son cada vez más reducidas. La mortalidad materna, que en nuestro país, a causa del aborto ocupa un 4º o 5º lugar, en otros lugares del mundo alcanza cifras alarmantes. La morbilidad es importante y puede dejar secuelas que influyan en embarazos ulteriores, producir infertilidad, así como alteraciones psíquicas (5).

El reconocimiento de la dignidad de todo ser humano exige el respeto, la defensa y la promoción a los derechos de la persona humana (8).

Nuestra sociedad y cultura han ganado progresivamente sensibilidad por los derechos humanos.

Son indiscutibles los logros sociales y en defensa del hombre que se han conseguido, se mantiene, y aún, ante las condiciones más adversas, se tratan siempre de mejorar.

En realidad, en torno a los derechos humanos se concreta hoy la experiencia ética de la humanidad, porque los derechos humanos implican el reconocimiento de la dignidad de la persona; son la base de la convivencia social y el fundamento de la paz; representan el contenido de la justicia y la realización plena del bien común. De por sí, los derechos humanos radican en la misma naturaleza de la persona, por ello son inviolables, inalterables y universales (4,6,7,8).

De hecho es natural la afirmación y el reconocimiento por ejemplo del derecho a la salud, al trabajo, a la familia, a la propiedad, a la protección de la ley, a la libertad. Sin embargo el reconocimiento de todos estos derechos resulta falso si no se defiende. Es la condición de todos los demás derechos.

Hay que hacer notar que el titular de este derecho es el ser humano desde la concepción hasta la muerte, sea cual sea la situación o fase de desarrollo en que se encuentre. No es el reconocimiento por parte de los demás lo que constituye este derecho. Es algo anterior, reside en la propia persona (6,8).

Uno de los argumentos de los defensores del aborto está en el planteamiento de la defensa del derecho de la mujer sobre su cuerpo. Con este pretexto se tiende a negar el principio fundamental de que todos los seres humanos son iguales frente a la vida y todos tienen derecho a la vida (2,3,4,6,8,9).

La libertad posee una condición relacional puesta al servicio de la persona y de su realización mediante el don de sí mismo y la acogida del otro. Cuando la libertad es absolutizada en clave individualista, se vacía su contenido original y se contradice en su misma vocación y dignidad (6,8). La libertad reniega de sí misma, se autodestruye y se dispone a la eliminación del otro cuando no conoce ni respeta su vínculo constitutivo con la verdad (6,8).

Cada vez que la libertad, queriendo emanciparse de cualquier tradición y autoridad, se cierra a las evidencias de una verdad objetiva y común fundamento de la vida personal y social, la persona acaba por asumir como la única e indiscutible para sus propias decisiones no ya la verdad sobre el bien o sobre el mal, sino sólo su opinión subjetiva inmudable o inclusive su interés egoísta y su capricho. Con ésta concepción de la libertad, la convivencia social se deteriora profundamente. Si la promoción del propio yo se entiende en términos de autonomía absoluta, se llega inevitablemente a la negación del otro, considerado como enemigo de quién defenderse. (4,6,8,9).

Reivindicar el derecho al aborto, a la eutanasia y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo; el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Pero ésta es la muerte de la verdadera libertad (6,8).

Con el aborto, una vez reconocida la dignidad como ser humano del feto, es conculcado su derecho a la existencia, derecho primero en que se fundan los demás, pero ésta injusticia se agrava porque se trata de una víctima inocente, sin posibilidad alguna de defenderse, y es destruida por quienes lo han llamado a la existencia y que debían cuidar y defender su vida (2,6,7,8,9).

No es justo pensar que el aborto responde solamente a caprichos infundados o intereses egoístas. A veces encontramos situaciones sumamente dolorosas en las que, el valor reconocido y apretado de la vida humana puede hacerse incompatible con otros valores importantes para la persona, por ejemplo en los casos de violación, incesto, etc (9).

El problema del aborto no puede reducirse a un problema de conciencia. Atañe a toda sociedad humana. Por ello la atención no puede quedar centrada solamente en la madre, no nos podemos olvidar del padre, del niño concebido y de la sociedad (6). Estamos asistiendo a una liberalización legal del aborto en todas partes del mundo, inclusive bajo banderas de progreso y se instaura una incoherencia profunda en las mismas situaciones de los estados (6,8). Por un lado proclaman: “ Todos tienen derecho a la vida “ y por otro se restringe arbitrariamente y se conculca ese derecho (8).

La ley no puede ser tolerante con aquellos comportamientos que violan los derechos de otros. Un estado no puede permitir una ley liberalizadora del aborto como no puede tampoco permitir una ley que defienda la esclavitud, la tortura o la discriminación social (6,8).

Quizás el problema radique en que el mundo aún no sea lo suficientemente maduro para llegar al reconocimiento pleno del valor de la persona y de sus derechos fundamentales. Hemos tardado mucho tiempo en reconocer socialmente la inmoralidad de la esclavitud, el colonialismo, el racismo o la tortura, hasta llegar a unas leyes abolicionistas. Y es posible que aún estemos en camino para llegar a reconocer socialmente la inmoralidad del aborto y determinar su prohibición (4,6).

La tarea de prevenir el aborto hoy es indispensable, pero es posible que al vislumbrar su complejidad pueda cundir un cierto sentimiento de impotencia. ¿Qué puede hacer un individuo solo o un determinado grupo ante un problema tan amplio? ¿No es esto una tarea de políticos, legisladores y jueces? ¿No forma parte el aborto de todo un entramado socioeconómico? (6).

Es necesario un amplio esfuerzo educativo y especialmente una oportuna y adecuada educación sexual.

Hoy la cultura dominante trata de legitimar la separación entre sexo y amor, amor y fidelidad, sexualidad y procreación. Se tiende a reducir la sexualidad a consumo y placer y ésta trivialización de la sexualidad es en realidad trivialización de la persona que fácilmente queda reducida a la condición de objeto. (8).

La educación sexual debe ser orientada precisamente a comprender la sexualidad como valor y compromiso humano que se vive en el amor y la responsabilidad (8).

El sí de toda persona a la vida; la afirmación valiente de su valor y derecho, la propia actitud y la propia esperanza fecunda sin duda, actitudes y esperanzas nuevas. La muerte genera muerte, pero el amor engendra amor y la vida engendra vida (8)

RESUMEN

En las Reflexiones Sobre El Aborto se hace una revisión bibliográfica y se utilizan algunos datos estadísticos que ofrecen “cierta luz” sobre el tema. Digo con toda intención “cierta luz” porque hay argumentos y posiciones muy diversas en cuanto a este controvertido tema; desde las que niegan toda posibilidad al aborto, hasta las que lo liberalizan totalmente, y todas argumentan sus posiciones no dejando de tener razones de valor y peso muchas de ellas. En nuestro trabajo hemos tratado de llegar a un grupo de reflexiones ético-morales que se apoyen en los valores de la justicia, la verdad, la dignidad, la libertad, y la autonomía procurando llegar a una posición donde el derecho a la vida del embrión humano sea tan válido como el derecho de todo ser humano a la educación, a la asistencia médica, a la protección de la ley, etc. y censurar las llamadas causas de aborto por motivo psico-sociales, y modificar los criterios en el aborto eugenésico que actualmente acogen la vida sólo en determinadas condiciones rechazando la limitación, la minusvalidez y la enfermedad.

Vivimos tiempos convulsos, el mundo está siendo destruido por el hombre y se está destruyendo a sí mismo.

Con gran fe en el futuro, al verbo la esperanza que éste, nuestro modesto trabajo ayude a que seamos más humanos con nosotros mismos y que todos contribuyamos a que la raza humana prolongue su existencia.

CONCLUSIONES

1.- Si el ser humano lo es desde la concepción hasta la muerte, el primer derecho, el derecho a la vida, independientemente de la situación o fase de desarrollo en que se encuentre, si no es respetado, resulta falso hablar de derechos humanos.

2.- El aborto es un problema social, por lo que no podemos olvidar que atañe a la madre, al hijo, al esposo y a la propia sociedad.

3.- La educación sexual debe ser orientada a comprender la sexualidad como valor y compromiso humano que se vive en el amor y la responsabilidad y debe romper esquemas de las sociedades de consumo y placer donde la sexualidad es una mercancía más.

4.- La interrupción de embarazo donde peligra la vida de la madre, como en los casos donde se demuestran anomalías congénitas incompatibles con la vida no tienen grandes dificultades morales. La interrupción de causa psico-social debe ser rechazada por todo el mundo, primero porque atenta directamente contra la vida de un ser humano indefenso que no es responsable de su existencia y segundo porque precisamente quienes le han llamado a la existencia y que debían defender su vida son los que la destruyen.

El aborto ético o humanitario debe ser rechazado socialmente pues se trata de un ser humano traído a la vida y que no es responsable de su existencia.

BIBLIOGRAFÍA

1- Diccionario Enciclopédico UTEHA Tomo 1 Pág. 50-51.
2- Javier Gafo. 10 Palabras Claves en Bioética. Aborto EVD.
3- Gran Enciclopédia RIALP. Tomo 1 Pág. 42-47.
4- F. Guerrero y J.F. Bellido. Una Opción en Favor de la Vida. Editorial Ciudad Nueva 1988 .
5- Sexología y Sociedad. Año 2 No. 8 Diciembre Año 1997. Publicitur – Senesex.
6- Eugénio Alburquerque. Bioética, Una Apuesta por la Vida. Editorial CCS/Madrid.
7- Cuadernos de Bioética Vol VII No.31,3ª. 1997 Julio - Septiembre. El Comienzo de la Vida Humana, Ética, Biología y Derecho.
8- Carta Encíclica “ Evangelium Vite “, Del Sumo Pontífice Juan Pablo II Roma 25/Jul/1995.
9- Nieto Blazquez. El Aborto. No Matarás. BAC Madrid 1977.